Adolfo Ramos, el ingeniero algecireño que mantiene en forma a Valderrama

El mejor 'greenkeeper' de España en 2016, un ejemplo de cómo formarse, encabeza la renovación del mítico recorrido sanroqueño

Adolfo Ramos y Juan Quirós charlan ayer en El Cortijo, momentos antes de La Tertulia.
Adolfo Ramos y Juan Quirós charlan ayer en El Cortijo, momentos antes de La Tertulia.
Alessio González

28 de febrero 2017 - 02:10

Los barrios/Adolfo Ramos Rodríguez es un joven algecireño, ingeniero agrónomo, que acaba de ser reconocido como el mejor greenkeeper del año en España por su labor al frente del mantenimiento del Real Club de Golf Valderrama, en San Roque. A base de constancia y muchos sacrificios, Ramos acumula años de formación, en España y en Estados Unidos, y una exigencia diaria que le ha llevado a formar parte de la familia de un campo que es emblema en todo el mundo.

Futbolero y muy algecirista, el head greenkeeper de Valderrama charla con familiaridad con Juan Quirós, el veterano golfista guadiareño, el otro invitado a La Tertulia Deportiva de Europa Sur. Entre anécdotas de uno y otro, Adolfo Ramos habla de la importancia de "formarse desde abajo" en su profesión "y en cualquier otra". "En mi caso empecé cortando el césped y las cañas durante un año", recuerda en referencia al periodo de prácticas que realizó en el mítico club sanroqueño.

Ramos estudió desde pequeño "en colegio e instituto públicos" y completó la ingeniería en su especialidad agrónoma en Córdoba. Se acercó al mundo del golf a través de unas jornadas técnicas en el Club La Cañada de Guadiaro y optó por especializarse en la parcela de greenkeeper "porque vi que tenía buenas salidas, sobre todo en esta comarca". En 2004 vivió su primera experiencia en Valderrama y después pasó por The Wentworth Club, uno de los templos del golf en Inglaterra. Tras muchas horas a pie de césped tuvo la suerte de optar a una beca que concedía Jaime Ortiz Patiño en Valderrama. Esa ayuda le brindó año y medio en la Universidad de Michigan (EEUU), donde continuó formándose también en California antes de dar el salto definitivo al mundo profesional de su sector ya de vuelta a España.

"El que algo quiere, algo le cuesta", resume Ramos, orgulloso de pertenecer al campo más célebre de la Europa continental, la sede de la Ryder del 97. "Valderrama es como el Bernabéu", sentencia.

El algecireño detalla las infinitas labores de un greenkeeper, más allá del pensamiento mal extendido de que sólo debe centrarse en la salud del césped. "Tienes que hacer el campo tuyo", asegura. "La dedicación es tal que el campo es como un niño chico, un bebé, es un ser vivo que necesita cuidados constantes y no puede decirte lo que le duele", explica.

"Por eso ser jugador también ayuda mucho a conocer el terreno y lo que siente el golfista. Pisar por donde él pisa", prosigue. "Tienes que ser un poco psicólogo también porque tienes a treinta personas a cargo, cada uno con su personalidad y sus problemas, y esto al final es un trabajo de equipo".

Ramos comparte la idea de su contertulio Juan Quirós de que el mundo del golf en Estados Unidos y en España siguen a años luz de distancia en muchos sentidos, aunque cree que hay pequeños pasos de acercamiento. "Ya comienzan a venir personas para formarse como greenkeeper aquí o en Málaga. Esta zona sería un buen sitio para fomentar esta profesión y todas las que rodean al mantenimiento de un club de golf", afirma.

El algecireño, que en su adolescencia fue nadador y jugador de waterpolo, entiende que la exigencia de Valderrama "es estar lo mejor posible los 365 días del año". "Nosotros no podemos cerrar como hace Augusta seis meses para estar impecables cuatro días, eso es una excepción, pero con nuestra exigencia del día a día, sólo tenemos que dar un par de retoques antes de una gran competición como la que tendremos en octubre, por ejemplo", detalla en referencia al regreso del Andalucía Masters. "En un torneo estás con tensión hasta que el jugador levanta la copa de campeón", confiesa sobre el estrés que conlleva una cita de semejante calado.

El RCG Valderrama lleva unos años sometido a un importante proceso de renovación entre el que se incluye el cambio del 'terreno de juego', de los dieciocho hoyos. En unos tres meses ya han sido remozados los nueve primeros: greenes, bunkers, roughs... y todo el decorado que da cuerpo al paraje incomparable del escenario que diseñó Robert Trent Jones. "Patiño quería que el campo compitiese con los jugadores y es el espíritu que distingue a Valderrama en todo el mundo", sostiene Adolfo Ramos, que defiende que los cambios no restan dificultad al recorrido.

El último congreso de la Asociación Española de Greenkeepers le galardonó como el mejor del año 2016. "El premio fue un reconocimiento del sector, me hizo mucha ilusión porque en definitiva es un reconocimiento de tus compañeros", reconoce el algecireño, que cuando necesita despejarse un poco la mente de tanto trabajo... acude en plena madrugada a la tranquilidad del entorno natural que sólo puede ofrecer Valderrama.

stats