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Algeciras/El Nuevo Mirador entonó el "Salva, sálvanos" el día que el Algeciras CF certificó que necesita un revulsivo, un auténtico zarandeo desde dentro, además de fichajes, para espabilar y volver a encarrilarse a tiempo. El equipo albirrojo cayó derrotado por la mínima ante el Real Murcia en su primer partido en casa de 2020, en un duelo cargadísimo de connotaciones desde fuera: el primer día sin Emilio Fajardo en un año, el estreno de un hombre de la casa como Fernando Gallego en el banquillo (que también quedó deslucido porque no pudo sentarse) y la mirada desde las alturas en el palco de Salva Ballesta, el foco de las plegarias, el nuevo entrenador que este lunes tomará las riendas para intentar mantener la categoría en el grupo IV de la Segunda B.
El Algeciras decepcionó en la vuelta a su templo, casi un mes después de aquel empate con el Recreativo. Mucho ha cambiado casi todo desde entonces. La plantilla algecirista, sobre todo los once elegidos para salir de inicio, dejó pasar una gran oportunidad para reivindicarse ante los que se fueron, ante los que están y ante el que va a llegar. El Algeciras salió como vestido de luto y cuando se desprendió del velo negro ya se había disparado en un pie. Con el marcador cuesta arriba, los albirrojos encarnaron un quiero y no puedo en un mal partido de casi todos, salvo alguno que sí enseñó orgullo.
La tarde, como ocurrió en Villarrubia, empezó torcida desde el mismo momento en el que el algecireño Fernando Gallego no pudo sentarse en el banquillo en su debut como técnico interino del primer equipo. Otro desliz burocrático que se suma al enrevesado caso de la ficha de Jesús Romero, a quien el algecirismo ya va dando por perdido para esta temporada. Gallego, quizás por ser consciente de que solo tenía este cartucho, no desbarató el once que venía jugando en las últimas semanas: el único matiz, la inclusión de Cerpa para fortalecer el centro del campo. El resto, los mismos de casi siempre.
El Algeciras salió hecho un flan ante un Murcia compacto que tardó un minuto en plantarse en el área contraria: un error de Borja Vicent acabó en un disparo de Víctor Curto que sacó Lopito con los pies. Falló el que casi nunca falla. Mal augurio para lo que estaba por venir. El primer acercamiento local llegó en el minuto 14 en una contra en la que Karim metió el turbo pero su centro no encontró a Antoñito, al que se le ve justo de fuelle. Un minuto después se produjo la desafortunada acción en la que Borja Vicent despejó hacia atrás y brindó el balón a Peque, que se la puso a Víctor Curto para batir por alto a Lopito en el área chica.
El bajonazo contagió a todo el Nuevo Mirador. El Algeciras estaba como sin alma, sin norte, como si hubiesen destituido a Fajardo cinco minutos antes del encuentro. Los albirrojos capearon sus peores momentos y a partir de la media hora levantaron algo el ánimo. Karim pudo empatar en el minuto 29 al rematar de cabeza un buen centro desde la derecha, pero Tanis metió la mano providencial. Con muy poquito respondían las gradas. En el 33', una buena jugada colectiva acabó con un disparo mordido de Braganza, a quien se le vio mucho más entero que en otras ocasiones. Pablo Ganet, uno de los pocos que puso luz, lo intentó con un chut que se marchó muy desviado en el 39', en el último coletazo antes del descanso.
La esperanza de presenciar una remontada en el segundo tiempo se evaporó pronto, cuando los aficionados vieron como el Murcia plegaba velas y el Algeciras se sentía cada vez más impotente, más incapaz, sin ideas para desbordar a un rival que venía de jugar el miércoles y unos días antes frente a un Primera en la Copa. El banquillo de Gallego, en el que lució de pie Hugo Gretener, tardó en moverse y cuando lo hizo fue de los más predecible. Entró Antonio Sánchez por un Domínguez que salió pitado para jugar con dos puntas. Los de casa no conseguían sacar un centro lateral atinado, aunque ese mérito también estuvo en el frontón que montaron los pimentoneros. El Algeciras solo tuvo una oportunidad clara en la segunda mitad: un remate de Iván en un saque de esquina que salió repelido por un defensa y el larguero en el minuto 67.
En los últimos 20 minutos, en los que salieron Martos y muy al final el canterano Tote, el Algeciras careció de ese empuje, de ese push final que tantas veces le ha dado algún que otro premio. Salvo alguna arrancada de Ganet, los de rojo y blanco chocaron sin éxito ante un Murcia que con muy poquito se llevó todo el botín del estadio de La Menacha: tres puntos y el golaveraje (el segundo perdido de dos posibles).
El "Salva, sálvanos" resonó por la Tribuna del Nuevo Mirador en unos últimos compases de resignación y cabezas bajas. Salva Ballesta tiene tarea por delante. El Algeciras encadena dos derrotas, cinco jornadas sin ganar y un solo punto en 2020. ¿Lo mejor? Que los albirrojos siguen en el puesto de promoción y los refuerzos están por venir... Pero que no tarden mucho en llegar por el bien colectivo.
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