El túnel del Estrecho, viable a pesar de su complejidad
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El presidente de Secegsa desgrana en una conferencia la construcción de la posible unión fija entre Europa y África mediante ocho tuneladoras
Algeciras/El proyecto del enlace fijo entre Europa y África a través del Estrecho de Gibraltar sigue vivo. El presidente de la Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar SA (Secegsa), Rafael García-Monge Fernández, impartió ayer en Algeciras una conferencia organizada por la Asociación Territorial de Ingenieros Industriales sobre los antecedentes de esta iniciativa y su futuro en la que destacó que un estudio de la Universidad de Zurich concluye que sería posible trazar el túnel previsto por una zona que se creía complicada por las características del terreno.
El proyecto más viable, según los estudios realizados por esta sociedad, es un túnel de 38,67 kilómetros de longitud que una las dos orillas del Estrecho. Del total, 27,75 kilómetros corresponden al tramo submarino, con una profundidad máxima de 475 metros y una pendiente del 3%. En ese tramo por debajo del Estrecho se han localizado dos zonas de brechas, que suman unos 4 kilómetros de longitud, de terreno arcilloso y difíciles de tunelar después de que las muestras arrojaran resultados dispersos. Sin embargo, tras el estudio realizado por la Universidad de Zurich en colaboración con la empresa Herrenknecht -la mayor fabricante de tuneladoras del mundo-, se ha concluido que es posible construir una máquina que atraviese esta zona complicada.
Según explicó García-Monge, el siguiente paso sería realizar un convenio con esta empresa para que elabore un prediseño de la tuneladora, valorada en 32 millones de euros, una cantidad "no muy elevada" para el tipo de maquinaria de la que se trata. Pero no bastaría solo con una de estas máquinas para realizar el túnel, sino que lo ideal, según el presidente de Secegsa, es que lo excavaran ocho, cuatro desde cada lado del Estrecho, para que el proyecto pudiera finalizar en un periodo razonable de tiempo.
No obstante, para Rafael García-Monge es necesaria una mayor implicación de todas las instituciones implicadas. "Pero ahora hay poca consideración por este proyecto y tienen que tener voluntad de hacerlo. La financiación no sólo recaería en los gobiernos de España y Marruecos, también debería participar la Unión Europea. Para ello hay que promocionarlo y colocarlo en la red transeuropea. Aunque en este caso no se cumplen los estándares de la alta velocidad por la pendiente, que llega a ser del 3% y permite una velocidad máxima de 120 kilómetros por hora. Para cumplir esos estándares, la pendiente no debe superar el 1,2%. Pero se puede realizar una revisión del proyecto y alargar el túnel (previsto en 38,67 kilómetros) para alcanzar esa pendiente".
Para hacer realidad esta conexión entre los dos continentes también sería necesaria una inyección de capital privado, que según el presidente de la sociedad "empezaría a tener ingresos en poco tiempo". Para ello, el túnel no solo debería servir para transporte de personas y mercancías, sino que también debería emplearse para las telecomunicaciones y para el transporte de energía. "Se supone que en el horizonte de 2050, en Europa todas las energías deben ser limpias y ahí entraría en juego la energía solar que se podría producir en África. Para transportar grandes cantidades de energía no se puede hacer con los cables que existen ahora, sino que se necesitaría un túnel con fuertes medidas de seguridad. En este campo podría haber ingresos para la inversión privada, que le vería sentido económico a la conexión por el Estrecho", explicó.
El coste de esta megaconstrucción no está aún calculado, pero según recordó García-Monge, en el último estudio, realizado hace algunos años, salían 8.000 millones, con las terminales de ambos lados incluidas. "Pero esa cifra no tiene nada que ver con la realidad", apuntó.
Ideas desde el siglo XIX
La conexión fija entre las dos orillas del Estrecho ha suscitado varias ideas desde la segunda mitad del siglo XIX. La aparición de nuevas tecnologías, entre ellas la máquina de vapor, provocó que varios ingenieros presentaran distintas iniciativas, aunque ninguna de ellas viable por la falta de análisis del entorno y la poca fiabilidad de las técnicas propuestas. Entre las ideas, se encuentran algunas como un tubo flotante o un túnel sumergido, además de algún puente flotante, todos ellos sin tener en cuenta la orografía del estrecho, que cuenta con grandes profundidades. Secegsa comenzó su andadura en 1981, y tras años de investigaciones concluyó en 1995 que la solución más adecuada era el túnel excavado, desechando el puente.
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