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Dolido. Desesperanzado. Diríase que se siente traicionado, aunque él se cuida de no pronunciar este término. Así abandona Juan Antonio Cabeza la ULB (él, con el lógico calentón sostiene que el baloncesto) el hasta el pasado martes entrenador del equipo de La Línea, destituido después de que los albinegros hayan cosechado cuatro derrotas en otros tantos enfrentamientos en el grupo DA de la Liga EBA. Cabeza entiende que después de casi dos décadas en la entidad merecía al menos la oportunidad de haber podido cambiar a alguno de sus jugadores antes de ser guillotinado y recalca que nunca recibió no ya un ultimátum, sino ni siquiera un aviso.
“En el apartado anímico me siento derrotado”, confiesa el ya exentrenador de la ULB, que queda en manos de quien ha sido su ayudante, el barreño Jesús Guti. “Para nada me lo esperaba”.
“Si se analiza como realmente han sucedido los acontecimientos, es injusto lo que han hecho conmigo”, dice con rotundidad. “Podría quedar bien y decir otra cosa pero… creo que me merecía que me dejasen utilizar todo el cargador, todos los recursos y sin embargo al segundo disparo se me arrebata la opción… nadie me dijo nunca vamos a cambiar esto, no me han dado esa oportunidad”.
“Parece ser que el equipo estaba dando una vergonzosa imagen y que yo no era capaz de revertir la situación”, dice en referencia a las explicaciones recibidas por parte de la directiva a la hora de comunicarle la destitución. “Yo creo que no era así. Es verdad que hemos perdido un partido de 21… pero en las temporadas anteriores también se dieron y gracias a Dios se respetó al entrenador”.
“Ahora mismo siento un vacío muy grande, me echan de mi equipo”, dice mientras los ojos amenazan con jugarle una mala pasada. “Yo tenía una ilusión muy grande y se han roto un día para otro. Ahora mismo creo que no volveré a entrenar, porque por mis circunstancias laborales es complicado que regrese a la cantera y también que me pueda mover a otras ciudades”.
A la pregunta de si culpa a alguien de su destitución, responde: “El responsable es solo y exclusivamente a Juan Antonio Cabeza, por ser tan bueno como ha sido”.
“A mí se me achaca que me han faltado dotes de mando”, desvela. “El catedrático en la sombra [cuyo nombre no desvela] asegura que no sé llevar un grupo senior. Por lo visto con una plantilla en la que casi todos los jugadores son de casa y no son profesionales había que haber tenido otra conducta. O eso piensan algunos”.
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