El Roquetas se desarma y quizás no pueda jugar

Martin, nuevo capitán del Roquetas, lucha por un balón.

La situación del Club Deportivo Roquetas está cada vez más lejos de solucionarse de una forma relativamente positiva. Si el miércoles pidieron su carta de libertad Raúl Guillén y Josemi, en la mañana de ayer lo hicieron sus compañeros rojillos Manolo Pérez, Vázquez y Javi Ruiz. Este es el oscuro panorama que envuelve a un club cuya gran parte de la plantilla ha tomado la decisión de marcharse del equipo al no tener como mínimo hasta febrero de 2012 todos los pagos atrasados ingresados en sus cuentas. Por ahora, la entidad roquetera no está poniendo problemas a la hora de dar esa carta de libertad a los que la hayan solicitado.

Según fuentes cercanas al club del Poniente almeriense, solamente habría ahora mismo cinco jugadores que se quedarían en la plantilla. Serían Juanje, Óscar Prats, Miro, Martin y Edu Silva. De hecho, Miro y Martin han sido nombrados nuevos capitanes del equipo tras la salida del ya exjugador roquetero Guillén, que era uno de los capitanes.

Plantilla y directiva tuvieron ayer una reunión en la que, además de las peticiones para conseguir la carta de libertad de varios de sus jugadores, se habló de las posibles soluciones a un problema que ha hecho que el partido que debería enfrentar al Club Deportivo Roquetas con el Puertollano este domingo esté en peligro. Y es que en el caso de que Gabriel Ramón Florit no pueda contar con el mínimo de jugadores con ficha del primer equipo que son necesarios para poder jugar la jornada, el encuentro en el Antonio Peroles no se jugaría. El club sigue a la espera de que la RFEF responda a su idea de jugar con parte del equipo B.

Su próximo rival pasa ahora mismo por problemas parecidos, al igual que otros muchos equipos, lo que demuestra que esta categoría está al borde de la crisis absoluta. En las últimas temporadas ha habido varios conjuntos que no pudieron terminar su correspondiente curso o han descendido por motivos económicos. Roquetas de Mar está a la espera, con el corazón en un puño, de que no le pase lo mismo a su equipo.