(4-1) El Guadiaro se despide del ascenso con la cabeza muy alta

Pocas, muy pocas veces, una derrota tiene el privilegio de llevar implícita menos opciones de reproche. El Club Deportivo Guadiaro ha dicho este domingo adiós al ascenso a la División de Honor al caer 4-1 ante el Cádiz C (Balón) en el encuentro de vuelta de la final de la Primera Andaluza, un duelo en el que necesitaba vencer tras el 0-0 de la ida. Pero ni el marcador, por lo abultado, refleja lo sucedido en el terreno de juego ni este revés empaña lo más mínimo el temporadón que han completado Sergio Mena y sus hombres.

Tampoco se antoja necesario extenderse demasiado en esta última reflexión, porque así se lo han reconocido los cerca de 200 guadiareños que han acompañado a los rojillos hasta la Ciudad Deportiva de El Rosal, de Puerto Real. Buenos y los muchos que han seguido el encuentro desde casa.

El CD Guadiaro se ha despedido del ascenso al más puro estilo CD Guadiaro. Como marca el ADN de este entrañable equipo: con la cabeza alta. Dando la cara hasta el último segundo, cuando la posibilidad de una remontada que le llevase a la prórroga ya se había convertido en utopía. Caer así solo está al alcance de los grandes.

El partido estaba condicionado por la necesidad de ganar de los visitantes, que en caso de empate al final de la prórroga se quedaban sin premio por haber acabado por detrás en la fase regular.

Al contrario de lo sucedido en el encuentro en La Unión, en el que la responsabilidad maniató a unos y otros, el partido en El Rosal fue más dinámico. Sucedieron más cosas.

Los dos conjuntos se estaban controlando y ambos dispusieron de su primera oportunidad. Los primeros por medio de Jaime, el más revoltoso en ataque. Tras la opción local llegó un córner y fruto de esa jugada, en el 23', se produjo el 1-0, obra de Marcos, que enganchó un obús.

No se amilanó la escuadra del Valle que en el 34' igualada al transformar en gol Keke, con un lanzamiento magistral, un golpe franco al borde del área.

La tensión con la que ambos conjuntos vivían el partido quedó patente en la primera de las revueltas con empujones e intercambios de recuerdos para los antecesores, que se vivió en el minuto 39. Con empate sin goles se llegó al descanso. Las espadas continuaban en todo lo alto.

El 2-1, clave

La jugada clave del encuentro llegó nada más arrancar la segunda mitad. Los visitantes salieron un tanto desconcentrados y Luis Morales hizo el 2-1 cuando no se había cumplido el primer minuto después de la renaudación.

Mena hizo cambios para refrescar el equipo y Jaime y Luismi Casas tuvieron a su alcance el empate, pero no concretaron. También disfrutó de oportunidades el filial cadista, que tras el segundo tanto sintió que el rival estaba noqueado y dutante diez minutos se fue a por él para sentenciarlo. Pero los amarillos tampoco atinaron con el marco.

La desventaja obligó al Guadiaro a arriesgar y a desprotegerse atrás. Y fruto de esa desnudez defensiva llegaron dos goles en dos contras en los minutos 88 y 92', ambos obra de Pereira, que estiraron el resultado mucho más allá de lo que merecían los méritos de los locales, pero que eran la lógica consecuencia del paso adelante que se habían visto obligados a dar los sanroqueños.

El pitido final dio paso a momentos de desánimo de los jugadores del Guadiaro (algunos, todo hay que decirlo, consolados por sus rivales), pero pronto su propia afición les hizo ver que se sentía muy orgullosa y que lo importante, mucho más allá del logro que el conjunto del Valle ha dejado escapar en este último partido, es todo lo vivido para llegar hasta él. Lo mucho que ha hecho disfrutar a su hinchada.

Lo dicho, incluso después de este 4-1, la temporada en la que el CD Guadiaro celebra su medio siglo de existencia ha sido, sencillamente, inolvidable para su gente. Y además le permite ser el primer equipo de San Roque la próxima andadura. Enhorabuena.