"Dirigir una orquesta es como amansar a fieras"

Iñaki Borrego, primer director titulado de La Línea forjado en el Muñoz Molleda, habla de un mundo "competitivo y solitario", en el que "no hay amigos"

Borrego (segundo por la derecha) y Quirós (centro), ayer en la tertulia.
Borrego (segundo por la derecha) y Quirós (centro), ayer en la tertulia.
A. G. Los Barrios

28 de septiembre 2016 - 05:02

Iñaki Borrego González tiene la música en la cabeza. Su vida gira en torno a las siete claves y sus infinitas combinaciones. Su meta es dirigir la batuta en un mundo "muy competitivo" que devora personas. Este linense de 25 años es el primero de su ciudad que como antiguo alumno del Conservatorio Muñoz Molleda se acaba de titular como director de orquesta. Borrego escucha con curiosidad sana los entresijos deportivos del golfista guadiareño Álvaro Quirós en la Tertulia de Europa Sur en El Cortijo de Guadacorte. El compositor extrae algunos paralelismos entre dos 'mundos' que al fin y al cabo 'se juegan' con las manos.

"No tengo tiempo para escuchar otra música que no sea la mía", sorprende Iñaki Borrego, con una frase que deja a las claras la implicación que conlleva su profesión. "La música clásica es un mundo muy extenso, nunca llegas a abarcarlo y cuando estás centrado en el trabajo no te permites salir demasiado de lo tuyo", explica.

Borrego comenzó sus estudios en el Muñoz Molleda a los 9 años y desde entonces puso mucho de sí mismo para dar pasos hacia adelante. "Es una carrera muy solitaria", confiesa el linense, que obtuvo la especialización en composición en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba.

Iñaki -aunque en su DNI pone Ignacio- cree que se habría decantado por la psicología de no caer en las redes de las música. "Un director de orquesta necesita ser también un poco psicólogo", afirma. El linense lleva a su tierra por bandera aunque en los últimos años haya tenido que pasar gran parte del tiempo fuera. "Me siento linense y gaditano, me gusta mi tierra", proclama.

Borrego entiende que "para triunfar" un alumno "también depende de la motivación de los profesores". De los tutores del Muñoz Molleda guarda buen recuerdo aunque el músico tiene muy claro gracias a quienes ha llegado a conseguir lo que tiene. "Si soy director es gracias a mi familia, ellos son los únicos que me han apoyado siempre", sentencia, antes de aclarar que "la única beca que he recibido en mi vida fue de 200 euros y todavía están en el banco".

Borrego ha tenido el privilegio de ejercer de asistente del maestro británico Karel Mark Chichon en la representación de la ópera La Bohème de Puccini en la ciudad de Saarbrücken, en Alemania. El próximo año repetirá en la puesta en marcha de una obra de Mozart. El linense habla de un modo de vida tan apasionante como complicado. "Si con 30 años te dicen que no vales, es muy difícil que ya puedas alcanzar el sueño de dirigir", desvela.

"El título te da una tranquilidad pero para dirigir no hace falta tener uno, depende más del talento, de los contactos, de las oportunidades que uno pueda tener", prosigue Borrego. "Es muy difícil que dos directores de orquesta sean amigos, hay mucha competitividad, es complicado", asegura.

El prometedor compositor subraya que la misión de un director "es despersonalizar a los músicos, tienes que hacer que todos suenen como uno", una tarea que a menudo provoca roces. "Existe mal rollo entre compañeros de orquesta, hay muchos egos", abunda. "Hay un director que dice que dirigir es como amansar a un grupo de fieras y no le falta razón".

Iñaki Borrego entiende que un director "a veces tiene que ser un dictador" pero confía en forjarse un camino que no le convierta en uno. Asiduo a las redes sociales, Borrego, que está arreglando un pasapodoble a Miguelete y ha recibido un abono de regalo de la Filarmónica de Málaga, que se fundó el mismo día que él nació. El de La Línea he levantado su vida en torno a una profesión exigente. "La vida de un director puede ser muy corta pero tengo la ilusión de estar mucho años".

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