Bilbao se tiñe de blanco y negro
La capital vasca recibe con enorme cariño a los balonos que viven un día de fiesta por sus calles
Bilbao adoptó ayer, siquiera por unas horas, los colores blanco y negro de la Real Balompédica, un equipo al que ya consideran "hermano" (así se refieren a los de La Línea varias peñas a través de sus redes sociales) después de una convivencia ejemplar durante la eliminatoria de Copa que enfrentó a los albinegros con el Athletic. El inimitable 'oé, Recia oé' tronó durante el día en diferentes puntos de la capital bilbaína, donde los alrededor de quinientos fieles que acompañaron a los de Rafa Escobar fueron tratados como ilustres invitados por la añeja y sabia afición de una ciudad que rezuma fútbol por todos los rincones, que está engalanada cada pocos metros con una banderola del Athletic Club y cuya prensa se refería siempre al equipo de La Línea como Balona.
Este 16 de diciembre que quedará para siempre en la historia de la Balompédica comenzó muy temprano. Poco después de las cuatro de la madrugada ya coincidieron en ventas de la Ruta del Toro muchos de los que emprenderían el vuelo desde Sevilla antes del amanecer y que llegaban a Bilbao al filo de las nueve.
Desde poco después era fácil encontrarse por cualquier esquina del casco antiguo o de las inmediciones de San Mamés a grupos de hinchas, casi todos identificados con la centenaria guayabera blanquiengra o con las bufandas conmemorativas. Al frente de uno de esos colectivos, el alcalde Juan Franco, con uno de sus hijos, como un balono más. Una hora y media antes del encuentro ya había hinchas balonos fotografiándose en los alrededores de San Mamés, uno de los mejores estadios del mundo.
El otro punto de encuentro, el más bullicioso, se instaló en las inmediaciones del hotel Abando, lugar de concentración de la plantilla. La dirección del hotel tuvo a bien sustituir una de las banderas de su entrada por la de la Real Balompédica, una decisión muy celebrada.
Mientras, los profesionales, ajenos a tanto ajetreo, se marcharon a Lezama para ejercitarse bajo la atenta mirada de la junta directiva, con Alfredo Gallardo a la cabeza. Los jugadores se extendieron en elogios a esas instalaciones (en las que hoy volverán a ejercitarse). Al regreso les esperaban dos agradables sorpresas, las visitas de su excompañero Chema Mato y del mítico exentrenador Carmelo Cedrún, que se fundió en un emocionado abrazo con el gerente Mario Galán y que no dejaba de expresar su orgullo por todo lo que sucedía.
Mientras los dirigentes balonos se fueron a la preceptiva comida de directivas y los jugadores se tomaban el último descanso, los balonos siguieron divirtiéndose por la calles, a la espera de la salida del equipo a San Mamés. Una despedida que más que de ánimos llevaba impreso un mensaje: "Gracias por habernos traído hasta aquí".
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