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El Córdoba gana en el 95 antes de visitar el Nuevo Mirador

Algeciras CF | El próximo rival

De las Cuevas tumba al Cádiz B de Pavón y zanja la crisis de los blanquiverdes

De las Cuevas celebra el gol del triunfo del Córdoba. / Álex Gallegos
Redacción

06 de octubre 2019 - 23:16

El Córdoba CF, el próximo rival del Algeciras CF (el domingo 13 a las 18:00), sacó la victoria ante el Cádiz B con un gol de Miguel de las Cuevas en el minuto 95.

El ilustre próximo visitante del Nuevo Mirador respiró después de tres semanas atolondrado y, lo peor, sin resultados. Los blanquiverdes tuvieron que tirar de paciencia ante el filial del exalgecirista Juanma Pavón, que esta vez se llevó la cruz en el descuento al contrario que la última vez.

Así cuenta el triunfo cordobesista la crónica de El Día de Córdoba:

Esto va de ganar y, cuando se logra, la forma pasa a un segundo plano atropellada por el fondo; el cómo va muriendo con el paso de las horas y el qué se impone en medio de la alegría generalizada. Eso es así, aquí y en Pekín. Así, el primer análisis del encuentro del Córdoba CF ante el Cádiz B se detiene inexorablemente en el triunfo rubricado por De las Cuevas en el minuto 95 que sirve para devolver el paso al equipo tras tres semanas atolondrado y, lo peor, sin resultados.

Pero un segundo vistazo ya obliga a reparar en el problema que tienen los blanquiverdes para hacer cosas de calidad y efectivas con la pelota en los pies. Un hándicap que ya viene de largo y que apareció con más fuerza cuando el rival de turno, un filial amarillo con retazos de veterano a la hora de parar el choque, dejó metros y metros sin apenas sufrir ante la ofensiva local... hasta que la estrategia, que está matando a los cadistas –siete goles de nueve encajados nacieron en la pelota parada– otorgó una última oportunidad que, como en el debut liguero, resultó ser la buena.

Pese a sus intentos por disimular lo que estaba cantado tras el primer tropezón, Enrique Martín no sólo dio la vuelta al once inicial con hasta cinco cambios, sino que por primera vez en lo que va de temporada se decidió a virar el sistema de salida –ya lo había hecho en el transcurso de alguna batalla, como en Sevilla–, pasando a un 4-2-3-1. La petición popular alcanzó al máximo responsable técnico del equipo, que ahora tenía que mostrar sobre el verde que el giro era el bálsamo a su crisis. Ya saben, aquello de "la actitud del futbolista es la que hace buenos los sistemas", que dejó caer en la previa el navarro.

Y ahí es donde está el verdadero problema de este Córdoba CF. Porque consumido ya mes y medio de campeonato es difícil encontrar un jugador de la plantilla que esté a su verdadero nivel, sobre todo de medio campo hacia arriba. A unos les falta confianza para coger galones en el equipo (léase José Antonio González); otros andan lejos de su mejor estado de forma (léase De las Cuevas); otros se toparon con una titularidad inesperada tras vivir en el ostracismo (Zelu), y otros se vieron encorsetados donde no pueden lucir sus cualidades (Owusu). Y sobre todo en los últimos dos puntos, el técnico también tiene su cuota de culpa.

Cierto es que ese 4-2-3-1 planteado ante el filial del Cádiz sirvió para ver a un equipo más junto en el juego sin balón, lo que minimizó el peligro amarillo, reducido a alguna acción individual o algún balón parado. Era uno de los puntos a equilibrar, vistos los apuros pasados en semanas precedentes, fuera cual fuera el rival de turno y su capacidad real ofensiva. Pero a la hora de crear... silencio. Todo quedó reducido durante un primer tiempo soporífero a las apariciones entre líneas de Javi Flores y las carreras de Owusu ante una zaga que traía bien aprendida la lección y le redujo constantemente los espacios para lucir.

Demasiado poco como para merecer al descanso algo más que el murmullo de una grada demasiado permisiva con su equipo, tras desahogarse como ya es costumbre contra el palco y Jesús León. De hecho, la primera y única ocasión de los blanquiverdes llegó en el minuto 34, tras un mal despeje de Cristian que empaló De las Cuevas y Alonso sacó bajo casi debajo de los palos. Antes, sólo un par de escarceos cerca de la frontal de Flores y alguna conexión fallida entre el alicantino y Owusu.

Por fortuna, el balance cadista tampoco fue para tirar cohetes, aunque sí mostró más cohesión a la hora de saber qué hacer en cada momento el grupo que lidera desde la banda Juan Manuel Pavón. La pelea del villarrense Manolo Nieto con los zagueros cordobesistas permitió varios intentos lejanos de Javi Navarro sin puntería, y una de las pelotas paradas, con fallo de Becerra para no ser menos que su homólogo en el arco contrario, facilitó una volea de Saturdary que no halló la dirección correcta.

Mejorar el rendimiento ofrecido hasta entonces no parecía una tarea muy complicada teniendo 45 minutos por delante. El CCF salió con algo más de mordiente, queriendo dar alguna sensación real de dominio a su enemigo, y avisó pronto con un disparo de Zelu que tampoco dio trabajo a Cristian. Poco a poco, los blanquiverdes fueron ganando metros y pasaron a jugar en campo contrario, pero les faltaba algo más de claridad en los metros finales para que los sustos fueran amenazas más serias.

Owusu lo intentó en más de una ocasión con su típico caracoleo más efectista que efectivo y Flores no alcanzó por centímetros a empujar un pase de Zelu donde hace daño, entre el portero y la línea de zagueros. Con ese planteamiento ya en el verde, Enrique Martín tiró de la pólvora de Novaes, aunque sin virar el dibujo: De las Cuevas al perfil diestro y Owusu lejos del áera, al izquierdo, para desequilibrar por fuera. La idea no era mala, pero para que diera resultado había que acertar con llevar alguna pelota cerca del arco, y por ahí es por donde se acumularon las dudas.

Un centro chut de Miguel de las Cuevas desviado, cuando Owusu y Novaes esperaban al remate, y un despeje hacia atrás de Sergio González que casi sorprende a su portero fueron la antesala de la ofensiva final cordobesista. Con el Cádiz B perdiendo tiempo por encima de sus posibilidades y Juanto Ortuño ya en el campo para ganar opciones de remate, el Córdoba se volcó ya con todo, sumó llegadas por fuera y por dentro, y acabó encontrando el premio en un balón parado –en otro anterior Cristian se hizo grande ante Djetei– que el filial defendió con un hombre menos por forzar el propio González la atención ya sobre la bocina.

Fidel Escobar la tocó y De las Cuevas la empujó con el alma a la portería pasado el 95 para cerrar la crisis y otorgar una victoria que debe servir de sostén para seguir creciendo. Porque aún queda muchísimo que hacer para que este equipo se parezca a lo que debe ser, a lo que todo el cordobesismo quiere que sea.

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