Quino Salvo: el adiós del corazón más grande
El técnico vigués, que dirigió al CB Los Barrios entre 2003 y 2005, fallece a los 58 años El mundo de la canasta se convulsiona y las muestras de pesar se suceden

El grito, característico, de "intensidad, hostia, intensidad" aún resuena entre las maltrechas paredes del pabellón Soldado Samuel Aguilar de Los Barrios, donde entrenó entre noviembre de 2003 y junio de 2005. Sin embargo su autor, Quino Salvo, decidió ayer rendirse a los efectos de un tumor cerebral que le fue detectado hace más de un año. El vigués, que se marchó con 58 años, deja huérfano al baloncesto español, que se siente desposeído de quien fue una auténtica leyenda como jugador (239 partidos en ACB) y que, por encima de todo, era un tipo entrañable, afable y amigo de sus amigos. Las muestras de dolor se sucedieron ayer después de que a primera hora del día se conociese la noticia de su fallecimiento.
El inimitable Quino Salvo hizo historia en la ACB. Vistió los colores de Obradoiro, Zaragoza (donde era idolatrado por la afición), Lliria, Fórum Valladolid, Atlético de Madrid, Caja San Fernando de Sevilla y Askatuak.
Una vez colgó las botas -y él contaba que lo hizo literalmente- comenzó su labor como entrenador en el banquillo del Monte Huelva y después pasó por Menorca, Lobos de Cantabria y León antes de llegar a Los Barrios (LEB Oro) en noviembre de 2013 como relevo de Félix Alonso. Concluyó aquella temporada y completó la siguiente, en la que el play-off de ascenso a la ACB se escapó a los gualdiverdes en casa con una derrota ante el Huelva en la última jornada, lo que llevó al presidente, Juan España, a no renovar su contrato. Más tarde dirigió a Vigo, Palencia y PeixeGalego.
En los últimos años, ya alejado del mundo del baloncesto, desempeñó funciones de guardaespaldas, lo que no impidió que el pasado mes de febrero excompañeros, exjugadores y directivos le rindiesen, cuando ya se conocía la enfermedad que ayer acabaría con su vida, un más que emotivo homenaje en Valladolid.
Quino Salvo dejó a su paso por Los Barrios por encima de cualquier otra consideración deportiva, la impronta de una excelente persona, generosa y bonachona. La imagen de aquella humanidad descomunal, sentada después de cualquier jornada de trabajo en la cafetería El Siglo consumiendo aceitunas o unos chicharrones, que fueron para el técnico un tentador descubrimiento, aún permanece en la memoria de muchos de los que fueron sus convecinos.
La noticia de la desaparición del técnico gallego convulsionó ayer el baloncesto nacional hasta el punto de relegar a un tercer plano la disputa de los play-off de semifinales de la ACB o de la mismísima final de la NBA, aunque el dolor sobrepasó con creces los límites del mundo de la canasta. "Triste noticia el fallecimiento de Quino Salvo exjugador y exentrenador vigués. Mi pésame a su familia y a todos los amantes del baloncesto", escribía el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su cuenta de Twitter.
"Triste noticia para empezar el día. Ha fallecido Quino Salvo, un grande del baloncesto", alertaba la propia Federación Española. "La garra y el coraje que nos enseñó le identifican".
El exjugador Jorge Garbajosa, candidato a la presidencia de la FEB, aseguraba: "Un día muy triste para toda la familia del baloncesto. Te echaremos de menos".
Lucas Sáez escribía para El Mundo acerca de la muerte de "el Toro de las canchas de ACB" mientras que otro reconocido periodista especializado, Siro López, decía: "Si fue grande como jugador, aún lo fue más como persona".
El seleccionador nacional, Sergio Scariolo, que en un amistoso de pretemporada en Málaga que enfrenó a Unicaja con Los Barrios inició una reverencia cuando saludó a Quino Salvo antes del encuentro, escribía en las redes sociales: "Se ha ido una buena persona y un entrenador competente y apasionado".
El jugador del Real Madrid Sergio Llull hizo un paréntesis en la preparación del duelo con el Valencia Básquet para enviar "el mayor de los abrazos" a familiares y amigos del finado.
La lista de comentarios y declaraciones, entre las que aparecen la de casi la totalidad de equipos de la ACB y de la LEB Oro, se haría interminable, pero nadie mejor para ponerle fin que Richi Guillén, que fue su discípulo en la Villa y que le profesaba un enorme cariño: "Descansa en paz. Eres y serás grande". Poco más se puede añadir.
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