El resultado de las elecciones mantiene en suspenso la negociación sobre Gibraltar tras el Brexit

Análisis tras el 23-J

El periodo de incertidumbre que se abre en la política española acentúa las dudas sobre cuándo llegará y cómo será un posible acuerdo

Una nube de levante envuelve a Gibraltar. / A. C. G.

El efecto definitivo que tendrá en el Campo de Gibraltar la salida del Peñón de la Unión Europea sigue alejándose en el horizonte tres años y medio después de producirse. Lo hace arrastrado por el incierto resultado de las elecciones generales del 23-J en España, determinante para conocerlo.

El periodo de incertidumbre que se abre en la política española mantendrá congelada sine die la negociación del tratado internacional que determine el encaje de la colonia en su entorno más cercano, del que están muy pendientes, sobre todo, las 15.388 personas que atraviesan cada día la Verja para acudir a sus puestos de trabajo. La mayoría de ellos son españoles y en concreto, linenses que el domingo acudieron a votar en unos comicios que dejaron en suspenso el Gibrexit desde el momento en que fueron convocados.

El contenido final del tratado sigue siendo dudoso. Entre tanto no haya Gobierno en España, no hay margen para un acuerdo, ya que la Moncloa tiene que dar su visto bueno a lo que acuerden los negociadores de Bruselas. Aunque el calendario de las reuniones de carácter técnico entre los representantes de la Comisión Europea y Reino Unido continúa, en principio, sin cambios sustanciales, no será ya posible poner negro sobre blanco sus conclusiones como poco hasta 2024.

Los dos bloques políticos que aspiran a gobernar en España mostraron sus posiciones encontradas sobre Gibraltar durante la campaña y dependerá de quién forme gobierno para saber si la posición a este lado de la Verja continúa como hasta ahora o se endurece. Los propios partidos políticos fijaron sus posiciones en unos programas electorales que, en el mejor de los casos, pasaban de puntillas por los problemas de la comarca y se centraban en el modo de afrontar el conflicto gibraltareño.

El PSOE aboga "por alcanzar un acuerdo en relación a Gibraltar que cree una zona de prosperidad compartida para Gibraltar y el Campo de Gibraltar, respetando la posición jurídica de España con respecto a su soberanía". Uno de sus presumibles socios en un hipotético Gobierno, Sumar, es el único partido que no hizo referencia al conflicto de la Roca en su programa electoral.

Carteles electorales en La Línea. / Jorge del Águila

En cambio, el Partido Popular afirmó en su programa que el de Gibraltar "sigue siendo un histórico contencioso que es necesario abordar de un modo integral teniendo en cuenta todos los elementos y circunstancias". Antes que la negociación entre la UE y Reino Unido sobre el Peñón, la formación que lidera Alberto Núñez Feijóo apuesta por reanudar "un diálogo responsable con el Gobierno británico para abordar el proceso de descolonización de Gibraltar y la recuperación de la soberanía, conforme a la doctrina establecida por Naciones Unidas". Eso sí, también apuesta por abordar "la situación surgida tras el Brexit, defendiendo los intereses españoles en materia fiscal, financiera, medioambiental y de seguridad", prestando "especial atención a la circulación de personas", remarcó.

Si su socio de gobierno es Vox, Gibraltar se perfilará como un punto de desencuentro, puesto que el partido de Santiago Abascal no pone la negociación entre sus prioridades: "Desmantelaremos las redes de piratería, narcotráfico, contrabando y blanqueo de capitales que se extienden desde Gibraltar y aplicaremos toda la presión internacional necesaria para recuperar ese territorio ocupado", afirmó esta formación. "Rechazaremos cualquier acuerdo Unión Europea-Reino Unido o España-Reino Unido que no pase por respetar los derechos soberanos de España sobre la colonia británica de Gibraltar. Exigiremos a la Unión Europea un firme compromiso con la legítima aspiración española de recuperar Gibraltar. Es inaceptable que exista un paraíso fiscal en suelo soberano español", especificó.

La negociación sobre Gibraltar, en cualquier caso, continuará después de trece rondas de alto nivel celebradas desde octubre de 2021. Las conversaciones se desarrollan en dos escenarios de forma paralela y casi simultánea. Por un lado están las reuniones en las que Bruselas y Londres aborda el acuerdo marco en torno a cuestiones como la seguridad, el medio ambiente, la nivelación de los tributos o el control del contrabando de tabaco, entre otras. En otro, se sientan España y Reino Unido, con Gibraltar con voz propia, en los que se trata de desentrañar cómo sería la puesta en práctica en el día a día de esos futuros compromisos, entre los que se encuentran por ejemplo, cómo activar la presencia de la Policía Nacional, la Guardia Civil y Aduanas en el puerto y el aeropuerto del Peñón. Estas conversaciones son las que suspendió la convocatoria de elecciones generales en España y ahora amenaza con dilatarse todavía más.

No sé sabe cuánto tardará en conformarse el nuevo Gobierno, si será necesaria una repetición electoral y cuando estará en condiciones el nuevo Ejecutivo, sea del color que sea, para reanudar las reuniones. Todo esto cuando hace dos meses Pedro Sánchez y Rishi Sunak pronosticaron, tras conversar por teléfono, que el acuerdo estaba cerca.

Aunque el Brexit se consumó el 1 de febrero de 2020, España mantiene activas algunas medidas provisionales adoptadas tras el Brexit y relativas a diversas cuestiones que han permitido que no se noten los efectos de la salida tres años y medio después. Se mantienen suspendidas determinadas obligaciones en la Verja, principalmente, el control y sellado de pasaporte para los gibraltareños. Esta medida, acordada como gesto de cordialidad y buena vecindad mientras durasen las negociaciones, supone una anomalía en el espacio Schengen ya que permite la entrada diaria en territorio europeo de miles de ciudadanos sin que se lleve a cabo una verificación exhaustiva de quiénes son.

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