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Resiliencia, empoderamiento y autoestima. ¿Los utilizamos correctamente?

Un café con Paula

Son términos puestos de moda que no siempre se utilizan de forma correcta

Resiliencia, empoderamiento, autoestima, ¿son utilizados correctamente en el día a día? / E. S.
Paula Igartua

21 de marzo 2021 - 05:10

La psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano. Todos somos humanos y una de las motivaciones más intrínsecas que tenemos es la de conocer el porqué de las cosas, necesitamos comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y cómo se comportan los demás. Es por ello que, a pesar de ser una ciencia, existe una subcategoría dentro de esta ciencia, que es la sabiduría popular, la psicología de la calle, aquellos conocimientos que vamos adquiriendo por aprendizaje en las interacciones con los demás y por transmisión cultural o familiar.

Todos estos conocimientos que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida nos ayudan a relacionarnos y en muchas ocasiones coinciden con lo que la ciencia de la psicología estudia. Sin embargo, otras muchas, se trata de mitos que van transmitiéndose y que nos inundan de ideas preconcebidas, frenando nuestro crecimiento personal incluso. Por ejemplo, los refranes populares o las frases hechas como “la gente no cambia”, “yo soy así y no puedo hacer nada por evitarlo”, “mejor malo conocido que bueno por conocer”… La psicología, mediante estudios contrastados y científicos, ha demostrado con creces como además de ser mitos, son creencias limitantes y, sin embargo, seguimos teniéndolas.

En los últimos años, el auge de la ciencia de la psicología, la importancia que la sociedad ha ido dándole, ha ido creciendo, y eso hace que a pie de calle se conozcan muchos más términos psicológicos. Sin embargo, en muchas ocasiones son términos mal entendidos o puestos de moda, que a pesar de estar siendo muy utilizados de forma pública, no se utilizan de la forma correcta. Hoy nos vamos a centrar en dar a conocer cuáles son algunos de estos términos y en aclarar su verdadero significado y mensaje.

En estos últimos años nos hemos acostumbrado a escuchar y a hablar de la autoestima, de la resiliencia o del empoderamiento, pero, ¿sabemos qué son realmente? Vamos a ello.

La palabra más extendida en nuestro vocabulario puede ser la autoestima. “Tienes la autoestima baja, deberías quererte más” o “la autoestima hay que tenerla alta y quererse”, aunque no es tan sencillo. Si bien es cierto que la autoestima baja implica una valoración pobre de nosotros mismos, la autoestima alta implica valorarse en exceso. En muchas ocasiones alguien con la autoestima alta se siente más que los demás y puede ser que detrás de ello existan otros problemas psicológicos. La autoestima debe ser sana e independiente de los demás, que podamos valorarnos por lo que somos como personas y no por nuestros logros ni por lo que para nuestros seres queridos sea importante, pues es la única forma de no depender emocionalmente de otras personas.

Por otro lado, la resiliencia. Un concepto más novedoso, que en los últimos años se ha puesto de moda, pero en muchas ocasiones no sabemos qué significa. Una persona resiliente es aquella que se enfrenta a situaciones adversas y difíciles teniendo la capacidad de adaptarse y encontrar una resolución positiva o aprendizaje de ello. En ocasiones se entiende que es una persona fuerte, que se enfrenta a situaciones difíciles, pero además de esto para ser resiliente es necesario encontrar esa parte positiva y tener la capacidad de que eventos que podrían llegar a ser traumáticos no lo sean. Es difícil saber dónde está ese límite, puesto que, de manera cotidiana, muchas veces creemos que superar un trauma es evitarlo, ignorarlo o pasar por él de puntillas con el resultado de que nos afecta en la vida diaria, aunque no seamos conscientes. Sin embargo, para superar un trauma necesitamos abrazarlo, integrarlo y conseguir que no afecte en la vida diaria.

Otro de los conceptos más utilizados últimamente es el empoderamiento. Este puede que sea el que más dudas genere. Mucho es lo que se habla de empoderarse para expresar que debemos sentirnos seguros. Sin embargo, para empoderarse ha hecho falta antes perder poder donde lo hubo. Podemos entonces complementarlo con el término apoderarse, pues cuando nos apoderamos de algo lo cogemos sin más, sin la necesidad de haberlo perdido antes.

Son muchos más los términos que podríamos analizar detenidamente y comparar lo que dice la ciencia y lo que se puede creer de forma popular. Aun así, con mostrar estos tres es suficiente para que seamos conscientes de la ligereza con la que a veces utilizamos las palabras. Es por ello que una de las cosas más importantes cuando acudimos a terapia es poder tener algunas sesiones de psicoeducación, en las que transmitir ciertos conceptos que serán útiles para la evolución positiva de la persona que tenemos delante, y que así pueda liberarse de mitos y miedos que podamos traer con nosotros por vivencias que hemos tenido o escuchado, pues nos componemos de todas esas experiencias y sanearlas nos ayudará a conseguir los objetivos que nos propongamos: empoderarnos si perdimos poder, apoderarnos si simplemente no lo tuvimos, forjar una autoestima sana e independiente de nuestros logros y expectativas ajenas, creando así una capacidad resiliente que nos acompañe en el futuro ante situaciones adversas.

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