(1-1) Un Clásico sin vencedores ni vencidos
Algeciras CF - Real Balompédica Linense | La crónica
Algeciras y Balona estrenan 2021 con un empate que contenta a los dos
Iván marca de penalti en el 31' y Pito Camacho iguala en el 50' en el rechace de otro
Los albirrojos siguen líderes invictos y los albinegros amansan las aguas
Algeciras/El Clásico del Campo de Gibraltar acabó en tablas (1-1). Ni para ti ni para mí. Un punto para cada uno que no deja vencedores ni vencidos. El Algeciras CF y la Real Balompédica Linense recibieron 2021 con un empate en su cita aplazada por el coronavirus en diciembre, con un resultado positivo en un duelo de rivalidad cuya onda expansiva siempre va más allá del marcador. Esta vez parece que no acarreará secuelas ni efectos secundarios. Los albirrojos refuerzan su condición de líderes y se mantienen invictos tras ocho partidos. Los albinegros arañan donde solo lo había hecho el Marbella y suman para restañar la moral y para tratar de escapar de los puestos pantanosos del grupo IV-A de la Segunda B.
El Clásico no decepcionó. Rara vez lo hace. El derbi comarcal por excelencia tuvo casi de todo: fue intenso, con ocasiones, con dos penaltis (parece que claros), un expulsado... y la incertidumbre hasta el último segundo de que cualquiera de los dos pudo dar el gran bocado. Quizás el partido no resultó demasiado efectista y se vio condicionado por el exceso en las tarjetas de un árbitro con gatillo fácil en un encuentro en el que apenas se pegaron patadas.
El Algeciras golpeó primero, se sintió superior en la primera parte y pudo haber decantado la balanza durante los primeros 45 minutos ante una Balona atenazada por su situación, quizás demasiado reservona. No obstante, los de La Línea rectificaron tras el descanso, se enchufaron pronto, equilibraron la balanza y presentaron batalla en la segunda mitad, que era lo mínimo que su afición pedía en un partido de estas características. El líder tuvo más y mejores oportunidades en el cómputo global, pero Nacho Miras sobresalió como guardián de la portería albinegra con un par de intervenciones providenciales.
El primer partido del nuevo año para Algeciras y Balona alzó el telón en el Nuevo Mirador, con los 400 privilegiados que pudieron vivirlo in situ y con sendas legiones a la otra lado de la pantalla. Salva Ballesta recompuso el once conocido ante la baja por lesión de Dani Espejo retrasando a Marc Llinares y dando entrada en banda a Raúl Hernández. Melchor regresó al lateral derecho y Alcázar se adelantó al extremo. El otro sacrificado fue Álvaro Romero, a la postre protagonista tras salir del banquillo. Antonio Calderón sorprendió, para mal, con un dibujo en el que Carrasco actuó por delante de la defensa. El míster balono tiró de todos sus zagueros aunque Din se colocó adelantado a pierna cambiada por la derecha y Sergio Rodríguez brilló como lateral izquierdo. Dejó fuera a Coulibaly, fundamental para cubrir ancho en el centro del campo en la segunda parte.
La Balona se plantó al minuto de juego en el área algecirista pero Pito Camacho no lanzó. Fue el primer síntoma de un equipo que no chutó a puerta en el primer periodo. A los cinco minutos la tuvo el Algeciras en un córner en el que Fran Serrano y Ubis intentaron el remate pero se toparon con Nacho Miras -paradón en medio del barullo- y Sergio Rodríguez. Los visitantes trataban de dificultar la salida de balón de los locales, siempre con sensación de peligro en campo contrario.
La Balona tuvo más el balón pero de una manera estéril mientras que el Algeciras provocó los "uy" de sus parroquianos. En el 9' Armando cabeceó fuera un centro de Melchor y en el 20' Danese abortó dentro del área un balón que ya controlaba para chutar Iván Turrillo. A la media hora llegó la primera jugada clave del Clásico: una falta lateral que botó Juan Serrano y penalti por mano de Pito Camacho que el árbitro no dudó un solo segundo. El capitán algecirista Iván engañó a Nacho Miras en el lanzamiento y adelantó a los de casa. Éste no falla en las grandes citas.
El Algeciras, en ventaja, aumentó esa sensación de superioridad ante una Balona que se resintió al verse por detrás. El plan inicial de los albinegros (que vistieron de celeste y blanco) se caía mientras que los albirrojos palpaban el segundo mazazo. Sin embargo, el segundo no llegó porque el líder no estuvo acertado en las últimos metros y cuando lo estuvo se topó con Nacho Miras, que sacó otra clara a Alcázar. Los centros, especialmente en botas de Raúl Hernández, no encontraron destinatario.
El descanso llegó como un bálsamo para la Balompédica y tuvo el efecto deseado por los linenses. Calderón dio entrada a Coulibaly en la zona ancha y a Peque en banda, una amenaza más para los laterales albirrojos. No tardó en encontrar premio la Balona, que tras un saque de esquina botado por el exalgecirista Antoñito vio como el balón impactaba en la mano de Edu Ubis, de manera similar a lo que había pasado con Pito Camacho en la primera parte, incluso en la misma zona de la misma área. El trencilla tampoco lo dudó. Pito Camacho lanzó el penalti, Vallejo le adivinó y tocó el balón, que dio en el larguero y quedó muerto para que el almeriense empujase el rechace de cabeza.
Con el 1-1 y cuarenta minutos por delante -mucho partido-, el Clásico viró. La Balona ganó confianza y se empezó a sentir mucho más cómoda. El Algeciras, por contra, tardó en digerir el golpe. Los de Salva Ballesta apostaron por la paciencia más que por el arreón, pero la realidad es que la sensación de superioridad se esfumó en un segundo acto mucho más disputado y abierto, así como también interrumpido por el aluvión de amonestaciones del extremeño García Gómez. Excesivo el árbitro.
Los algeciristas insistieron por los costados, donde Llinares y Raúl Hernández se batieron con Bryan Barrios y Sergio Rodríguez en unos lances de verdad, que unas veces se llevaba uno y otras, el otro. De las bandas nacieron algunos centros envenenados, pero la ocasión más contundente del Algeciras en esta mitad la tuvo Álvaro Romero. Al poco de ingresar en el campo, el sevillano se plantó solo ante Nacho Miras tras una buena combinación colectiva. El meta balono se hizo enorme en el mano a mano. Corría el minuto 66 y ahí pudo estar el partido para los del Mirador.
La Balompédica, más asentada, quiso buscar las cosquillas por medio de Alcaide, Antoñito o el revulsivo Koroma, muy participativo, aunque solo volvió a inquietar a Vallejo en el último suspiro. A diez minutos del final, el algecirista Armando vio la segunda amarilla en la segunda falta que cometió. No fue para una amarilla, como tampoco lo era la siguiente acción de Chironi, que sí se libró de la tarjeta.
Con uno menos, Salva Ballesta enseñó los colmillos y quemó las naves arriba. Los jugadores entendieron el mensaje desde el banquillo porque fueron, seguramente, los minutos más atrevidos (o temerarios) del Algeciras ante una Balona que protegía el botín (que no era poco) con cabeza y pudo dar el campanazo. De hecho, casi se cuela un despeje de Juan Serrano que obligó a Vallejo a estirarse. Cualquiera de los dos pudo marcar en el tiempo añadido para llevarse tres puntos que habrían dejado en nada el derroche de todo un partido.
El gol del descuento, no obstante, quedó en la imaginación y el silbatazo final deja a los dos equipos contentos, quizás a uno más que a otro, pero con el mismo premio: un punto en una competición que no suele conceder regalos.
El Clásico de la primera vuelta ya es historia. El Algeciras se consolida como líder invicto con 20 puntos, cinco más que el Sanluqueño, que este domingo venció su aplazado con el Cádiz B y superó a Tamaraceite y San Fernando, y la Balona se pone con 10 puntos, por encima del Marbella, en la séptima plaza, pero a tiro de piedra del tercero. Queda un mundo y el reencuentro n el Municipal, Covid mediante.
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