Los torpedos humanos de la Bahía de Algeciras y Gibraltar que inspiran a Arturo Pérez-Reverte
El escritor publicará en septiembre 'El italiano', sobre la increíble historia de los buzos que atacaron varios barcos aliados en el Peñón en la II Guerra Mundial
Era también julio, pero de hace 79 años. En aquellos días, el Afrika Korps avanzaba hasta el puerto egipcio de El Alamein y por aquí, bajo la dictadura franquista, se promulgaba la Ley Constitutiva de las Cortes Españolas. Gibraltar despertó una calurosa mañana de aquel verano con un enorme estruendo. En el puerto, explosiones casi simultáneas habían afectado a cuatro mercantes. Al otro lado de la Bahía, en las tripas del Olterra -un petrolero abandonado años atrás- un grupo de italianos brindaba con vino español. Habían llegado a Algeciras como turistas, pero en realidad eran buzos militares expertos en ataques submarinos.
Esta y otras historias de aquellos hombres magníficos en plena Segunda Guerra Mundial en la Bahía de Algeciras se la contó su padre a Arturo Pérez-Reverte cuando era niño y, ahora que ya no lo es, ha decidido convertirlas en novela. Tras el éxito de Línea de fuego, el 21 de septiembre llega El italiano, que se anuncia como "una asombrosa historia de amor, mar y guerra". "Llevo queriendo escribir esta casi increíble historia, fiel a los hechos, desde que mi padre me la contó siendo yo un niño. Y espero haberlo conseguido", dijo hace unas semanas el escritor, que en marzo estuvo por Algeciras cuando se entiende que daba las últimas puntadas al trabajo.
La editorial Alfaguara explica que la novela "está inspirada en hechos que sucedieron en realidad y solo algunos personajes y situaciones son imaginarios". "Una de las protagonistas es Elena Arbués, una librera de veintisiete años que una madrugada, mientras pasea por la playa, encuentra a un buzo desvanecido entre la arena y el agua. La joven lo socorre en un acto que, sin saberlo, le cambia la vida", se lee en la nota que informa de la publicación.
La historia de estos buzos italianos es una de las más sorprendentes de las muchas que dejó la Segunda Guerra Mundial en la zona. Las operaciones que ejecutó en la Bahía de Algeciras a principios de los años 40 el grupo Osa Mayor de la Décima Flotilla de Medios de Asalto Submarino (MAS) de Italia, con Gibraltar como objetivo, convirtieron al Olterra en una especie de caballo de Troya en el Estrecho, tal y como definió el escritor e investigador Alfonso Escuadra. Los italianos transformaron este buque, fondeado en la Bahía y aparentemente abandonado, en el cuartel general oculto desde el que lanzar sus ataques con torpedos tripulados. Hundieron o provocaron graves daños en 14 embarcaciones.
No hacía mucho que había estado en el Peñón el comandante Ian Fleming, encargado de poner en marcha la operación Goldeneye (llamada así por la novela Reflejos en un ojo dorado, de Carson McCullers), un servicio de espionaje encargado de neutralizar los submarinos nazis que cruzaban el Estrecho y amenazaban a los barcos ingleses que viajaban cargados de alimentos. Fleming recordaría todos los datos para años más tarde firmar el guion de Operación Trueno (que más tarde se convertiría en novela). En el film, el villano de la función, Emilio Largo (interpretado por Adolfo Celi), poseía un lujoso yate, el Disco Volante, desde donde hombres rana transportaban misiles atómicos con los chantajeaban con hacer explotar objetivos de la O.T.A.N.
Lo verdaderos ataques los perpretaron estos buzos desde septiembre de 1940 hasta agosto del 43 con distinta suerte. Hubo seis acciones, descritas por Salvatore Francia en el artículo Los medios de asalto italiano en la Segunda Guerra Mundial, recogido por la Armada española. La primera se frustró cuando iban a bordo del submarino Scirè y a unas 50 millas de su destino, recibieron la orden de volver porque había salido la flota inglesa de la Roca. En octubre del 40 llegaron a bordo del mismo sumergible con tres torpedos de navegación lenta (SLC), conocidos como Maiale, pero tuvieron que hundirlos por averías. En mayo del 41, tras varios intentos de llegar a Algeciras desde Cádiz, frustrados por las corrientes, lo consiguieron, pero uno de los SLC no arrancó y fue hundido. Un buzo se sintió indispuesto y tuvieron que sacrificar el otro para volver a la costa. El tercero corrió la misma suerte por una avería después de descartarse varios objetivos.
En septiembre del 41 lograron partir en dos el buque cisterna Fiona Shell. Otro SLC atacó al portaaviones Ark Royal, pero no lo consiguió debido a las cargas explosivas de profundidad que arrojaron los ingleses, así que desistió y se centró en el buque cisterna militar Denbydale, que siguió a flote a pesar de los graves daños recibidos.
En junio del 42, los italianos se escondieron ya en el buque Olterra, y en Villa Carmela, una casa situada en Puente Mayorga donde guardaban gran parte del equipamiento.
En la noche del 13 al 14 de julio se dirigieron nadando desde la costa hacia los navíos fondeados en la rada de Gibraltar y en unas tres horas llevaron a cabo acciones de sabotaje que dañaron gravemente los buques Meta, Shuma, Empire Snipe y Baron Douglas. Algunas cargas colocadas en las quillas no llegaron a explotar por defectos en los dispositivos.
En septiembre del 42, a pesar de la intensa vigilancia inglesa alrededor de los barcos mercantes fondeados en la bahía, uno de los buzos consiguió poner sus cargas bajo el barco de vapor Ravens Point, que se hundió. Los italianos intentaron atacar los portaaviones Formidable y Furious, pero desistieron por averías. Cinco buzos murieron o desparecieron bajo la defensa inglesa.
En mayo del 43 lograron poner cargas los buques mercantes Pat Harrison, Mahsud y Camerata. Para evitar el completo hundimiento, los barcos fueron remolcados a los bajos fondos de La Línea. En agosto del 43 lograron hundir al petrolero Harrison Gray Otis, aunque un buzo fue apresado.
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