Liguilla a la vista (2-1)
Real balompédica linense - ucam murcia
Unas seis mil almas y otros dos goles de David Hernández llevan a los albinegros a la misma orilla de los puestos VIP. En un partido físico pero no brillante, el árbitro roza el esperpento.
La Balona salió airosa de un partido trampa y afronta las cuatro últimas jornadas a sólo un punto de la cuarta plaza y a dos de la tercera. O lo que es lo mismo, a un paso de lo que sería un auténtico milagro. Un éxito inabarcable para un equipo que ha aprendido a ejercer de trilero, a esconder sus carencias, muchas, y poner en valor a un David Hernández que todo lo que toca lo convierte en gol. Cinco dianas suyas en los últimos 180 minutos permiten al conjunto de La Línea mantener la esperanza de alcanzar la tierra prometida.
Los albinegros, que no habían ganado en sus tres comparecencias precedentes en casa, superaron con justicia a un UCAM Murcia tan generoso en el esfuerzo como limitado en argumentos ante unas 6.000 personas que respondieron a la llamada de la directiva, pero que presenciaron el partido excesivamente frías.
El primer periodo fue una pelea de contacto. Muy física. Preñada de ese respeto que se palpa cuando unos y otros se están jugando los cuartos. Fueron los de Tevenet los que más o menos parecían imponer sus criterios hasta que en el 21' un pelotazo de Rubén Cuesta para mandar el esférico al área pegó en Ángel Robles. El árbitro, que estaba al ladito, pito penalti porque debió ver muy clara la mano. El Pistolero tomó el balón se fue a los once metros y marcó de nuevo.
Desde ese momento al minuto 43 no sucedió nada. O casi nada. Mucha intensidad, mucha pelea, orden exquisito, alguna aspereza y poco más. Y es que a estas alturas de Liga no hay lugar para las exquisiteces.
A dos del intermedio Bello hizo una de sus genialidades y la puso atrás desde la línea de fondo. Salvi -que va a más- golpeó justo donde estaba el meta Ricardo, que rechazó con los pies... y el balón se fue en busca de David Hernández, porque no quería que marcase otro que no fuese él. El de Puerto Real no quiso pasar por alto tanta generosidad del esférico.
La Balompédica se fue a la caseta con media victoria en el bolsillo sin haber hecho precisamente una exhibición. Un partido de los que interesa a estas alturas de temporada. Un duelo resultadista que se dicen los cursis.
En la segunda mitad el UCAM acusó el sobreesfuerzo de la primera parte en lo físico y la diferencia en el resultado en lo anímico . La Balona, que seguía con las calderas a tope, se plantó y sus dos mediocentros, Ismael Chico y Alberto Merino [que en su incansable movimiento recuerdan a los comecocos de Atari de mediado de los ochenta] se bastaron para adueñarse del partido.
David Hernández de cabeza (48') y Javi Gallardo desde lejos (58') estuvieron a punto de ampliar las diferencias y Tekio (64') de acortarlas al ejecutar un golpe franco.
Con el juego en punto en muerto, el árbitro y su auxiliar Gonzalo García, con una actitud inaceptable, se enfrascaron en una pelea sin sentido con el banquillo de la Balona, del que iba expulsando paulatinamente a sus integrantes, una situación dantesca, pero que acabó volviéndose a favor de los de La Línea, porque jugar no se jugaba nada.
En el 90' el trencilla anunció, entre murmullos de sorpresa, que el duelo se prolongaba siete minutos y uno después un exagerado despeje de Ezequiel lo transformó el colegiado en pena máxima, al interpretar que había golpeado a Nico Varela. Una pena máxima tan cogida con alfileres como la del uno-cero, para qué vamos a engañarnos. Álex Cruz puso el 2-1 y el alma en un puño a la grada.
El colegiado, mientras la Balompédica desaprovechaba la opción de hacer el tres-uno y tener una despedida tranquila, debió plantearse que la prolongación podría transformarse en un problema para él y sus dos escuderos y los siete minutos se quedaron en cuatro y medio.
Así que pitido final. Aplausos a los de casa y a seguir echando cuentas. Que la Balona pueda seguir haciéndolo a estas alturas tiene mucho, pero que muchísimo mérito. Y si el partido de ayer no fue de esos para recordar, qué se le va a hacer.
Árbitro: Sergio Pérez Muley (Madrid). Se complicó innecesariamente un partido sin aristas por su insistencia en pelearse con el banquillo de la Balona. Los dos penaltis son muy discutibles. Abusó de las tarjetas con el equipo de casa. En el segundo periodo anunció que añadía siete minutos, pero sólo prolongó 4:30.
tarjetas: Amarillas a los locales David Hernández (78'), Rubén Cuesta (79'), Ismael Chico (86'), Ezequiel (91') y Copi (92') y al visitante Bayón (43'). Además expulsó del banquillo al delegado de campo, Joaquín Jiménez, al delegado de equipo de casa, Miguel Ángel Ordóñez y al médico Herminio Fernández, aunque de este último dijo en el acta que sólo le había amonestado.
goles: 1-0 (22') David Hernández al transformar un penalti, por unas supuestas manos de Ángel Robles. 2-0 (43') David Hernández aprovecha un rechace del meta Ricardo tras un disparo de Salvi, que rentabilizada una gran jugada de Bello. 2-1 (91') Álex Cruz al transformar un penalti, por un supuesto juego violento de Ezequiel
incidencias: Encuentro de la trigésimo cuarta jornada de Liga en el grupo IV de la Segunda división B, disputado en el estadio Municipal de La Línea, ante unos 6.000 espectadores en una tarde para la que la directiva local había establecido precios muy asequibles. Muchos niños en el estadio en una jornada de temperatura muy agradable.
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