Verdemar denuncia ante el Consejo de Europa el vertido de aguas residuales, toallitas y compresas desde Gibraltar en el Estrecho
La falta de una depuradora en la colonia británica, que lleva más de 25 años incumpliendo normativas europeas, sigue sin una solución a la vista ante el clamor de los ecologistas
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Gibraltar/Verdemar Ecologistas en Acción ha presentado una denuncia formal ante el Convenio de Berna, organismo dependiente del Consejo de Europa, por los vertidos de aguas residuales sin tratar, además de toallitas higiénicas, compresas y otros restos de basuras, procedentes de Gibraltar. Estos residuos, denuncian los ecologistas, están afectando la Zona de Especial Conservación (ZEC) del Estrecho Oriental, protegida por la Unión Europea y a la Red Natura 2000. La organización acusa al Peñón de incumplir sus obligaciones medioambientales y alerta de las consecuencias para el ecosistema marino, la pesca artesanal y la salud de los bañistas.
Más de un millón de metros cúbicos de aguas contaminadas
Según esta asociación ecologista, Gibraltar vierte al Estrecho más de un millón de metros cúbicos al año de aguas residuales y residuos sólidos, que llegan al litoral junto al faro de Punta Europa. Las corrientes marinas arrastran estos desechos hacia el mar de Alborán y las playas de la bahía de Algeciras, provocando graves daños en los ecosistemas marinos y las actividades pesqueras.
En su denuncia, Verdemar subraya que Gibraltar carece de una planta de tratamiento de aguas residuales y no tiene planes futuros para gestionarlas, una situación que considera "inaceptable" para un territorio integrado en la Red Esmeralda, creada por el Convenio de Berna en 1998 para proteger zonas de especial interés comunitario, incluso fuera de los países de la Unión Europea.
La organización ecologista cuestiona la inclusión de Gibraltar en esta red europea de protección, señalando que los vertidos y otras actividades humanas como los rellenos sobre aguas españolas y la acumulación de residuos están poniendo en peligro la biodiversidad y los hábitats del Estrecho Oriental. "No se están cumpliendo las normas ni los objetivos de conservación", sostiene Verdemar, que pide una revisión de la situación legal de los vertidos y una "respuesta contundente" de las instituciones europeas.
Exigencias al Convenio de Berna
Verdemar solicita al Comité Permanente del Convenio de Berna que investigue el caso y actúe para corregir lo que consideran "una anomalía en un espacio natural emblemático". La denuncia incluye tres peticiones concretas:
- Determinar el estatus legal y administrativo de los vertidos.
- Recabar informes y denuncias existentes sobre este problema.
- Identificar acciones legales y administrativas realizadas o previstas para detener los vertidos y restaurar el entorno afectado.
La Red Esmeralda, en entredicho
La denuncia pone de relieve las deficiencias en la implementación de la Red Esmeralda que, desde 1999, ha desarrollado proyectos piloto en la región mediterránea sin adoptar medidas específicas para proteger áreas marinas. Aunque parte de las aguas del Estrecho Oriental están incluidas en esta red, Verdemar denuncia que la mayoría de las zonas identificadas hasta ahora son terrestres, dejando desprotegidos ecosistemas marinos clave.
El Convenio de Berna es un tratado internacional que promueve la conservación de la vida silvestre y los hábitats naturales en Europa y países vecinos. Según su misión oficial, el Comité Permanente supervisa el cumplimiento del convenio mediante informes, expedientes y recomendaciones específicas.
Verdemar concluye que el caso de Gibraltar es un ejemplo de las debilidades de este sistema y reclama "medidas inmediatas" para proteger la ZEC del Estrecho Oriental y garantizar la supervivencia de las especies y hábitats que dependen de ella.
Sin solución a la vista
La falta de una planta de tratamiento de aguas residuales en Gibraltar, que lleva más de 25 años incumpliendo normativas europeas, sigue sin solución a la vista. A pesar de múltiples compromisos del Gobierno llanito, los retrasos se han acumulado hasta convertir el proyecto en una promesa continuamente pospuesta. Desde el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2017, que condenó a Reino Unido por este incumplimiento, hasta la reciente designación de un nuevo licitador en 2023, el tiempo ha pasado sin avances concretos en la construcción de la depuradora.
El problema trasciende lo técnico: el uso de agua salina para el saneamiento del Peñón ha sido señalado como un desafío único que, junto con la insolvencia de empresas adjudicatarias, ha frenado el proyecto. Mientras tanto, miles de litros de aguas fecales siguen fluyendo cada día al mar desde Punta Europa, dibujando una imagen que contrasta con las aspiraciones de Gibraltar de ser un actor respetado en la comunidad internacional. Sin fecha para el inicio de las obras, este vertido no solo amenaza el medio ambiente, sino que también reabre cuestiones sobre la responsabilidad y la capacidad del Peñón para gestionar uno de los problemas ambientales más evidentes de su historia reciente.
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