Los puntos negros de las verdes
La Junta insta al parque eólico de El Pedregoso a reforzar su sistema de vigilancia por la muerte de aves en sus instalaciones · La correcta colocación de los aerogeneradores reduciría la mortandad un 60%
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Las administraciones públicas han impulsado mucho durante los últimos años las energías renovables. Unas instalaciones que en el Campo de Gibraltar adquirieron un papel fundamental desde que los parques eólicos redibujaran en la primera década del siglo XXI el paisaje tarifeño. Y es que esta localidad se convirtió en uno de los mayores exponentes del sector, debido a los fuertes vientos que soplan por la zona y que atrajeron a multitud de empresas.
Pero el fomento de este tipo de energía no puede hacerse a lo loco. Cada proyecto que se vaya a desarrollar tiene que ir acompañado de un documento en el que se analicen detalladamente todos los pormenores. De hecho, así lo exige la Junta de Andalucía, que establece la obligatoriedad de elaborar un plan de impacto medioambiental. Aunque estos no siempre acierten. "La alta mortandad de aves en ciertos parques eólicos de la comarca pone de manifiesto que no se hizo correctamente el estudio de los efectos que conllevaría su puesta en marcha", apuntó Paco Montoya, coordinador de proyectos del colectivo Ornitológico Cigüeña Negra (Cocn).
Así, el fallecimiento de un buen número de ejemplares de pájaros en peligro de extinción encendió las alertas de los naturalistas. ¿Hasta qué punto las energías renovables producen más beneficios que perjuicios? ¿Se ha convertido el sector en un mero negocio en el que captar las subvenciones estatales?
Según los datos de la Consejería de Medio Ambiente, entre el 1992 y 2007 murieron 660 aves protegidas en toda la provincia de Cádiz. Esta cifra supone una media de 44 pájaros cada año. Un ratio que en 2008, tras el aumento del número de instalaciones, creció desorbitadamente: entre enero y diciembre perdieron la vida 491 ejemplares de especies en peligro de extinción. "Las aves planeadoras -sobre todo el buitre leonado- son las más perjudicadas, ya que necesitan de corrientes térmicas para ascender y aprovechan los caminos que se crean en el aire", apostilló el representante del colectivo medioambiental.
Un problema que conoce la administración regional y que pretende solucionar. Por ello, la Consejería de Medio Ambiente publicó recientemente una resolución a través de la cual se instó a la empresa encargada del parque eólico El Pedregoso (situado en Tarifa) a incrementar la vigilancia de sus instalaciones por la incidencia de éstas sobre la avifauna de la zona. "Especialmente durante el periodo de monterías, momento de alto riesgo durante el año", rezaba la disposición recogida en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Cádiz, en la que también se hacía especial hincapié en la necesidad de incorporar un programa de seguimiento de aves en el enclave para recabar información acerca de las rutas y estrategias de vuelo.
Paralelamente, la Fundación Migres publicó recientemente un estudio en el que subrayó que la correcta ubicación de los aerogeneradores permite reducir hasta un 60% el total de fallecimientos de aves por colisión contra las instalaciones. "Algunos molinos pueden llegar a producir, si están colocados en el lugar inadecuado, mortalidades muy significativas", explicó Miguel Ferrer, investigador de la Estación Biológica de Doñana, quien también recalcó que la orografía y el régimen local de viento son factores fundamentales en este tema.
Por tanto, este informe demuestra la importancia de desarrollar estudios previos a la puesta en marcha de las instalaciones. "Las energías alternativas tienen muchísimos beneficios. Por su puesto, el más relevante es que no conllevan ningún tipo de emisión de CO2 a la atmósfera. Pero también presenta sus inconvenientes y, por ejemplo, puede afectar considerablemente a la biodiversidad de la zona", subrayó Paco Montoya. Un factor al que hay que añadir el fuerte impacto paisajístico que provocan. "El principal problema es que existe una grave contradicción. Por un lado, se apela a la conciencia medioambiental de la ciudadanía; pero, por otro, se fomenta el consumo de energía. Y, sin lugar a dudas, el kilovatio más verde es el que no se produce", concluyó Montoya.
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