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"Mi madre todavía me dice: 'Con lo tranquilo que tú estabas"

Entrevista | Adrián Vaca Carrillo, alcalde de Castellar de la Frontera

La pandemia le sorprendió al poco de convertirse en alcalde con 32 años, pero asegura que la ha aprovechado para "adelantar" trabajo

En la recta final del mandato, se centra en la construcción de viviendas en Castellar Norte y en multiplicar las posibilidades turísticas del municipio

Adrián Vaca, en el Ayuntamiento de Castellar.
Adrián Vaca, en el Ayuntamiento de Castellar. / Erasmo Fenoy

Adrián Vaca Carrillo tenía solo 32 años cuando, en mayo de 2019, fue elegido alcalde de Castellar. Sin tiempo para casi nada, ocho meses después, España comenzaba a sufrir los efectos de un virus que también puso patas arriba este lugar de ensueño en un costado del Parque Natural de Los Alcornocales. La crisis sanitaria no le frenó. El desgaste de dos años de pandemia no ha restado ni un ápice de ilusión de un hombre que habla con pasión de las posibilidades de crecimiento de su pueblo. En la recta final del mandato, el regidor mantiene la mochila cargada de proyectos para consolidar el atractivo turístico del municipio y reducir el desempleo. La posibilidad de presentarse a la reelección la deja en manos de sus compañeros del Partido Socialista.

¿Le molesta lo de chisparrero?

No, lo prefiero a castellarense. Cuando lo leo así no diré que me dé coraje, porque al final es el gentilicio oficial, pero me gusta más chisparrero.

¿De dónde viene?

El entorno del Castillo y La Almoraima, en La Boyal, tienen un origen carbonero. En el proceso de fabricación del carbón salta chisparra. Por eso nos quedó el nombre.

Estaba viendo fotos suyas cuando fue elegido alcalde hace tres años, sonriente, sin imaginarse la que se le venía encima.

Mi madre me sigue diciendo algún que otro día, después de comer: “Con lo tranquilo que tú estabas”. Pero bueno, esto al final es solo un tiempo durante el que uno aporta lo que puede para mejorar la vida del municipio. Reconozco que tengo pasión por este pueblo y las horas no me pesan, aunque es verdad que no sabía a lo que me tenía que enfrentar. Recuerdo perfectamente el día, el momento justo en el que me dicen que hay tenemos el primer caso de covid en el municipio y todavía se me ponen los vellos de punta. Sentí miedo, incertidumbre, porque aquí tenemos una población mayor importante y no sabía cómo nos iba a afectar. A uno se le han pasado muchos días dándole vueltas a la cabeza porque podía llegar un punto en el que nos ocurriera lo que estábamos viendo en televisión. Hasta ahora habíamos visto guerras y pandemias, pero lejos, aunque en este caso nos hemos tentado la ropa. Hemos tenido muertes en el pueblo, por suerte no en la familia, pero sí contagios, vecinos a los que les podemos poner nombres y apellidos, rostros, y eso te marca.

Imagino que estos tres años han sido un curso acelerado de solucionador de problemas.

Sí, cuando termine, en el currículum pondré que he hecho un curso de rastreador, de prevención de riesgos pandémicos o algo de eso.

Nadie se puede preparar para esto.

No, hay que ir a prueba y error. Es verdad que hemos tenido la suerte de que los servicios esenciales del Ayuntamiento nunca han tenido falta de EPI. Siempre nos hemos preocupado de que hubiera mascarillas, guantes, gel y lo hemos conseguido. Para la gente de obras y servicios, Policía Local o los auxiliares de ayuda a domicilio, que era más complicado. Fuimos de los primeros que dimos mascarillas a todos los vecinos, empezando por la población de riesgo. Se dieron equipos a los comercios que estaban abriendo en esos momentos duros y tuvimos un plan de desinfección en el que nos ayudaron mucho los agricultores, Almoraima, Consorcio de Bomberos, Infantería de Marina, empleados municipales que se levantaban temprano para desinfectar las zonas de mayor concurrencia… En fin, yo creo que ido aprendiendo y adaptándonos para tomar decisiones según la propia evolución.

Esa atención que ha tenido que dedicar a la pandemia le habrá hecho dejar en el tintero algunos proyectos.

Bueno, sí y no. Hemos aprovechado la crisis para apretar con la tramitación urbanística y el papeleo necesario para Castellar Norte. En otras ocasiones no se hizo. Me he pasado el coronavirus delante del ordenador viendo planos, con el equipo redactor del proyecto, con asistencia técnica, trabajando, porque entendíamos que la pandemia era una gestión que había que hacer, pero también había agilizar otras cosas. Hemos aprovechado la crisis para adelantar trámites. Es verdad que ha afectado, porque en vez de dedicarle cuatro, le puedes dedicar dos. Pero estamos en la aprobación inicial del proyecto de sectorización de Castellar Norte, que era un objetivo prioritario, y esperando que se ultimen los informes sectoriales de la Junta para poder llevarlos a aprobación provisional. Eso nos va a permitir avanzar en la tramitación urbanística de una construcción de vivienda pública que es un objetivo, un compromiso y una necesidad imperiosa para los vecinos y vecinos.

No será lo único.

No, en paralelo hemos llevado a cabo dos proyectos, uno con licencia de obras, con Endesa Distribución, que va a mejorar el suministro eléctrico a Castellar y el otro, que ya está la solicitud de conformidad, para que lo que nos iba a costar un millón de euros, ahora lo va a pagar Endesa. Por lo tanto, ahí hay un salto importante. Vamos a tener el cable soterrado desde la estación de mercancías de San Roque hasta el centro de transformación de Castellar. Eso nos va a permitir dos cosas, poder ampliar la potencia del municipio para desarrollar Castellar Norte y mejorar el servicio para que no haya como ahora caídas en la línea. Además, realizado una tercera gestión, la cesión histórica de la línea de confederación a Endesa, que abastecía al pantano y surte al Castillo-Fortaleza. Esto nos permitirá cerrar el anillo para que si hay caídas en el servicio, pueda saltar en cuestión de minutos a la otra línea. Por lo tanto se están viendo ya los frutos del trabajo, porque a pesar de la pandemia hemos seguido dando pasos en nuestros compromisos con los chisparreros.

Pero habrá algo que se haya dejado.

Nos comprometimos a muchas cosas, y las que no se han ido acelerando ha sido por cuestión de tiempo. La zona del bulevar, en el recinto ferial, estamos avanzando ahora, pero probablemente no llegue a tiempo al 23. Nos estamos poniendo ahora. Hay que ir poco a poco, porque la gestión municipal requiere de mucha tramitación, de mucha burocracia, por eso no nos cansamos de pedir agilidad a las administraciones. Falta personal y hay un sistema garantista que se comprende, pero según qué procedimientos sería necesaria más facilidad.

Y qué reclama en concreto a las administraciones.

Desde el primer día pedimos al Gobierno una inversión en La Almoraima porque entendíamos que era el momento ya. Esta empresa ocupa un 80% del término municipal y podría generar mucha más actividad de la que ha estado generando, porque tiene una capacidad de crecimiento, transformación y adaptación importantes. Ya se anunció un plan estratégico para la finca que ha derivado en el anuncio de una inversión por parte del Miteco de 25 millones de euros. Ya se están generando obras que servirán para actualizarla, así como la puesta en marcha de nuevos sectores productivos, imprescindibles para la creación de empleo y la consolidación del tejido económico de Castellar.

No siempre ha sido así.

Efectivamente, vemos dos posiciones. Hace unos años teníamos a un Gobierno de España que quería vender la finca por 230 millones, creo recordar, y ahora vemos otro que apuesta por convertirla en un ejemplo de crecimiento sostenible, de regeneración, de fijación de la población al territorio, de vertebración de las zonas rurales. Los chisparreros creo que lo valoran. La Empresa Pública La Almoraima no tiene capacidad de generar por sí misma esas inversiones, al menos por el momento, y eso tiene que venir del Gobierno de España.

¿Y a la Junta?

Que mejore nuestras comunicaciones. Principalmente, la carretera A-2100, que es imprescindible para conectarnos con Sotogrande y la Costa del Sol. Estamos en una ubicación excepcional y esa vía y la A-405 desde la Bahía es la que nos puede traer turismo y clientes potenciales. Siempre que tengo posibilidad reclamo el protagonismo de las zonas de interior de la comarca, que entendemos que hay que defender. Necesitamos inversiones que nos permitan seguir creciendo como el resto de municipios. Le hemos pedido a la Junta que nos ayude a convertirnos en un municipio turístico. Que intentemos romper la estacionalidad del turismo y ponga en marcha un complejo rural en las antiguas casas de los ingenieros de confederación. Lo pedimos a la subdelegación y seguiremos haciéndolo porque es un activo que puede potenciarse mucho más para generar actividad económica.

En definitiva, sus grandes retos son la vivienda y el empleo.

Sí, ¿pero empleo vinculado a qué? Pues vinculado a un turismo sostenible y sostenido, porque no queremos morir de éxito. Vinculado también a la naturaleza, al Parque Natural de Los Alcornocales y luego también al deporte, por eso estamos desarrollando con Castellar Golf, que está incorporado a la unidad aceleradora, declarado de Interés Turístico y de Interés Estratégico para Andalucía. Va a suponer una inversión importante para el municipio y generará una cantidad de empleo similar al desempleo que tiene el pueblo ahora mismo. Podría beneficiar a toda la comarca.

¿Y el proyecto de Acuaponía?

-Está en un momento crítico. Cuando llegamos al Gobierno Municipal nos lo encontramos y teníamos una disposición, pero no se ha desarrollado, así que estamos una fase de recuperación de la finca pública para llevar a cabo otros proyectos que generen actividad para el municipio.

En ese objetivo de posicionarse como municipio turístico, ¿qué supuso la elección como uno de los pueblos más bonitos de España?

Un antes y un después. Hemos sido portada de importantes medios de comunicación nacionales e internacionales, hemos tenido difusión en ferias en las que se ha dado a conocer a Castellar a través de esta asociación. Eso nos ha dado una relevancia que se está notando en las pernoctaciones, en la actividad económica y turística. Ha sido un acierto a un coste razonablemente bajo. Gracias a esto, a pesar de haber ampliado la oferta hotelera, la pandemia se ha notado poco en cuanto a visitantes. Yo diría que incluso hemos crecido respecto a 2019.

Esperan entonces que siga incrementándose la llegada de turistas.

Sí, por eso tenemos necesidad de ampliar los espacios públicos. Hay que adaptarse a lo que puede venir. Tenemos un proyecto con fondos europeos en el Castillo-Fortaleza para recuperar los jardines del Alcázar, el Aljibe, mejorar la accesibilidad, la iluminación artística y pública. Hay zonas en desuso desde hace veinte años prácticamente. Algunos vecinos que han vivido en el Castillo que no conocían los jardines. Es un espacio con unas vistas espectaculares del Guadarranque y va a quedar muy bonito.

Le queda poco para su primera feria y romería como alcalde.

Sí, ya era hora. Salimos a esta nueva normalidad con muchas ganas, pero hay que garantizar la seguridad con la ayuda de la Guardia Civil. Somos la primera feria de la comarca y de las primeras de la provincia. Es la del 50 aniversario y va a ser especial, además por el número en la corte de honor, porque no hemos querido dejar a ningún niño ni niña sin esta posibilidad a pesar de estos años de pandemia. La Coronación rendirá homenaje a Carlos Mateo Estébanez, vecino desaparecido que ha ilustrado carteles de feria y sus cuadros cuelgan de muchas viviendas de toda la provincia.

¿Le gustaría ser reelegido?

El proyecto del partido socialista en Castellar es un proyecto vivo, que tiene compromisos a corto y largo plazo. Estamos en muchos de ellos, como la ampliación del pabellón, la recuperación de espacios públicos, el Castillo, la mejora de servicios públicos como el traslado de Asuntos Sociales al centro, el espacio cultural Manuel de Falla… pero nos quedan otros a largo plazo que todos entendemos como prioritarios. Hay ilusión, ganas y proyectos. Si mis compañeros confían, yo estaré dispuesto.

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