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Nueva naviera en el Estrecho

(1-0) El Algeciras se viste de guerrero

Algeciras CF - CD Badajoz | La crónica

Los albirrojos logran un triunfo de enorme sacrificio en el debut casero de Salva Ballesta

Los fichajes sobresalen, en especial Yago Pérez y el portero Javi Jiménez

Los del Nuevo Mirador salen de descenso y vuelven al puesto de promoción

El debutante Yago Pérez pelea el balón con Fobi. / Erasmo Fenoy

Algeciras/Bendito sufrimiento el que acaba con una sonrisa de oreja a oreja. El Algeciras CF recupera el pulso y vuelve a levantarse. Salva Ballestase presentó en sociedad en el Nuevo Mirador con una victoria de las que dejan poso, con un triunfo de tanto prestigio como sacrificio ante todo un Badajoz, un auténtico equipazo que estará en la pelea por el ascenso. Que no le quepa duda a nadie. La lucha del Algeciras es otra, pero Salva consiguió que los albirrojos elevasen el listón hasta completar un partido de Segunda B mayúsculo. El carácter, la solidaridad y el oficio se convirtieron en las mejores armas de un Algeciras que se vació por completo sobre el césped y recibió una atronadora ovación de una hinchada que siempre está ahí.

El Algeciras corta la mala racha -seis jornadas sin ganar- y saca la cabeza de los puestos de descenso con su primera alegría de 2020, la primera con Salva en el banquillo. Los del Nuevo Mirador se vuelven a aupar al puesto de promoción y con 23 puntos recortan a tres de la salvación que marca el Don Benito. La liga de los mortales están en un puño y un triunfo así ante un rival de la talla del Badajoz reporta un botín de incalculable valor.

El nuevo Algeciras arrancó su particular miniliga de la mejor forma posible. Los fichajes tuvieron un efecto inmediato sobre el verde: el portero Javi Jiménez salvó con una mano providencial a pie cambiado; Yago Pérez se comió el centro del campo; Wilson Cuero demostró que va a dar mucha guerra y Bijimine ratificó todo lo bueno que enseñó en Yecla. Y todavía falta por entrar gente con Borja Lázaro o Cristo Martín. La pinta que puede tener esta Algeciras ya ilusiona entre las gradas.

El Algeciras dio un paso más adelante con respecto al cambio de chip que el equipo vislumbró en la abultada derrota ante el Yeclano. Esa actitud sacrificada e intensa demandada por Salva fue llevada al extremo en una tarde de máxima exigencia. Los rojiblancos tumbaron a un oponente muy serio, un Badajoz que es verdad que venía del sobresfuerzo de la Copa del Rey, pero que jugador por jugador, libra por libra, cuenta con una plantilla de lujo. Álex Corredera, Aquino, Candelas, Kike Royo, Caballero, Pablo Vázquez... el once guardaba poco. La lógica llamaba a plantear un partido largo y largo como un día sin pan se terminó haciendo, pero para los de casa.

Ballesta hizo debutar a Javi Jiménez -habemus portero-, Yago Pérez y Wilson Cuero. El técnico metió a Braganza en el lateral izquierdo -muy correcto-, puso a Almenara por delante de Choco en la derecha y jugó con dos puntas. Bijimine formó con Álvaro Benítez un muro infranqueable y el capitán Iván encajó como un guante junto al todoterreno Yago Pérez, sobresaliente. Mención especial para Antoñito, el artífice del gol decisivo. El algecireño salió de un apagón de las últimas semanas y se encendió tras marcar para acabar defendiendo como el que más. Los unos contagiaron a los otros para bien.

Antoñito convierte la primera llegada seria de los locales

El Algeciras salió enchufado, pisando el área contraria con esa doble amenaza Karim-Cuero, pero el Badajoz tomó el testigo saliendo de la presión con clase. Cada vez que cogía la pelota Álex Corredera, los de casa sufrían y es normal porque hablamos de uno de los futbolistas con más talento de toda la categoría. El '10' blanquinegro pudo adelantar a los pacenses en el minuto 18 con un chutazo que se estrelló en un palo ante la estirada de Javi Jiménez. Por lo pronto, el meta tiene ángel. El Algeciras digirió el sustito y poco a poco volvió a entrar en la discusión.

Si algo hicieron bien los albirrojos fue el ser conscientes de la capacidad del rival: había que correr más, luchar más, meter la pierna más... para imponerse en cada lance. Y en estas llegó un saque de banda por el costado derecho del ataque algecirista: balón prolongado por Iván, remate dentro del área de Karim, parada de Kike Royo y allí que apareció Antoñito para revolverse y marcar en el minuto 28. Primer acercamiento serio y diana. Estalló el Nuevo Mirador. Los de casa, sin complicaciones, con un repliegue ordenado y saliendo cada vez que podían, aguantaron el plan hasta el descanso aunque pudo desmoronarse en el último suspiro con un remate de Aquino que sacó Javi Jiménez con una mano a pierna cambiada. Paradón del nuevo cancerbero, que con el paso de los minutos se sintió cada vez más cómodo.

Corredera se topa con el palo y Javi Jiménez salva antes del descanso

El segundo tiempo comenzó con una declaración de intenciones del Badajoz. Nafti metió a Gorka Santamaría y el algecirismo se concienció de que iba a tocar sufrir muchísimo hasta el 90 y pico. Salva metió a Borja Vicent por un Wilson Cuero reventado. Esa va a ser la filosofía: vaciarse y cambio. No hay sitio para el que quiera salir de paseo. A Vicent se le vio algo falto de confianza aunque es verdad que el valenciano sale una lesión y está poniendo de su parte para reengancharse lo antes posible. El Badajoz insistía, especialmente por las bandas, pero no podía con esas dos líneas de cuatro montadas por el Algeciras.

No tardó mucho Ballesta en sustituir al capitán, con el tanque de gasolina también a cero, para meter a Ganet como elemento desestabilizador. El ecuatoguineano tuvo la mejor ocasión para el Algeciras en una contra en el minuto 79 que acabó con un centro de Almenara y un disparo de Ganet que se marchó fuera. Tiene que aprovechar esas el Algeciras para matar los partidos.

Pero iba 1-0, quedaban diez minutos y enfrente estaba un Badajoz que embotelló al Algeciras. Achuchó y achuchó el cuadro de Nafti, pero se topó con once guerreros respaldados por su afición. Los cinco minutos de alargue y los últimos balones colgados por el adversario pudieron provocar varios miocardios en el estadio de La Menacha, por eso cuando el canario Martín González pitó el final Salva Ballesta elevó un puño con rabia hacia la Tribuna mientras muchos, casi todos, se abrazaban con el de al lado. Ha comenzado la remontada.

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