Cristo: la nueva perla del Málaga es de Algeciras

Algeciras/Cristo, un algecireño de 19 años, es la sensación del momento en el Málaga CF. Acaba de bautizarse en Segunda división pero ya lleva dos partidos como titular a las órdenes de Víctor Sánchez del Amo. Se estrenó ante el imparable Cádiz en La Rosaleda hace poco más de una semana y el pasado domingo sobresalió en el triunfo blanquiazul en La Coruña ante otro ilustre como el Deportivo. Cristo, que ilusiona al malaguismo, sigue los pasos del linense Tete Morente (Lugo) y del sanroqueño Juan Diego Molina Stoichkov (Alcorcón) como los grandes valores del Campo de Gibraltar en el deporte rey.

¿Quién es Cristo? Se preguntarán muchos aficionados de la comarca que acaban de descubrir a este nuevo diamante. Cristo Jesús Romero Gómez (30-04-2000) se crió en el barrio algecireño de La Bajadilla y dio sus primeros pasos en la inagotable cantera de Los Pastores. Después jugó en el Salesianos y se enroló en el Taraguilla sanroqueño, la principal potencia de la zona en cuanto a equipos de base en aquel momento. “Allí había equipos fuertes y tuve de entrenador a Johny”, recuerda Cristo, que nunca llegó a ponerse la camiseta del Algeciras y pronto llamó la atención de los ojeadores del Málaga y del Sevilla.

El algecireño dio el salto a la entidad blanquiazul con solo 12 años. Manel Casanova, el entonces responsable de la Academia malaguista, vino en persona a por el futbolista, que ha crecido y se ha formado, como persona y deportista, en la residencia que el club tiene en la capital. “Como es normal me apoyé mucho en mi familia porque era muy pequeño. Es verdad que Málaga está cerca, pero el cambio fue grande. Ahora llevo siete años aquí y es como mi segunda casa”, explica Cristo, encantado desde el primer día “con el proyecto y las instalaciones” de una institución que no hace mucho disfrutaba de las mieles de la Champions League.

Cristo vivió el pasado verano “el cambio más importante” de su corta carrera. “De no saber dónde iba a estar, si con el filial o fuera, me vi haciendo la pretemporada con el primer equipo”, relata el algecireño, que luce el dorsal 26 y puede jugar tanto de lateral izquierdo como de extremo.

La situación institucional del Málaga, los problemas con el límite salarial y el asunto de las fichas desembocaron en una gran oportunidad para la cantera. Uno de los beneficiados es Cristo, que se sumó a la concentración estival en Benahavís, jugó varios amistosos y fue convocado para el estreno de la Liga Smartbank ante el Racing de Santander. Luego repitió con Almería y Sporting de Gijón hasta que Víctor Sánchez del Amo le dio la alternativa ante el Cádiz. “Fue increíble poder debutar delante de la afición, en un estadio como La Rosaleda, ante un Cádiz lanzado... Al principio sientes los nervios, es normal, pero cuando llevas cinco minutos sobre el campo se te pasa”, confiesa.

Todos los medios malaguistas coinciden en el desparpajo que Cristo mostró en Riazor, donde el Málaga arrancó una victoria fundamental. “Me salió un buen partido y estuve cerca de marcar y todo”, cuenta, pero inmediatamente pone por delante su prioridad. “Yo lo que quiero es aprender y aprovechar cada minuto que pueda tener con el primer equipo. Sé de dónde vengo y dónde estoy y soy muy feliz por poder disfrutar de esta oportunidad”, asegura.

Cristo comparte camada con otros jóvenes “como Gonzalo, Ramón, Ismael...” con los que destacó como juvenil en el San Félix (vinculado al Málaga). “Hicimos historia aquella temporada en la División de Honor”, dice con orgullo. La etapa lógica del algecireño pasaba por el filial, que ahora milita en el grupo IX de Tercera, pero Cristo se ha visto metido de lleno en la dinámica de un jugador profesional: “Es otro mundo, nivel élite hasta en el más mínimo detalle, por eso digo que todo lo que se aprenda ahora es poco”, insiste.

Familiares y amigos han sido y son su principal apoyo en este sueño que vive gracias al Málaga. “Aunque ahora todos piden entradas para venir a ver”, bromea Cristo. El algecireño espera crecer paso a paso, sin olvidar sus comienzos y sin renunciar a nada en el futuro.