Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
La financiación autonómica, ¿Guadiana o Rubicón?
Transición energética
Cepsa avanza en la implantación de su estrategia energética con la descarbonización y la producción de hidrógeno verde como líneas maestras de actuación hasta el final de la década.
La compañía acaba de obtener la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable para dos proyectos de energía fotovoltaica en San Roque y Jimena de la Frontera con los que prevé abastecerse de energía renovable, fundamental para la futura planta de hidrógeno verde de 1 gigavatio de potencia que la firma construirá en el parque energético sanroqueño antes del año 2027.
Se trata de los parques fotovoltaicos denominados como Sancho (San Roque) y Herradura (Jimena), que suman 257 megavatios de potencia, suficientes para cubrir las necesidades del parque energético, según fuentes de Cepsa. Su construcción, prevista a partir de 2024, movilizará una inversión de 154,5 millones de euros.
Los parques fotovoltaicos suponen la antesala de la construcción de la unidad de hidrógeno verde para la que Cepsa destinará aproximadamente 1.500 millones de euros en San Roque (y una cantidad similar en Huelva, donde habrá otra instalación equivalente).
La Declaración de Impacto Ambiental, publicada en el Boletín Oficial del Estado a finales de enero, recoge de forma muy detallada todo el proceso de revisión y ajustes desarrollado desde el planteamiento inicial de los parques hasta el visto bueno del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico en el que se ha dado voz a las instituciones, colectivos ecologistas y ciudadanos en general para participar en el codiseño de los recintos y reducir la afección al entorno.
Entre otros factores, los parques han logrado superar este exhaustivo trámite (en el que muchos otros promotores desisten) por el grado de integración prevista de los parques con el entorno, su ubicación fuera de espacios protegidos, un diseño que prevé la mínima ocupación posible de terreno y la utilización de las últimas tecnologías solares para maximizar la eficiencia de las instalaciones.
Los tendidos eléctricos de evacuación de la energía serán soterrados en todos los tramos que sea posible, especialmente cerca de zonas pobladas, además de ser compartidos con otras instalaciones proyectadas para reducir el número de instalaciones.
La DIA, igualmente, recoge de forma expresa un prolijo estudio de los efectos para la flora, fauna, recursos hídricos o la ordenación territorial, así como un capítulo de medidas de compensación medioambiental y normas para que tanto la construcción como la explotación de los recintos sea lo más respetuosa posible con el entorno. E incluso compatible con ciertos cultivos una vez que los parques entren en servicio.
Los suelos elegidos para las dos plantas, generalmente pastizales, serán comprados o arrendados por Cepsa a sus propietarios, siendo la expropiación forzosa -para lo que resulta necesario obtener una Declaración de Interés Público- la última opción, según la compañía.
Ahora, con la DIA ya aprobada, comenzará la tramitación de los expedientes ante los Ayuntamientos, competentes en materia de ordenación territorial en sus respectivos términos municipales.
El parque fotovoltaico de Cepsa en San Roque, denominado como Sancho, se planteó originalmente como una instalación de 200 megavatios. Como consecuencia del estudio ambiental y un proyecto optimizado, el recinto tendrá finalmente 157,3 megavatios (MW) de potencia con una inversión calculada en 94,5 millones de euros.
Los terrenos, con 161,8 hectáreas, se sitúan al norte de la zona del Albarracín, cercano al Pinar del Rey, repartidos en varias parcelas. La mayoría del suelo se corresponde con pastos (63%, algo más de 100 hectáreas) y cultivos forestales (37%, con 59 hectáreas). La afección a superficies agrícolas de secano y frutales se prevé puntual.
El proyecto plantea como infraestructura de evacuación de la energía una red subterránea de media tensión de 30 kV (kilovoltios) hacia la subestación Sancho, con una superficie de 1.675 metros cuadrados. Desde este punto, partirá una línea aéreo-subterránea de alta tensión de 220 kV hasta la subestación de Guadarranque, donde se unirá a las líneas de instalaciones de otros promotores.
El punto de conexión final será la subestación Castellar, de 400 kV y perteneciente a Red Eléctrica de España (REE). Esta subestación se conectará con la subestación Guadarranque mediante otra línea de alta tensión.
La línea de alta tensión para conectar las subestaciones Sancho y Guadarranque medirá algo más de 13 kilómetros, divididos en cuatro tramos de los que 7,2 kilómetros serán soterrados. De hecho, la línea pasará soterrada junto al núcleo urbano de Castellar. Además, la mayoría de los tramos soterrados transcurrirán en paralelo a las carreteras, pistas forestales y caminos existentes para evitar la invasión de zonas cultivadas.
La Declaración de Impacto Ambiental evaluó varias ubicaciones posibles tanto para los paneles como para los tendidos eléctricos, optándose por los de menor afección prevista para el entorno. Así mismo, se evaluaron los riesgos de inundación, incendio forestal, afección a la flora y fauna y otros muchos condicionantes. Y también determinó la reducción de la superficie inicial por la afección prevista en una de las parcelas proyectadas.
Durante la fase de obras, se emplazarán los módulos fotovoltaicos mediante hinca, se aprovechará al máximo la red de caminos existente -se requieren únicamente la apertura de 111,89 metros de nuevos caminos de acceso a postes y 308,59 metros de nuevos caminos de acceso-, se esparcirán los excedentes de suelo en el entorno circundante sin alterar la topografía, los horizontes edáficos ni compactar el suelo.
En las superficies que quedarán bajo los paneles fotovoltaicos, si no se produjese una regeneración natural de la vegetación herbácea, deberá procederse a la siembra de mezcla de semillas de especies de pastizal autóctonas para garantizar una cobertura total del suelo.
El parque de Jimena, denominado Herradura y proyectado en la vega de Barría, está previsto en una franja de terreno en el margen izquierdo de la carretera A-405 (sentido Jimena) unos metros después de pasar por el punto limpio. Tendrá 100 megavatios y ocupará una superficie de 99,17 hectáreas. La inversión prevista es de 60 millones de euros.
Los terrenos, fuera de los límites del parque natural de Los Alcornocales, acogen actualmente pastizal, girasoles y otras especies de secano. En total, Cepsa ha obtenido el visto bueno para 175.446 módulos fotovoltaicos, 28 inversores y 15 centros de transformación.
La infraestructura complementaria estaría formada por una subestación eléctrica de transformación (SET La Herradura) de 30/220 kV y compartida con cuatro parques fotovoltaicos.
Desde ahí, partirá una línea subterránea de alta tensión de 220 kV de 8,31 kilómetros que pasa por los términos municipales de Jimena y Castellar de la Frontera hasta alcanzar la subestación eléctrica de transformación Guadarranque, que a su vez que conecta a la subestación de Castellar de Red Eléctrica Española (REE), con un único transformador compartido con cinco parques fotovoltaicos ubicados en espacios poco visibles desde el entorno más cercano (por ejemplo, el Castillo de Castellar).
Al igual que el parque fotovoltaico Sancho, la DIA detalla los pasos seguidos para la elección de la alternativa menos lesiva para el medio natural. De hecho, el proyecto se desarrollará junto con medidas para la protección de especies de aves (lechuzas y cigüeñas), tendrá mallado cinegético y se compensarán las posibles pérdidas de ejemplares de alcornoques. Los impactos con calificados como "poco relevantes" en el documento; no obstante habrá supervisión del desarrollo de las obras y su explotación.
En el conjunto de Andalucía, Cepsa tramita cinco proyectos de energía solar con una capacidad total de 600 megavatios y una inversión cifrada en más de 420 millones de euros. Una vez en marcha, los cinco proyectos producirán una energía anual estimada de 1280 GWh, lo que equivale al consumo de 387.000 hogares durante un año, es decir, la suma de los hogares de las capitales de Cádiz, Málaga, Huelva y Jaén. Asimismo, la producción de esta energía renovable evitará la emisión anual de más de medio millón de toneladas de dióxido de carbono.
La gestión sostenible del agua supone otra de las piedras angulares de los proyectos de producción de hidrógeno verde. Cepsa utilizará hasta 5 hectómetros cúbicos de agua reciclada al año para generar hidrógeno verde y otros usos industriales en el parque energético de San Roque con recursos de la futura depuradora comarcal que se construirá junto a sus instalaciones.
Cepsa y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, a través de la empresa comarcal Arcgisa, firmaron en diciembre un acuerdo de colaboración para aprovechar toda el agua regenerada que saldrá de la planta diseñada para procesar las aguas residuales de San Roque y Los Barrios. La construcción de esta depuradora, valorada en 50 millones de euros, acaba de ser adjudicada y se levantará en unos terrenos cedidos por Cepsa.
Esos cinco hectómetros cúbicos anuales equivalen al consumo de una población de unos 21.000 habitantes. Y también equivalen al actual nivel de consumo del parque energético de Cepsa, por lo que el aprovechamiento del agua reciclada permitirá ahorrar recursos de los pantanos de Charco Redondo y Guadarranque.
Además, Cepsa pondrá en marcha durante este año una nueva unidad que reutilizará un 20% del agua gestionada en la planta de aguas residuales.
El agua tratada en esta nueva planta tendrá la calidad adecuada para que pueda ser reutilizada en las torres de refrigeración del parque energético. Su puesta en marcha supone una inversión inicial 2,5 millones de euros.
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