El zoo, en el punto de mira

Algunos colectivos critican su trabajo mientras que la administración afirma que cumple con todo lo exigido

Uno de los cuidadores del Zoo de Castellar junto a uno de los animales que permanecen en las instalaciones.
Uno de los cuidadores del Zoo de Castellar junto a uno de los animales que permanecen en las instalaciones.

La iniciativa promovida por Infozoos -plataforma que reúne a distintas asociaciones de animales- para la recogida de firmas solicitando el cierre del Zoo de Castellar ha puesto de nuevo en entredicho la gestión del centro, que se nutre en un 70% de animales rescatados. La propuesta se ha iniciado a través del portal change.org para solicitar al consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Fiscal López, su cierre definitivo.

Sin embargo, la administración andaluza, competente tanto en materia de medio ambiente como de sanidad animal, informó ayer que el zoo de Castellar cumple con toda la normativa referida a este tipo de centros.

Portavoces del Gobierno andaluz señalaron que, hasta el momento, el zoo ha superado todas las inspecciones que le han realizado y que, por tanto, no les consta ningún incumplimiento ni denuncia interpuesta por colectivo o grupo de personas.

La Junta de Andalucía añadió que no hay nada en el zoo que se salga fuera de la norma, y que está cumpliendo con todos los parámetros establecidos en las distintos reglamentos que son de obligado cumplimiento para las instalaciones de animales.

No obstante, reconocen que, como a cualquier otro centro de este tipo en Andalucía, les exigen de manera periódica el cumplimiento de algunas directivas europeas que se van aprobando. Pero, insisten, nada tienen que ver con el trato a los animales.

Porque es precisamente eso lo que cuestionan los colectivos que están exigiendo el cierre del zoo de Castellar, que cumple ya 17 años desde su apertura.

Infozoos señala, por ejemplo, que la única actividad de este centro consiste en alimentar y tocar a los animales de forma física y directa por parte de los clientes. "Esta actividad no incluye ningún valor conservacionista y es altamente perjudicial bajo una perspectiva educativa al impulsar una imagen de los animales silvestres acogidos como mascotas cercanas, inofensivas y accesibles a cualquier ser humano, diametralmente opuesta a la realidad", explica Alberto Díez, portavoz del colectivo.

Proyecto Gran Simio, otra de las plataformas que se ha hecho eco de la petición, considera que el hecho de que estos centros entren en programas en cautividad de especies en peligro de extinción les permite el continuo traslado de especies de un zoo a otro con el único objetivo de procrear y, de esta forma, aumentar el negocio para tener especies que atraigan visitas.

Ricardo Gistas, gerente del zoo, no entiende esta campaña que se ha iniciado, más aún cuando la administración respalda la gestión que está haciendo del centro. "No hay ninguna normativa que prohíba expresamente tocar a los animales, pero si tengo que corregir algo, que me lo digan. Lo que no entiendo es que quieran cerrar el zoológico", explicó el responsable del centro, quien achacó el origen de toda esta polémica a una empleada que fue despedida, autora de uno de los artículos que circulan por internet hablando del trato que se le da a los animales en el centro de Castellar.

Gistas no comprende por qué quieren acabar con un centro en el que trabajan 25 empleados. "La verdad es que todo esto nos está haciendo bastante daño. Están en contra de que los clientes tengan contacto con los animales, cuando lo cierto es que ellos ya han tenido un contacto previo con las personas, ya que hay que recordar que son, en un 70%, animales rescatados por el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil".

El gerente del zoo confirma que por el momento no ha recibido denuncia alguna ni de la administración andaluza ni de la Guardia Civil.

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