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Un balón que se tenía que perder por la línea de fondo se transformó en el error grosero que dinamitó al Algeciras en La Condomina. Está dicho y escrito una y mil veces, no se pueden conceder regalos en la Primera RFEF porque hasta el equipo más hundido se levanta y te pinta la cara. El fallo de la primera parte, el desacierto arriba en los mejores minutos de la segunda y la sensación de que el Algeciras no se tomó todo lo serio que debía el duelo ante el UCAM acabaron por brindar la primera alegría de Salva Ballesta como técnico universitario y la tercera derrota de la temporada para los de Iván Ania, la segunda seguida fuera de casa.
El hombre que hizo del pragmatismo la bandera para llevar a un modesto a un playoff de ascenso a Segunda ha trasladado su fórmula al UCAM. No había nada nuevo bajo la chistera. El Algeciras mordió el polvo ante un rival que se arropó en su seguridad defensiva, en no cometer errores de bulto y en sacar tajada de las cosquillas de su adversario. Eso y también en la inspirada aparición de Biel Ribas cuando hizo falta. Que para eso están los porteros.
El Algeciras enseñó las costuras y no es la primera vez. En cuanto se le desmonta el once de gala es como si los de Ania necesitasen hacer el partido perfecto para poder puntuar. Tomás se cayó de la convocatoria a última hora, una baja guardada con celo ¿para despistar a Salva? Leiva se sentó en el banquillo por primera vez desde que había agarrado la titularidad. Banquillazo para la perla de la cantera, que lleva varias jornadas sin estar muy fino. Peris, en el lateral zurdo, y Víctor López, en el ataque derecho, cubrieron las bandas.
Los del Nuevo Mirador salieron con determinación, intensos en la presión y acosando a un UCAM que no quería perder las formas y que aceptó que sus bazas se jugaban a través de robar la pelota y salir con velocidad.
El primer signo de peligro vino por parte del Algeciras a balón parado. Peris botó una falta que Mariano remató de cabeza y obligó a Ribas a intervenir porque la pelota se envenenaba. Corría el minuto 23. Fue la chispa que deparó la réplica del UCAM con un disparo de Chacartegui que puso a prueba a Iván Crespo con una buena estirada. Los púgiles ya se habían tanteado lo suficiente.
Fue en el minuto 26 cuando un balón en largo para Liberto lo cubría Alcázar para que se perdiese por línea de fondo. El atacante ganó la partida al algecirista, robó el esférico y metió el pase de la muerte para que Xemi la mandase a la cazuela. Un fallo de los que rompe la balanza. No es la primera vez que ocurre esta campaña y tampoco la primera que lo sufre el jiennense, que casi siempre tiene que bailar con la más fea.
Tras el tanto murciano, el duelo se empezó a encrespar y entró en ese terreno que tan bien manejaba Ballesta cuando comandaba a los albirrojos. El Algeciras apenas pudo intentar algo salvo un disparo desde la distancia de Ferni en el 40'. Roni libraba su particular lucha con los centrales y Romero se perdía entre las trincheras. De Víctor, el héroe ante el Nàstic, apenas se supo al igual que de Borja en la sala de máquinas.
En el segundo periodo, tras casi otro cuarto de hora baldío, el Algeciras por fin se dio cuenta de que tenía tiempo y margen para tratar de salvar al menos un empate en La Condomina ante un rival que protegía su renta con el miedo habitual del que atraviesa una crisis. Fue achuchar y empezaron a pasar cosas: Roni no aprovechó un fallo defensivo de los azules y poco después Ferni se plantó en el área, donde reclamó penalti que no fue, y Romero lanzó a las nubes una falta apetecible.
El UCAM dio un pasito atrás para protegerse ante el rebrote de intensidad algecirista. Ania metió a Leiva para menear el árbol y más tade a Duarte y Pepe Mena. Fue a falta de un cuarto de hora cuando el Algeciras pudo empatar. Justo después de que Chacartegui se colase por la derecha para amenazar con un golazo, llegaron las dos acciones de Ferni que pudieron significar el 1-1. El desacierto y las manos de Biel Ribas secaron a un Algeciras que en la recta final se llevó el golpe de gracia con el tanto que se fabricó Josema en el minuto 82.
El 2-0 no hizo más que desquiciar a un Algeciras que entró al trapo de lo que buscaba Ballesta para terminar de matar el partido. Javi Duarte se autoexpulsó en el 88' con un pisotón a un contrario que, al igual que la amarilla de Romero, era muestra evidente de impotencia. El UCAM, el más flojito de los últimos años, compitió mejor que el Algeciras y no hay más.
El Algeciras ha perdido ese sello que venía mostrando fuera de casa, donde fue capaz de ganar tres encuentros consecutivos. Ganar en el Nuevo Mirador, como también se ha dicho y escrito una y mil veces, pasa a ser prioridad no solo para seguir mirando arriba, sino para no complicarse la vida en lo mucho que falta por recorrer. Ahora vienen dos batallas seguidas en casa, pero antes toca disfrutar de la Copa del Rey, el miércoles ante el Unionistas de Salamanca en La Menacha. Que no sea solo un trago, ¿no?
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