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Marcos, un final de carrera adelantado

Fútbol l Tercera división

El guadiareño, un clásico de la Unión de la última década, cuelga las botas en el Estepona por culpa de una grave lesión

Marcos, en un partido de la UD Los Barrios.
Quino López / Algeciras

31 de mayo 2008 - 05:02

Hace nada que ha colgado las botas, pero ya echa de menos el olor de la hierba. Es lo que tiene haber nacido en Guadiaro y llamarse Cervera y Godino, dos sellos que casi irremediablemente te llevan a ser futbolista desde la cuna. La cuestión es que una grave lesión ha apartado a Marcos, cuando va a cumplir 32 años, de los terrenos de juego. Y eso es duro cuando el balompié es casi lo único que has hecho en tu vida.

Todo un clásico de la Unión Deportiva Los Barrios en la última década, el atacante se marchó el pasado verano como refuerzo de lujo a un Estepona que partía con la idea de abandonar la Primera Andaluza. El conjunto gualdiverde estaba en manos del técnico Juan Antonio Sánchez Franzón y éste quiso hacer una 'limpieza' en el vestuario que acabó con el jugador fuera del club en el que había permanecido nada menos que siete temporadas. El guadiareño había llegado a la Villa en noviembre de 2000, cuando Manolín Núñez dirigía al equipo, y había sido protagonista del desarrollo de una entidad que fue afianzándose en la categoría hasta comenzar a aspirar a cotas más altas.

En Estepona Marcos lució y su nuevo conjunto caminó con paso firme en una temporada en la que respondió a las expectativas. Pero a principios de marzo, en un partido frente al Manilva, robó un balón en el centro del campo, fue a centrar al área contraria y se quedó clavado en el césped. Le hicieron una resonancia en Málaga y le dijeron que no tenía nada, pero como las molestias continuaron se repitió la prueba y esta vez no hubo lugar a dudas: rotura del cruzado anterior y del menisco de una rodilla. Conclusión: una delicada intervención quirúrgica y ocho o nueve meses de rehabilitación. "Fue muy duro, pero estaba en un momento de mi vida que me tenía que plantear dejarlo y decidí que así fuera. Tengo mi trabajo en Mancomunidad, me va muy bien y con treinta y dos años tienes que pensar que siempre no vas a vivir del fútbol y que tienes que buscarte un futuro", subraya el guadiareño. "Es difícil cortar con tantos años dedicado a esto. Desde que te levantas piensas en el fútbol y todo eso cambia de la noche a la mañana. Ahora te operas, vuelves a jugar y ¿después qué?", explica.

Aunque ha sido su vida, a Marcos no le llama la atención continuar en el fútbol, pongamos como entrenador. "No me veo así, quizás me gustaría llevar a un equipo de niños, pero nada profesional. En toda mi vida no he tenido tiempo para dedicarle a mis amigos, a mi novia y ahora así. Es lo bueno, esa recompensa", continúa.

Que haya dejado de ser futbolista no implica que Marcos haya olvidado a su Unión. "Lo sigo por el periódico, por internet, por las radios. Vivo en Los Barrios y no se me olvida que estuve en ese equipo diez años en los que viví de todo. Esta temporada sólo lo he podido ir a ver una vez, porque estaba en Estepona jugando los fines de semana. Hice un esfuerzo para ir cuando vino Gregorio Molina con el Ayamonte, porque es amigo mío y quise saludarlo", manifiesta.

La lástima es que Marcos no haya podido retirarse saboreando de forma directa el ascenso a Tercera del Estepona. "Después de todo el año jugando es una pena perderte los últimos partidos cuando viene lo bueno, pero es lo que ha tocado. Lo importante es que el equipo ha subido", finaliza.

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