De la nada al (casi) todo (2-2)
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La Balona se ve 2-0 en Huelva después de encajar sendos goles de córner Los albinegros tiran de amor propio, empatan e incluso disfrutan de ocasiones para haber volteado el marcador
La Balona se paseó peligrosamente por el lado oscuro en el Nuevo Colombino por esa manía de autolesionarse que tiene desde que comenzó la temporada, a la que Manolo Ruiz aún no ha encontrado remedio y que esta vez acentuó el colegiado, que ignoró un penalti de libro sobre José Ramón. Con todo perdido y las alarmas sonando a lo lejos, el equipo de La Línea se desabrochó, rehizo su dibujo y no sólo enjugó el dos-cero con el que había llegado al descanso, sino que disfrutó de dos ocasiones claras/clarísimas para haber volteado el marcador. También tuvo la última el Recre, así que aunque lo fácil es quedarse sólo con las últimas sensaciones, el marcador, pudiendo haberse decantado del lado visitante, tampoco es para tirarse de los pelos. Un empate que saca a los linenses de la plaza de promoción, que ya es algo, pero que les deja a un punto de un rival al que pudieron adelantar y, no hay que olvidarlo, concede al Decano la ventaja del golaverage en caso de empate al final de la andadura.
Manolo Ruiz está convencido de que el camino del éxito es el de la confianza y repitió ayer, hasta donde le dejaron las circunstancias, el once que presenta desde que tomó las riendas del conjunto. El equipo no estaba incómodo y la prueba fue un potentísimo disparo de Ximo Forner al larguero (7').
Cuando la Balona parecía llevarse el partido a su terreno llegó el minuto diez. Y el Decano repuso esa película de terror que los aficionados balonos tienen la sensación de ver un domingo sí y otro también. Primero un error de Javi Gallardo [otra vez muy mal]. Después otra salida en falso de Lolo Soler y cuando Núñez ya celebraba el tanto, Manu Palancar apareció de la nada y salvó sobre la línea de meta. El indulto apenas duró treinta segundos. El tiempo que precisó Antonio Domínguez para botar un córner y el propio Núñez para cabecear en el primer palo... sin apenas oposición.
Los balonos no se quedaron con la copla. Y siete después otro córner, que el público ya aplaudía como si de un penalti se tratase. Y otra vez Antonio Domínguez y un primer remate, un rechace y Ale Zambrano que hizo el dos-cero.
Fue cuando se vio por detrás de lo que ahora se llama línea roja cuando la Balona se desperezó del todo. En los últimos veinticinco minutos del primer periodo fue superior, con José Ramón siempre partícipe. En el 30' Carlos Delgado le tocó por detrás en el área. El propio jugador muestra una herida de guerra como demostración de la falta. El problema que, existiendo el penalti, que era indiscutible, el punta balono teatralizó demasiado su caída y eso equivocó al árbitro, si es que éste tenía alguna voluntad de cobrarse la pena máxima.
Siete después el propio José Ramón le ganó las vueltas a la defensa y trató de entregar el pase de la muerte a Espinar, pero en el último suspiro se cruzaron dos defenas en su camino.
Los albinegros se fueron al descanso con un dos-cero adverso como consecuencia de su pésimo control del juego aéreo sobre todo en el área propia. Una forma de marcar goles, la del Decano, tan legítima como cualquier otra. Y si no, que alguien pida a la Internacional Board que cambie las reglas y haga los campos redondos para que no tengan esquinas. Aunque igual es mejor poner un poquito más de alma en defender esas acciones o fichar de una puñetera vez a un tipo que sea capaz de contrarrestar esa carencia.
Tras el descanso Ruiz cambió de planes. O mejor dicho, regresó a los iniciales nunca desplegados, porque dibujó el equipo que había dejado ver en los últimos entrenamientos de la semana. Lo primero que hizo fue dar entrada a Zamorano en lugar de Ximo Forner. El argentino dotó al equipo de más carácter, que es algo de lo que está muy faltito. Después cambió el esquema. Colocó a Ismael Chico por delante de la defensa, una línea de tres por delante con Juampe, Mauri [extraordinaria su segunda mitad] y el mencionado Zamorano y ya en punta José Ramón y Espinar.
La apuesta implicaba correr riesgos, muchos. Y pronto quedó patente. Dani Molina se presentó delante de Lolo Soler y tuvo el tiro de gracia de Dios sabe qué consecuencias, pero el guardavallas aguantó, achicó espacios y rechazó su disparo. En el 56' [y después de otro córner, qué casualidad] el balón llegó a los pies de Cristian Fernández, incomprensiblemente solo en el mismo borde del área y su disparo encogió el corazón de la treintena de linenses repartidos por las gradas, para al final irse a una cuarta del marco.
Después de los dos sustos el partido cambió. Ismael Chicó empezó a conectar con sus compañeros, las pérdidas no forzadas desaparecieron y la Balona dejó patente que estaba acorralada contras las cuerdas, pero que aún no había besado la lona. Un dato que no debe pasar desapercibido, porque después de una semana dura y de un dos-cero adverso, cualquier equipo hubiese bajado los brazos pero la Balompédica se vino arriba en busca de un mejor marcador. Al fin una demostración de carácter.
En el 66' empezó a voltear el partido. Fue en una falta ensayada en la que José Ramón recibió, metió al punto de penalti y Joe acertó con el marco.
El gol no sólo devolvía la Balona al partido, sino que metía el miedo en el cuerpo a un Recre cogido con alfileres, que había corrido lo indecible en la primera mitad y que paulatinamente se quedaba sin fuerzas.
No hubo que esperar más que cuatro minutos. La acción, un poco rara, termina con Álvaro Moreno despejando hacia su propio larguero y con José Ramón, más que vivo, robándole la cartera a todo el mundo y marcando a puerta vacía. Era el 2-2.
Los veinte minutos que restaban fueron un monólogo de los visitantes, que con la entrada de Canario ganaron en criterio, quizás también porque el rival se quedó con diez por la lesión de Mario.
El futbolista insular no había hecho más que saltar al césped cuando puso a Zamorano frente a frente con el meta Rubén Gálvez. Casi como el día del Athletic. Y como aquella noche, con todo a favor, el argentino ni siquiera atinó con la portería. Está escrito que su rollo no es el gol, pero ayer tuvo la oportunidad de salir por la puerta grande y la mandó al limbo.
Aún tendría otra el equipo linense. Otra vez Canario la puso al borde del área pequeña y Buitrago, con todo para hacer gol, cabeceó fuera mientras los inquilinos del banquillo visitante se mesaban los cabellos de desesperación.
Al borde del pitido final, porque así es el fútbol, la tuvo el Recre. Ernesto encontró un incomprensible pasillo y se plantó en el punto de penalti para fusilar, pero mientras encañonaba Carlos Guerra se tiró al suelo e interceptó su disparo.
La Balona acabó no sabiendo si celebrar el empate después de un 2-0 o lamentar no haber ganado. Igual puede hacer ambas cosas.
Árbitro: Adán Alonso Portillo (Sevilla). Empañó un bien arbitraje al ignorar, por recomendación de su linier, un claro penalti de Carlos Delgado a José Ramón (30').
Tarjetas: Amarillas a los locales Antonio Domínguez (40') y Ernesto (78') y al visitante Ismael Chico (84').
Goles 1-0, Núñez, de cabeza, a la salida de un córner (11'). 2-0, Ale Zambrano aprovecha un rechace tras otro saque de esquina (18'). 2-1, Joe, a pase de José Ramón, tras una falta ensayada (66'). 2-2, José Ramón aprovecha un rechace del larguero en un despeje hacia el propio marco de Álvaro Moreno (70').
Incidencias: Encuentro de la 21ª jornada en el grupo IV de Segunda B, disputado en el Nuevo Colombino de Huelva ante unos 3.000 aficionados, de los que una treintena llegaron de La Línea. Los hinchas locales abroncaron a la directiva. Los dos conjuntos saltaron al césped con camisetas de apoyo a la campaña 'La sonrisa de Rafa' y portaron una pancarta con el mismo lema.
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