Proyecto Arqueoalmoraima

La Almoraima saca a la luz sus secretos arqueológicos para impulsar el turismo

La presentación del proyecto en el Patio del Corcho.

La presentación del proyecto en el Patio del Corcho. / HUM 440 UCA

Un vertedero doméstico en el que había un dado de hueso para los ratos de ocio. Ambos fechados, provisionalmente, entre mediados del siglo XVI y la primera mitad del XVII. Estos eran hasta este mes de diciembre dos de los secretos arqueológicos que ocultaba desde hace siglos la Torre de La Almoraima y que ya han comenzado a salir a la luz gracias al proyecto inédito que los expertos de la Universidad de Cádiz desarrollan en la célebre finca de Castellar de la Frontera dentro de su Plan Estratégico 2021, 2023, 2025. 

El ambicioso proyecto, bautizado como Arqueoalmoraima, tiene objetivo es sacar a la luz, por primera vez, los tesoros que esta enorme extensión de terreno ubicada en el corazón del Parque Natural de los Alcornocales ha ido acumulando con los años. La finca fue propiedad de los duques de Medinaceli, que convirtieron el paraje en uno de los más selectos cotos de caza del país, y centro económico del municipio cuando comenzaron a explotarse sus recursos forestales, sobre todo el corcho, y ganaderos. Conocido como el mayor latifundio de Europa, sus más de 14.000 hectáreas dejaron de ser de propiedad privada cuando el Estado las expropió a Rumasa en 1983.

Entre una titularidad y otra el acceso ha permanecido durante años bastante restringido y sus tesoros arqueológicos, a buen recaudo pero sin posibilidad de estudiarlos, conocerlos, mostrarlos y protegerlos. Ese es el patrimonio histórico que la finca quiere ahora poner de relieve para, entre otras cosas, atraer al turismo.

El dado de hueso. hallado en La Almoraima. El dado de hueso. hallado en La Almoraima.

El dado de hueso. hallado en La Almoraima. / UCA

El dado y el basurero -este es el más antiguo que, hasta ahora, se ha documentado- son los primeros hallazgos de la fase en que se encuentra el proyecto, la de realizar una cata arqueológica para localizar el mayor número posible de yacimientos y catalogarlos. En la finca sólo se conocían 40, seis de ellos abrigos con pinturas rupestres. En los primeros días de octubre, cuando empezaron los trabajos, ya habían aparecido seis nuevos, explica Rafael Camino, del equipo HUM 440 de la Universidad de Cádiz, que lidera Dario Bernal y que está formado por profesores e investigadores.

En la cápsula del tiempo en la que se ha convertido La Almoraima, los arqueólogos han descubierto ya "un potente basurero de esa época (s.XVI-VII) con restos de fauna y pescado que permitirán conocer la dieta". "También hemos extraído muestras para un análisis de pólenes que nos permitirá la reconstrucción del paisaje en esa época. Ya conocíamos a partir de la documentación de archivo del funcionamiento de la torre en esta época gracias a un documento de 1627 que habla de una torre fuerte con su vivienda", prosigue Camino.

Uno de los retos de los investigadores es lo que llaman opacidad botánica. Es decir, la vegetación es tan tupida que dificulta esa revisión selectiva de yacimientos para determinar el tipo, la extensión y la cronología. Para ello han alcanzado un acuerdo de colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que permitirá mejorar la precisión con tecnología LIDAR (Light Detection and ranging), una de las herramientas modernas más interesantes de la arqueología que permiten medir y cartografiar objetos y estructuras que, de otro modo, permanecerían ocultos. se basa en sensores láser que se despliegan desde el aire o mediante unidades portátiles. Cuando los láseres iluminan la zona que se quiere cartografiar, emiten breves pulsos de luz. Se mide el tiempo que tardan esos pulsos en reflejarse en el instrumento, y cada medición se traza mediante GPS. Los ordenadores utilizan esos datos para construir un mapa tridimensional de la zona.

Excavación

La segunda fase del proyecto de la UCA en La Almoraima es la excavación y puesta en valor de la Torre que lleva el nombre de la finca. Se trata de "un lugar de enorme interés" para la promoción turística del enclave. Por eso, esta construcción de la que sólo se sabe que se levantó antes de 1510 (es cristiana o islámica, pero en cualquier caso, medieval) va a restaurarse a la vez que intenta comprenderse para qué sirvió en su origen.     

Rafael Camino explica parte del proyecto a los visitantes. Rafael Camino explica parte del proyecto a los visitantes.

Rafael Camino explica parte del proyecto a los visitantes. / HUM 440 UCA

El edificio estaba exento y conservaba todo su alzado hasta principios del siglo XX, cuando se le adosó un cuartel de la Guardia Civil, que debió construirse después de 1917. Algunos autores señalan que la torre funcionó después como cárcel, aunque en el momento de su abandono la planta baja era utilizada como cocina, cuando el edificio pasó a ser casa de guardas.

Conservando la estructura, la torre será rehabilitada, pero con el objetivo de que sea "funcional", bien como centro de control, bien como punto de información turística o ambos. Se le pretende dar un uso precisamente como vía para que se garantice su conservación. 

Los arqueólogos de la Universidad de Cádiz cerrarán el proyecto dentro de aproximadamente dos años con la selección de dos yacimientos para efectuar en ellos excavaciones arqueológicas en profundidad, de modo que sustente futuras rutas turísticas por la finca.    

Ruta por la Almoraima. Ruta por la Almoraima.

Ruta por la Almoraima. / HUM 440 UCA

Entre estas podría encontrarse la villa romana hallada en la Dehesa de Cotilla, a unos 5 kilómetros del nuevo pueblo de Castellar, en la ladera de una colina que viene a morir en la margen derecha del río Guadarranque. La existencia de una vivienda rústica con diversas dependencias y la aparición de tres silos excavados en el terreno, restos de habitaciones, algunas monedas (dos de ellas, acuñadas durante los reinados de Valente y Honorio) y abundante cerámica de tosca factura, más algunos trozos de terra sigillata clara evidencian la ocupación del lugar, al menos durante el Bajo Imperio. La intención es fijar la cronología y establecer su extensión.

El pasado día 4 de noviembre, el equipo de la UCA y la finca La Almoraima celebraron una jornada en puertas abiertas para dar a conocer el proyecto a unas 70 personas. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios