Bienvenido a 'casa', míster

La Hoya Lorca, el equipo revelación no ya del grupo IV sino de toda la Segunda división B, llegará el próximo domingo al Municipal de La Línea encabezado por su entrenador, José Miguel Campos Rodríguez, un completo desconocido para la mayor parte de los aficionados del conjunto de casa, cuando la realidad es que se trata poco menos que de un linense más. En concreto, un hijo de linenses. Y en el caso del padre, no precisamente de un ciudadano anónimo. El técnico del conjunto lorquino es descendiente de Pepe Campos, uno de los míticos jugadores de la Balona, que alcanzó sus mejores éxitos en el Sevilla y que era propietario de un conocido bar-restaurante en la calle Real a mediados de los cuarenta: el Gran Britz.

José Miguel Campos nació en Mazarrón en 1966, cuando su padre, ya retirado de la práctica deportiva, se afincó en suelo murciano. Como futbolista José Miguel Campos [Campos en las alineaciones] defendió los intereses de clubes como el Real Jaén (con el que visitó el Municipal en la 91-92), el Mármol Macael y la UD Melilla (en estos dos últimos coincidió con el exbalono David Rico, con el que mantiene una muy buena amistad) y como técnico su logro más importante fue relevar a Javier Clemente en el Murcia en la Segunda A, aunque su currículum también recoge dos ascensos a la división de bronce, uno con el Baza y otro con el Murcia Imperial.

El pasado verano La Hoya-Lorca le ofreció la posibilidad de subirse a su proyecto y aunque eso suponía recorrer 120 kilómetros al día (sesenta en cada sentido) aceptó porque era compatible con su trabajo para la administración de la capital murciana. La experiencia no ha podido salir mejor y ahí están los números.

Lo que pocos saben es que el pasado mes de junio el nombre de José Miguel Campos apareció subrayado de manera muy significativa en la agenda de la Real Balompédica como máximo candidato a relevar a Rafa Escobar si el cordobés recibía una oferta en firme de un club de superior categoría. Escobar se quedó en el club para agotar su contrato y Campos admite que "algo" supo, pero recalca que nadie del cub se puso en contacto con él, a pesar de que tiene una relación cordial con el gerente, Mario Galán.

Pero con independencia de su experiencia deportiva, lo que hace singular a este entrenador -al menos en lo que a la afición de La Línea se refiere- es su condición de casi linense. Y es que José Miguel Campos es hijo de Pepe Campos, uno de los mejores futbolistas que haya parido La Línea, cuya muerte lloró el balompié de toda Andalucía en junio de 2009.

Pepe Campos fue, además de un excepcional futbolista, el propietario de uno de esos sitios emblemáticos de la ciudad, el Gran Britz, un bar-restaurante que albergaba las mejores tertulias de La Línea y que estaba situado en un punto céntrico de la calle Real, el que más tarde dio cabida al también desaparecido Bar Ecuador.

"La verdad es que si algo no me voy a sentir este fin de semana es extraño en La Línea", explica el técnico lorquino. "Ni en la ciudad, porque yo he veraneado muchos años en La Atunara para poder estar con mi familia, ni en el estadio, porque he visto jugar muchas veces allí a la Balona y sobre todo viví en él muchos trofeos Ciudad de La Línea, porque nos íbamos en julio a pasar la Feria y ya nos quedábamos".

"Yo he visto a mi padre, ya retirado, irse con Quimet Carreras, con el que tenía una gran amistad, a los campos de tierra para ayudarle a entrenar y tengo en la cabeza a jugadores como el portero Diego Tinajero o el delantero Bancalero, que eran referentes en aquel momento", abunda el preparador.

"La verdad es que me hace ilusión, con independencia de que una vez allí trate de que mi equipo gane, porque siempre me he sentido vinculado a esa ciudad y sigo a través especialmente de vuestro periódico la actualidad local y deportiva", acaba. "Estoy muy al tanto de lo que sucede allí".