La Balona apura el trago más dulce (1-0)

Una gesta sin precedentes. La Real Balompédica actuó ayer como lo que es, un equipo grande, realmente grande. Inmenso. Corrigió errores, acalló críticas, se metió a su público en el bolsillo y echó de la Copa del Rey, por primera vez en su centenaria historia, al subcampeón de 2003, al más antiguo de los equipos del país, al que de paso le cobró la factura de la inmerecida derrota que le infringió el pasado domingo en Liga. Lo hizo en un encuentro de guión soñado y con un desenlace de esos que los clásicos llamaban no apto para cardiacos. En el partido en el que Joe dio un paso hacia la madurez reivindicándose con una soberana actuación apenas setenta y dos horas después de recibir todo tipo de críticas. En una noche tan perfecta que, como si el dios del fútbol hubiese querido dar una lección a los más lenguaraces, contó hasta con la colaboración arbitral en momentos puntuales pero determinantes del primer periodo. Porque al final no hay confabulaciones ni jerarquías. Hay algo tan sencillo como fútbol. Y los errores arbitrales son un factor más de este deporte, que precisamente por sus imperfecciones alcanza casi la categoría de religión para tantos.

La Balona actuó desde el principio como un equipo orgulloso, herido. Sin dejarse intimidar por sus dos resultados anteriores. Con sed de sangre copera. Seguro de sí mismo ante un Recre que se presentó en el Municipal con un equipo infinitamente más competitivo del que habían hecho ver desde la capital onubense. Con una pila de primeros espadas.

Sin embargo el primer susto llegó en el minuto nueve y fue para una parroquia local que se lo está pasando tan bien que le importa poco que su equipo llegase tras acumular dos derrotas. Miguelito se fue al suelo cuando Olmo le salió al paso. Que fuera falta o no es más que discutible. Que hubiese sucedido dentro del área no alcanza debate. El árbitro tomó la única decisión que le garantizaba el error; decretó la infracción, pero fuera de la zona de máxima pena. Sonó a indulto.

Pasado el mal trago, la Balona tomó el mando de las operaciones. El Recre, perfectamente coordinado eso sí, se atrincheró en su medio campo hasta convertirse en un equipo pequeño. Mezquino, que no humilde. León y Mauri se demostraban como alternativas más que válidas, necesarias y Espinar ya avisó en el 23' de sus aviesas intenciones, pero el tanto fue anulado, y con razón, por fuera de juego.

Durante todo el primer tiempo el juego de Canario entre líneas superaba a un Decano acunado en su mitad del campo, empequeñecido por una Balona valiente, con desparpajo con un Isamel Chico omnipresente. Zamorano, Espinar y el propio '10' acariciaron el uno-cero, pero la suerte parecía esquiva. O mejor dicho, aguardaba para un desenlace más emotivo.

En el 37' llegó la otra decisión del colegiado que, de producirse en sentido contrario, provocaría que se hablase de las tramas contra los de La Línea. Olmo derribó a Cristian Fernández cuando era el último defensa y el atacante iba frontal hacia el marco. Ante la incredulidad del banquillo forastero, el trencilla resolvió la acción con una tarjeta admonitoria.

Justo antes del intermedio Joe añadió otra acción determinante al día que se hizo mayor. Sacó bajo los palos y con Lolo Soler ya batido un disparo de Dani Molina.

Era curioso, la Balona había sido infinitamente mejor que el rival en casi todos los aspectos, pero el Decano tuvo tres clarísimas. Esta vez, al contrario que el domingo, no acababan en el marco.

La segunda parte fue más enrevesada. Con menos chispa. Unos y otros parecían acusar el esfuerzo de los últimos días al tiempo que dejarse llevar por las precauciones y aferrase a esa bola extra que siempre supone la prórroga. Cada uno esperaba su momento, pero eso sí, la Balona lo buscaba con el balón, con verticalidad, y el Recre escondido en un juego insípido. Porque hay formas de perder. Y se puede hacer con tanto orgullo como lo hizo la Balona el domingo. O como lo hizo el Recre ayer.

En el 58' Espinar le buscó las vueltas a la zaga en una entrega de un Mauri (merecidamente ovacionado cuando fue relevado), pero el disparo del centrodelantero se estrelló en un Ribeiro segurísimo toda la noche.

Y llegó el 85. El balompié fue tan infinitamente generoso que permitió que la jugada que catapulta a la Balona hacia la eliminatoria con el Talavera naciese en un robo de Joe. Precisamente de Joe. Tocaron varios. Zamorano le pegó no se sabe -ni importa- si con la intención de disparar a puerta o de centrar. Pero el caso es que en su trayectoria estaba Espinar, un futbolista colosal que desvió el esférico hacia el sueño de la clasificación.

Como sucedió hace un año en Marbella, la Copa sirve de bálsamo a un dubitativo arranque liguero de una Balona que si encuentra -y parece tenerlos- los parches para sus debilidades defensivas va a divertir y mucho a los suyos. Y como su añeja y sabia parroquia lo sabe ya le despidió el domingo con aplausos. Ayer, sencillamente, cayó rendida a sus pies.

ÁRBITRO: José Manuel Fernández Fernández (Badajoz) Favoreció a la Balona con dos decisiones importantes en la primera mitad.

TARJETAS: Amarillas a los locales Salva Rivas (22'), Olmo (35'), Ximo Forner (79') y Copi (87') y al onubense Dani Molina (20').

GOL: 1-0 (85') Espinar remata desde cerca un centro de Zamorano.

INCIDENCIAS: Encuentro único de la primera eliminatoria de la Copa del Rey, disputado en el Municipal de La Línea ante algo menos de 2.500 espectadores. Antes del comienzo del encuentro se hizo entrega del trofeo al pundonor 'Salvador Mota' de la temporada pasada al capitán albinegro Ismael Flores Palomino (Ismael Chico), que recibió una prolongada ovación.