(2-0) Por fin
Algeciras CF - CD Don Benito | La crónica
El equipo de Fajardo, muy arropado por su afición, vence con solvencia y zanja su mala racha con tres puntos vitales para escapar del descenso
Martos y Pablo Ganet marcan en una tarde de comunión entre grada y equipo
Algeciras/Por fin. El fútbol se reconcilió con el Algeciras CF o, al menos, empezó a firmar las paces. La victoria regresó al Nuevo Mirador con tres puntos que dan vida, tres puntos que cortan una crisis, tres puntos que cambian todo y seguramente evitan un cataclismo. El enfermo salió de la UVI arropado por su gente, por esa enorme familia albirroja que una vez más respondió a la llamada de auxilio. El Algeciras derrotó al CD Don Benito con goles de Mario Martos y Pablo Ganet en un partido muy de Segunda B, con un trabajo defensivo del bloque encomiable y con ese acierto arriba que se venía negando. Solo se interpuso un árbitro que, como poco, se comió un penalti, pero esta vez esa comunión equipo-afición condujo al merecido premio de la victoria (2-0).
El Algeciras se labró un triunfo justo y necesario, un salvavidas que pone fin a una nefasta racha de ocho partidos sin ganar. Que no se olvide, pero que quede atrás. Los albirrojos dejaron su portería a cero con Lopito -también ocho jornadas después- y escapan de los puestos de descenso del grupo IV de la Segunda B. Con 14 puntos todo se ve desde un prisma distinto: los de Emilio Fajardo ocupan ahora la plaza de promoción por la permanencia pero solo están a un punto del Sanluqueño, su rival el próximo domingo (16:30), y a tres de la mitad de la tabla. En un puño.
El abrazo que los futbolistas se dieron con el entrenador tras el segundo tanto, el de Pablo Ganet, simboliza lo que supuso esta alegría. Seguramente Emilio Fajardo se libró de la guillonita y no es la primera vez. Seguramente este resultado quite un pesado lastre a un vestuario que demostró que tiene nivel para competir en esta categoría cuando hace las cosas bien, a pesar de los muchos miedos que por momentos asomaban por las esquinas del Nuevo Mirador.
Fajardo lo apostó todo por Lopito, que difícilmente encontrará un respaldo igual después de lo que padeció en Mérida. El técnico rearmó la defensa con Borja Vicent junto a Álvaro Benítez. Expeditivos los dos, sin alharacas y poniendo orden. Choco y Dani Gallardo defendieron sus bandas y no se escondieron. El entrenador formó un centro del campo con Iván, Pablo Ganet, Mario Martos, Antoñito y Domínguez. El capitán algecireño fue el gran sacrificado pero desde su labor oscura se sustentó todo el esqueleto algecirista, que de medio campo hacia arriba con el balón es capaz de jugar mucho. Y arriba dio un recital Karim, que cuajó su partido más completo ante su exequipo y no le hizo falta ni marcar.
El Algeciras se liberó pronto y después desmostró cómo se tiene que cerrar un partido de estas características en Segunda B. Corría el minuto 8 cuando Karim rompió en velocidad, bajó un balón largo y habilitó a Antonio Domínguez. El onubense buscó hacia el lado el pase de la muerte y Mario Martos encontró disparo y batió a Sebas Gil. El Mirador saltó al unísono. Dos minutos después todo el estadio clamó contra lo que pareció una mano clara de Kiko a un disparo de Domínguez. Y por la cabeza rondaban los tres penaltis en contra del Romano.
El Algeciras mantuvo el dominio ante un Don Benito al que se le había caído el plan inicial. Los de Juan García sufrían especialmente con los balones abiertos a Karim y por los costados, aunque por el centro el exbalono Mario Gómez mantenía la columna calabazona. Los de casa se asomaron en el minuto 18 con un disparo con intenciones de Mario Martos, que marcó su primer tanto como albirrojo. Al filo de la media hora, Karim habilitó una disparo de Antoñito, que se entretuvo y en el 30' Martos remató de cabeza un buen centro de Gallardo. Con el partido bajo control, el último tramo del primer tiempo fue más del Don Benito. Los extremeños, incisivos por la banda derecha del incombustible Trinidad, trataron de hacer daño con el juego directo pero chocaron con la férrea barrera armada por Vicent y Benítez. Con todo, el que pudo marcar antes del descanso fue el Algeciras con un zapatazo de Antoñito que hizo volar a Sebas Gil en el 43'.
Los albirrojos comenzaron el segundo tiempo con la misma actitud, con entereza, con algo más de pausa después del derroche de la primera mitad y con un rival que todavía veía posible arañar algo de botín. De hecho, el Don Benito se coló hasta la cocina en el minuto 63 por medio de Artiles, que dio un sustito. Instantes antes el algecirismo reclamó otra posible pena máxima, esta vez por un empujón de Mario a Antoñito. El melillense Ahmed dejó claro que no venía dispuesto a hacer concesiones.
Fajardo refrescó la punta de lanza con Antonio Sánchez por un ovacionado Karim en el 64' y el revulsivo fue inmediato porque el sevillano, dos minutos después, se topó con un palo. El balón salió repelido y a la jugada siguiente Antoñito se sacó una especie de centro-chut, la zaga despejó y Pablo Ganet apareció donde aparecen los buenos para fusilar a la red y desatar la euforia de las gradas. El ecuatoguineano salió corriendo para fundirse en una piña con el banquillo.
El duelo se terminó de decantar en el minuto 68 cuando Gonzalo vio la roja directa por un cabezazo a Iván. El trencilla lo vio claro. Con 2-0 y uno más no podía escaparse a falta de veinte minutos, pero el algecirismo ha pasado por mucho y toda la cautela es poca. En efecto, el Don Benito sacó toda la casta que tenía y mantuvo vivo el partido. Ni los calabazones consiguieron inquietar a Lopito, que prácticamente no tuvo que intervenir, ni los albirrojos marcaron el tercer tanto a campo abierto. Bueno en realidad sí lo marcaron pero el árbitro anuló una bonita combinación al entender que Martos había controlado con la mano antes de ceder a Antonio Sánchez para que marcase en el minuto 86.
El pitido final quitó del pecho la ansiedad a muchísimos algeciristas, en el campo y en las gradas. Se acabó la maldita racha. El Algeciras vuelve a ganar, vuelve a dejar su portería a cero y vuelve a sentirse uno más en la Segunda B. No siempre saldrá de dulce, pero este es el camino.
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