El Campo de Gibraltar, puerta de entrada y nuevo hogar de aves africanas que cruzan el Estrecho

El cambio climático provoca que algunas especies se establezcan en el extremo sur de la Península

Algunas se aparean con ejemplares locales, dando lugar a hibridaciones

Tres especies africanas de buitres se afincan en Andalucía

El escribano sahariano, el pájaro que atrae a ornitólogos de media Europa hasta La Bajadilla, en Algeciras

Buitre de Ruppell sobrevolando la Sierra de la Plata, en Tarifa / E. S.

Tarifa/El Estrecho de Gibraltar, por su privilegiada ubicación, es una autopista de paso de especies de aves que la cruzan para realizar sus migraciones, tanto en sentido a Europa como hacia África. El cambio climático está rompiendo con la rutina de algunos ejemplares que, lejos de volver a casa, se acaban instalando en el extremo sur de la Península y se convierten en nuevos residentes.

Los buitres, lejos de ser los más numerosos, sí son de las especies de origen africano más vistosas que llegan al Campo de Gibraltar. En Andalucía ya se han localizado hasta tres distintas. El dorsiblanco (Gyps africanus) es uno de los que se encuentran en proceso de instalación, en una fase más avanzada que el alimoche sombrío (Necrosyrtes monachus). Sin embargo, el que más presencia tiene es el buitre de Rüppell o moteado (Gyps rueppelli), que está "en proceso de colonización".

"Todos los años se localizan decenas de individuos y algunos se instalan aquí", comenta sobre la llegada al Campo de Gibraltar del buitre moteado Alejandro Onrubia, doctor en Biología y coordinador de proyectos de la Fundación Migres que ha realizado un estudio que analiza la colonización de estas especies. Según comenta a Europa Sur, algunos ejemplares llegan a España con actitud reproductora y son los que protagonizan el proceso de establecimiento de la especie.

"Tenemos la hipótesis de que llegan aquí con la corriente de buitres leonados (Gyps fulvus) desde África, que les arrastran y se acaban quedando aquí", comenta Onrubia sobre el caso concreto del Rüppell, que encuentra en las dehesas un hábitat que les es "adecuado" por su semejanza a la sabana del Sahel de la que provienen y por la existencia de ganadería extensiva, entre otros condicionantes. Uno de sus lugares habituales de asentamiento en la sierra de la Plata, en Tarifa.

De hecho, la propia expansión de esta especie africana resulta sorprendente a ojos de los expertos, dado que en África su población está en declive y están críticamente amenazados de extinción. "Es una paradoja que una especie que está en peligro y declive protagonice un proceso expansivo o de colonización", manifiesta Onrubia.

La mencionada actitud reproductora de estos necrófagos, tanto en el Campo de Gibraltar como en otros puntos de la geografía andaluza", provoca apareamiento entre grupos. En muchos casos los ejemplares llegan solos y se unen a las especies locales. La gran población de buitre leonado que habita Andalucía, "de las mejores de toda Europa", favorece que el Rüppell, que se puede considerar como especie hermana, acabe instalándose y formando parejas mixtas que dan lugares a híbridos. El futuro de estos vástagos es un misterio. "Veremos que pasa, si se disuelven genéticamente en la población o si dan lugar a un taxón nuevo", comenta Onrubia.

Un ejemplar de bulbul naranjero, en Tarifa / E.S.

Más que buitres

Los necrófagos no son las únicas aves que, procedentes de África, se empiezan a asentar en el Campo de Gibraltar después de cruzar el Estrecho en sus procesos migratorios. De hecho, ya hay varias especies que, poco a poco, se van haciendo más presentes.

En Tarifa se ubican, por ejemplo, un par de parejas del bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus), además del vencejo moro (Apus affinis). En Algeciras es el escribano sahariano (Emberiza sahari) el que se hace presente con cuatro ejemplares, captando la atención de investigadores de toda Europa hasta la barriada de La Bajadilla. Más repartidos por la comarca están el vencejo cafre (Apus caffer), con casi un centenar de ejemplares especialmente por áreas de búnkeres, y otras diez parejas del ratonero moro (Buteo rufinus).

Al igual que con los buitres, algunas de estas especies se están apareando con sus homólogas locales. Es el caso del ratonero moro con el ratonero común (Buteo buteo), lo que vuelve a dar lugar a hibridaciones. Solo el paso de los años y la evolución del proceso de asentamiento de los ejemplares dictará sin darán lugar a nuevos taxones.

Un ejemplar de vencejo cafre / E. S.

¿Aves invasoras?

La aparición de estas nuevas especies puede recordar a los campogibraltareños a la llegada hace varios años del alga asiática Rugulopteryx okamurae, que ha invadido las costas de la comarca y de otros puntos de la provincia y Andalucía. Para tranquilidad de los lectores, son casos radicalmente distintos.

Onrubia deja claro que estas aves "no son invasoras" ya que, a comparación del alga, llegan a España mediante un "proceso natural" donde no interviene la mano humana. La Rugulopteryx okamurae ha llegado en las aguas de arrastre de los barcos, pero estas especies voladoras lo han hecho de forma autónoma. De hecho, no son las únicas, ya que también hay profesionales estudiando la llegada de plantas e invertebrados a Europa.

"Son especies de filiación africana que, con el cambio climático y el calentamiento global, encuentran condiciones adecuadas", destaca el doctor en Biología. "Están moviendo sus áreas de distribución al norte", añade sobre un proceso que no ha hecho más que empezar.

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