Miguel Ángel Espínola, al aparato
El central de la Unión, que se siente un linense más, se enfrenta el domingo al club en el que vivió dos etapas como futbolista · El zaguero considera que lo que hay en juego en el derbi son "sólo tres puntos"

Miguel Ángel Espínola vivirá el domingo un partido especial. El central de la Unión es un linense más a pesar de no haber nacido en La Línea. Vive allí y su mujer e hija son linenses. Ahora ejerce casi de todo en el club barreño y el domingo se enfrentará por primera vez a la Balona desde que se fue del club en el que vivió dos etapas que le convirtieron en un referente de la entidad blanquinegra, a la que llegó por primera vez en la campaña 1999/2000.
Ahora, Espínola es un referente también en la Unión. Su condición física le ha hecho adaptarse al puesto central, abandonando el lateral izquierdo, y la situación en la que se encuentra el club le han convertido en la cabeza visible del vestuario. Es el más veterano de la plantilla y no sólo hace las funciones de capitán, sino que se ha convertido casi en entrenador, formando un tándem con el preparador físico, Juan Carlos González Galindo.
Su pasado albinegro, sin embargo, no interfiere de cara al encuentro, según afirma el propio jugador: "Todos estos derbis comarcales son especiales, pero al final sólo son tres puntos. Para nosotros es muy importante sacar adelante los partidos de casa, sin importar el rival", asegura.
A pesar de la mala racha de resultados que atraviesa la Balompédica, Espínola está convencido de que a final de temporada estarán arriba: "Siempre es un equipo llamado a estar arriba. Estoy seguro de que al final estará jugando la liguilla. Tienen un buen plantel y a pesar de que ahora no pase una buena racha estarán arriba. Yo conozco bien esa casa y sus ambiciones", sentencia.
En el caso de la Unión, los problemas son de carácter económico, aunque esos problemas no se han visto reflejado en el plano deportivo. "Cuando el balón echa a rodar te olvidas de todo durante noventa minutos", dice Espínola, que ha asumido su nuevo papel en la Unión: "Cuando las cosas vienen apretadas todos tenemos que colaborar y arrimar el hombro. A veces casi estoy de entrenador, pero lo importante es que el bloque se mantenga unido y para eso los veteranos tenemos que tirar del carro y ayudar a los jóvenes, que son muchos en la plantilla", afirma.
"No es normal que el equipo esté donde está a pesar de los problemas que tiene. Para nosotros es un aliciente vernos a cinco puntos de la liguilla, aunque está claro que ese no es nuestro objetivo. Por eso es importante ganar los partidos de casa. Además, en este caso es un derbi y esperamos que haya mucho público apoyándonos el domingo para que saquemos los tres puntos", explica el central de la Unión, que destaca que la llegada de la nueva gestora "nos está permitiendo ver un poco de luz al final del túnel".
Su último paso por la Balompédica dejó un sabor de boca agridulce. Su último encuentro oficial fue el ascenso del equipo a Segunda B en Miranda de Ebro, pero su salida se produjo en extrañas circunstancias durante la pretemporada. Pese a todo, Espínola no oculta su cariño por La Línea y la Balona: "Siempre les he deseado lo mejor. Yo vivo allí y mi mujer y mi hija son de La Línea. Mi etapa allí se acabó, como ha pasado con otras etapas de mi carrera y yo soy un trotamundos del fútbol. Ahora defiendo otros colores y voy a estar en frente, pero insisto en que sólo son tres puntos", subraya.
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