"¿El Antequera fácil? Si me dan a elegir hubiese preferido debutar con el Cádiz"
El 'nuevo' técnico albinegro pide a la afición de La Línea que el domingo ofrezca otra muestra de fidelidad y ayude al equipo "como si fuese el último partido de Liga". "Que se olvide de mí y apoye a los jugadores", dice
¿Quién dijo miedo? Gabriel Navarro Baby ha regresado en estado puro al vestuario del Municipal de La Línea, dispuesto a desafiar una vez más a la cordura. Capaz de expresar casi temor por un Antequera que coquetea con el descenso asegura que le hubiese gustado debutar con el indestructible líder Cádiz El nuevo -es un decir- entrenador de la Balompédica se deshace en elogios para su predecesor, José Luis Burgueña y empieza sus conocidas arengas con una dirigida a la afición, a la que le pide que una vez más demuestre el próximo domingo su fidelidad.
¿Por qué renunció en verano, en medio de la euforia, a continuar al frente de la Balona y ahora acepta coger las riendas en una situación tan difícil?
-Es muy fácil, principalmente por mi cansancio. Llevo una vida muy ajetreada; me levanto a las seis y media de la mañana, me hago unos trescientos kilómetros diarios para poder atender a mis responsabilidades en el Patronato de Deportes de Barbate y cuando lo compatibilizo con la Balompédica no tengo un día de descanso. Las semanas van de lunes a domingo y yo ya tengo una edad. Esto se hace insufrible durante un año entero y yo sabía que podía aceptar. Cuando acabó la temporada, después de toda la tensión que había soportado, estaba agotado. Alfredo [Gallardo] me preguntó que si me podía convencer de alguna manera y yo le respondí que ni por todo el oro del mundo…
-… y entonces ahora?
-Ahora existe una situación límite y el presidente me lo ha pedido y ya he dicho cientos de veces que en determinadas circunstancias yo no puedo decir que no a la Balona. Además creo que cuento con el respeto de mis compañeros, de la mayor parte de los medios y de gran parte de la afición y eso en estos momentos cuenta.
-¿Pero lo hace porque se siente obligado o porque mantiene la ilusión?
-Si no afrontas una situación como ésta con ilusión no eres capaz de sacar adelante un proyecto y yo he aceptado porque creo en lo que vamos a hacer. Sé que no va a ser fácil, pero ni mucho menos es imposible.
-Pues hay quien piensa que el equipo está medio descendido.
-No voy a perder un solo minuto del presente hablando del pasado o del futuro. No tiene sentido, ni voy a valorar si es más fácil o menos difícil. Lo único que me preocupa es el partido del próximo domingo con el Antequera que es en el que tenemos que centrar nuestro esfuerzo. Ése es ahora nuestro objetivo, diga lo que diga la clasificación.
-¿El problema más grave al que debe hacer frente es el estado anímico de una plantilla que no sabe lo que supone una victoria?
-Está claro que una marcha como la de esta Balona provoca un deterioro anímico, pero eso se soluciona ganando. Los triunfos dan confianza y seguridad.
-Pero es que primero hay que ganar para tener esa confianza.
-Eso es lo que vamos a intentar por todos los medios hacer el domingo. Para mí en estos momentos no existe otro partido.
-Al menos el rival no es de los presuntamente más complicado.
-¿Qué no? Con El Ejido, hace un par de semanas, perdió 3-0, pero el primer gol no lo encajo hasta el minuto ochenta y tantos. Es un equipo rocoso, con un contraataque que puede hacerte daño, así que habrá que tener mucha paciencia. Pero vamos, que igual que no pienso en el pasado, tampoco lo hago en el calendario. Si me hubiesen dado elegir me hubiese gustado debutar con el Cádiz. O con cualquier otro de los que está arriba. En estas categoría todos los equipos son difíciles.
-Por cierto, ¿qué sensación le ha dejado la destitución de José Luis Burgueña?
-Amarga, muy amarga. Era la persona más competente que en su momento podíamos haber encontrado para dirigir a la Real Balompédica, entre otras muchas cosas porque tiene un currículum envidiable. Yo pensé que podría estar tres o cuatro temporadas en el cargo y que yo podría seguir apoyándole con mi labor de ojeador. Lo que pasa es que el fútbol, a veces, precisa de males necesarios. El equipo ha entrado en una crisis de resultados porque a pesar de su enorme dedicación y de eficiente trabajo las cosas no le han salido bien.
-Pues le ha dejado como herencia, entre otras cosas, una difícil situación con Enzo Noir.
-Tengo claro que yo siempre he valorado a los jugadores por lo que trabajan conmigo y así será. Insisto, no voy a perder un minuto hablando del pasado.
-Pero no negará que a veces se cansa de este papel de apagafuegos.
-La verdad es que he sustituido a grandes compañeros, aunque entiendo que el mejor de todos es precisamente José Luis Burgueña. No sé muy bien por qué se tiene que reproducir una y otra vez esta situación.
-¿Cómo espera que le reciba la afición de La Línea? A fin de cuentas el domingo vuelve usted al banquillo después de haber ascendido al equipo.
-Es que no espero nada. Lo que me gustaría, si es que puedo pedir algo, es que se volcasen con nuestros jugadores, que se olviden de mí. Yo no soy importante. Es el momento de que quede patente el fervor que esa afición siente por este equipo. Es como si fuese el último partido de Liga. Necesitamos muchísima ayuda.
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