Richi Guillén, el pívot eterno

El tinerfeño supera la barrera de los 5.000 puntos en la segunda categoría nacional, gran parte de ellos anotados en Algeciras y Los Barrios, donde confiesa que vivió momentos muy importantes

Ricardo Guillén (d), en el Unicaja-Natura Monbus de ACB de la pasada temporada.
Rubén Almagro Los Barrios

11 de noviembre 2014 - 05:02

El pívot tinerfeño Ricado Guillén -ex de los desaparecidos Ciudad de Algeciras y Villa de Los Barrios- ha superado los cinco mil puntos en la segunda categoría nacional, ahora denominada Adecco Oro. Lo ha hecho con los 16 que aportó a su equipo, el colista Clínicas Rincón malagueño, en su derrota en la pista del Peñas de Huesca del pasado fin de semana. Richi Guillén, que a sus 38 años ha jugado en diez temporadas diferentes en esta segunda división, lidera en solitario los rankings históricos de anotación, rebotes y valoración en dicha categoría, en la que ya acumula más de 300 partidos.

Ricardo Guillén desemabarcó en la entonces LEB Oro en la 2004-05 gracias a una gestión de Eduardo Corral, que logró convencerle para que bajase un escalón y saliese de su Tenerife, con el que había jugado en ACB. Su primera canasta en la categoría la anotó con el Algeciras en el vetusto pabellón de La Palma.

Tras la desaparión de los gualdicelestes recaló dos temporadas en el CB Los Barrios y, tras pasar por el Lobos de Cantabria, volvió al ya denominado Villa, al que junto a Moncho Fernández llevó a sus mejores logros, hasta el punto de acariciar el ascenso a la máxima categoría nacional a pesar de un sinfín de problemas económicos que acabaron por hacer desaparecer el proyecto.

La Federación Española de Baloncesto ha dejado constancia del éxito de este incombustible baloncestista, que la temporada pasada volvió a asomarse a la Liga Endesa, para disputar el tramo final de la campaña en el Río Natura Monbus (el Obradoiro de toda la vida), no se sabe muy bien si por volver a pasearse por la élite nacional o por volver a coincidir con Moncho Fernández.

"Mis amigos me dicen estos días que estos 5.000 puntos son una barbaridad pero yo no le doy tanta importancia ya que no deja de ser un número cosechado durante diez temporadas y que indica una cierta regularidad en una competición en la que lo principal es que me lo he pasado muy bien sintiéndome orgulloso de mi trabajo", defiende Guillén.

"Cuando tomé la decisión de jugar por primera vez en la Adecco Oro con Algeciras lo hice porque quería jugar minutos y ser un jugador importante y el tiempo me ha demostrado que no me equivoqué", agrega.

En su repaso a esta década en la categoría, el pívot no podía dejar pasar la oportunidad de recordar su paso por la comarca. Preguntado por una temporada para el recuerdo, nombra la de su ascenso con el Tenerife, y añade: "Otro etapa bonita fue mi paso por Los Barrios con Moncho Fernández a quien tengo un especial cariño por su manera de entender el baloncesto; aprendí mucho de él acerca de cómo preparar los partidos o sacar ventajas de las situaciones sobre la pista".

Más adelante añade que entre las jornadas que jamás olvidará está uno que muchos aficionados al baloncesto de la comarca también tienen en el recuerdo: "Otro día bonito por lo que significó fue aquel en el que nos clasificamos para la Final Four de Fuenlabrada con el Villa de los Barrios tras eliminar a todo un equipazo como el Breogán Lugo. Ellos tenían la ventaja de campo en una eliminatoria al mejor de tres encuentros y, tras ganar en Lugo, llegamos a nuestra pista para sentenciar la serie con un pabellón en el que no cabía un alfiles y en una localidad que vivió una auténtica fiesta".

Su paso por el Samuel Aguilar también queda reflejado en lo que entiende como su actuación de leyenda: "Hay varios partidos que recuerdo con gran cariño pero, principalmente, aquellos en los que he podido superar los 50 tantos de valoración. Uno de ellos fue en mi último año en Los Barrios jugando en casa contra Gandía donde acabé con un triple doble y un +51". Aquella noche firmó 31 puntos, once rebotes y 13 faltas recibidas.

Es evidente que, aunque más lejano en el tiempo, Algeciras también le dejó huella. "Resulta realmente difícil quedarse únicamente con un punto o una canasta ya que han sido muchas y algunas de ellas importantes para ganar partidos sobre la bocina pero hay una que recuerdo con especial cariño… Fue en mi primer año en la competición con el Algeciras en una noche en la que visitábamos al CAI Zaragoza en un partido con más de 10.000 espectadores. Con el partido empatado a 80 me pasan el balón buscando el último tiro y recibo falta… tenía dos tiros libres para ganar ya con el reloj a cero y el pabellón se convirtió en una auténtico infierno en nuestra contra. Cojo el balón y… ¡fallo el primero! El árbitro me lo devuelve para el segundo y, en ese momento, comienzo a notar como el suelo vibrar bajo mis pies del ambiente que se había generado. En ese tiro estaba el partido con la suerte de que el balón entró y pudimos llevarnos el partido".

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