Castellar vive una procesión histórica y multitudinaria del Cristo de la Almoraima hasta Pueblo Nuevo
RELIGIÓN
La imagen es trasladada desde la Casa Convento hasta la parroquia del Divino Salvador recreando su llegada hace cincuenta años
Historia del Santo Cristo de la Almoraima
Devotos de la Hermandad del Cristo de la Almoraima han portado este domingo al crucificado desde la Casa Convento, actualmente en la finca La Almoraima, hasta la parroquia del Divino Salvador en una procesión histórica para que la venerada imagen se reencuentre con su pueblo, Castellar de la Frontera.
Después de la misa de mediodía y bajo un sol espléndido, la comitiva ha estado formada por centenares de fieles, además de autoridades civiles y militares, con el alcalde Adrián Vaca entre los presentes. Todos han festejado que, hace 50 años, el Santísimo Cristo de la Almoraima llegó por vez primera al Pueblo Nuevo.
Con la talla ya en la parroquia del Divino Salvador y una vez repetido el camino que realizara aquella mañana del 3 de mayo del año 1973, se ha celebrado una convivencia en la Plaza de Andalucía a partir de las dos de la tarde.
La historia del Cristo de la Almoraima
En los primeros meses del año 1603, los frailes mercedarios fundadores del Convento de la Almoraima se entrevistaron con la condesa de Castellar, doña Beatriz Ramírez de Mendoza, en su mansión madrileña. Al mismo tiempo que doña Beatriz se hallaba ocupada en redactar las constituciones que habían de regir la nueva fundación junto con el fraile mercedario Cristóbal González, se comprometió a dotar al nuevo convento de una serie de objetos litúrgicos y de imágenes sagradas, entre ellas una de un crucificado que debería ocupar un lugar destacado en la iglesia conventual, según explica el historiador Antonio Torremocha.
Con los datos que hoy poseemos y la valiosa aportación de los "Annales de la Orden de Descalzos de Nª Sª de la Merced" redactados por fray Pedro de San Cecilio en 1669, podemos asegurar que la imagen del Cristo Crucificado (conocida como Santo Cristo de la Almoraima) que hoy se venera en la iglesia parroquial del Divino Salvador y antes estuvo entronizada en la capilla del lado del Evangelio de la iglesia conventual, fue encargada a unos talleres madrileños por la Condesa de Castellar en el mes de abril de 1603.
La obra se realizó entre el citado mes y finales de septiembre del mismo año, cuando la condesa de Castellar la entregó a los frailes mercedarios en Madrid, unos días antes de que estos iniciaran el viaje que los llevaría hasta la Almoraima. Fue trasladada, no sin dificultades, según refiere el padre San Cecilio, en un carro, acompañada de los propios frailes, hasta Sevilla, en cuyo puerto fluvial se embarcó en un navío que la trasladó al puerto de Gibraltar.
Consta que en aguas del Estrecho la embarcación sufrió la persecución de un bergantín de corsarios berberiscos procedentes de río Martil, aunque pudo arribar a Gibraltar sin sufrir daño alguno. Desde Gibraltar viajó, a lomos de una mula, hasta la ermita de Nuestra Señora de los Reyes, en la Almoraima, que fue la sede fundacional del Convento hasta que se erigió el edificio actual a mediados del siglo XVII. El Crucificado fue entronizado en la ermita el día 3 de octubre.
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