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Carmelo Cedrún, el balono eterno

Fútbol

El mítico preparador vasco, el segundo que más veces se ha sentado en el banquillo de la Real Balompédica, sigue al día la actualidad de los albinegros y recuerda con nostalgia su paso por La Línea

De izquierda a derecha, Iribar, Casillas y Cedrún, en un acto reciente.
De izquierda a derecha, Iribar, Casillas y Cedrún, en un acto reciente.
Rubén Almagro

06 de julio 2009 - 05:02

Carmelo Cedrún Ochandategui (Amorebieta, Vizcaya, seis de diciembre de 1930) ocupa un hueco grande en la historia de la Real Balompédica. El mismo, posiblemente, que la Real Balompédica acapara en la vida del ex preparador vasco. El mítico ex guardameta del Athletic y de la selección nacional es el segundo hombre que más veces se ha sentado en el banquillo albinegro. Lo hizo, en etapas distintas, en casi doscientas oportunidades. Sólo le supera Gabriel Navarro 'Baby'. A sus 78 años Carmelo aún tiene frescos los recuerdos de La Línea. No resulta tan extraño. Pocos técnicos han conseguido identificarse más con la ciudad de lo que lo hizo él. Sus lazos llegan a tanto que afirma que sigue la trayectoria de los albinegros a diario a través de la prensa. "Como lo que soy, un balono más", recalca.

Cedrún llegó a la Balona en los albores de la década de los ochenta de la mano de Manuel Monteagud, después de pasar por el Espanyol y por el Baltimore estadounidense y con el único bagaje como técnico de la dirección del Barakaldo, al que dirigió incluso en Segunda A.

El preparador vasco encabezó un equipo cuya alineación aún recitan de memoria los aficionados más acérrimos y entre sus muchos éxitos permanece en la retina de los balonos aquella inolvidable eliminatoria copera con el Sevilla en la que el conjunto de Nervión precisó la ayuda del colegiado sevillano Pérez Sánchez -hoy comentarista de la Cadena Ser- para doblegar a los linenses en la prórroga del encuentro de vuelta. "Nos robaron allí en el Pizjuán después de que ganásemos dos-cero en La Línea. Teníamos un equipo muy bueno, extraordinario, pero no nos dejaron llegar más lejos", evoca, todavía con resignación en su tono de voz.

"Aquella Segunda B no tiene nada que ver con ésta", subraya. "Nosotros teníamos un equipazo, pero había otros iguales o mejores, se jugaba muy bien al fútbol, iba mucha gente al estadio… ahora todo es diferente", lamenta.

A sus 78 años, Cedrún ya no está vinculado al fútbol activo, pero sigue al frente de sus negocios. "Para qué me voy a retirar, si estoy como un chaval. Me siento más joven que cuando estuve en La Línea, estoy hecho un niño", bromea con su carácter jovial y optimista de siempre.

Carmelo ya no ejerce en Lezama y apenas tiene apariciones públicas relacionadas con su pasado futbolístico, pero eso no le impide estar cerca de los dos equipos de su vida. "Durante la temporada estaba viendo los partidos del Athletic y a los que llevaba radio y se sentaban a mi alrededor ya les decía que me avisaran de cómo iba la Balona", asegura. "Y venga derrotas y venga derrotas. Me cachis en la mar. Estaba negro, porque yo aprecio muchísimo aquello".

Cedrún está tan al día de la actualidad de la Balona que incluso sabe que el césped del Municipal, va a ser sustituido por uno sintético. "Ya no me gusta. Desde que los pusieron aquí en los campos del Athletic ya no ha salido un futbolista, se vuelven todos señoritos".

"No son solo los campos", reflexiona. "Es que los chavales no tienen la ilusión que hace falta para ser futbolistas. La juventud ha cambiado muchísimo".

"Antes era diferente", dice. "En La Línea, por ejemplo, hicimos futbolista a Chuti, que era un jugador excelente, porque le estábamos regañando todo el día y él lo aceptaba porque quería llegar y de hecho lo hizo. Después cada vez que nos veíamos me daba unos abrazos… y mira que le gritaba".

"¿Cómo no me voy a acordar de mi paso por La Línea? Me acuerdo y mucho y además me produce mucha felicidad", insiste. "Yo sé que allí se me quiere, igual que yo les quiero a ellos, porque dejé muy buenos amigos".

"A ver si tengo oportunidad y voy por allí unos días para saludar a mucha gente", se despide. Si algo puede tener claro Carmelo Cedrún es que sería recibido con los brazos abiertos.

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