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Algeciras/El duelo entre el Algeciras CF y el Linares Deportivo del próximo domingo (18:00) brindará el reencuentro del Nuevo Mirador con Enrique González. El segundo entrenador de los azulillos fue el brazo derecho de Salva Ballesta cuando ambos tomaron las riendas del equipo albirrojo en enero de 2020. El malagueño dejó su impronta en muy poco tiempo, un sello profesional que tiene mucho que ver con el grandísimo éxito del club de Linarejos, clasificado ya para el playoff de ascenso a LaLiga SmartBank.
Enrique González separó su camino del Algeciras para volver a trabajar con su hermano, Alberto González, la cabeza visible del cuerpo técnico del Linares, un recién ascendido al que casi nadie ponía en las quinielas de los favoritos.
El malagueño de Tolox regresa este domingo a la que fue su casa para enfrentarse a un amigo como Salva Ballesta. "Es un reencuentro bonito", asegura, consciente de que el reto que Salva y él compartieron quedó a medias. "Fue una etapa corta pero intensa y en la que pude hacer buenos amigos. La pandemia cortó un trabajo que yo creo que llevábamos bien encaminado", sostiene. Curiosamente, el último partido del Algeciras ese curso fue ante el San Fernando que dirigía su hermano Alberto.
González entiende que el Algeciras-Linares es el triunfo de dos conjuntos trabajadores por encima de todo: "Creo que ambos equipos hemos estado muy por encima de las expectativas, muchos quisieran estar como estamos los dos", dice.
El exalbirrojo solo tiene elogios para los del nuevo Mirador: "El Algeciras está haciendo una temporada espectacular, no se le puede poner un pero. Tiene mucho mérito el trabajo de Salva, su cuerpo técnico y los jugadores, entre todos han sacado un rendimiento brutal, el máximo jugo", afirma.
El azulillo asume que el Algeciras saldrá a morder en su última cita en casa, más aún tras la derrota ante el Betis Deportivo: "El Mirador siempre es complicado, la gente aprieta, el equipo transmite y entre ambos pueden ir en volandas. Yo espero a un rival muy fuerte y con hambre".
Pero enfrente el Algeciras tendrá "a un grupo de mineros". "Nos llamamos así porque sacamos el pico y la pala", advierte el técnico. Y es que el éxito de este Linares está basado en la fuerza del colectivo, en la actitud, las ganas y el hambre por triunfar.
"Nosotros hemos intentado trasladar a los jugadores que disfrutasen en todo momento y ponernos retos a corto plazo, poco a poco: primero estar entre los tres mejores de la primera fase, después entre los tres mejores de la segunda y ahora vamos a ver si podemos acabar lo mejor posible para tomar impulso de cara al playoff. Compitiendo cada partido sin mirar más allá", explica.
González reflexiona sobre una temporada en la que considera que había "mucha presión": "Sabíamos que podría cundir el nerviosismo entre muchos clubes y que algunos iban a tomar decisiones precipitadas. Nosotros jugamos con eso, con no volvernos locos. Hemos pasado de vivir la pretemporada más larga de nuestras vidas a una temporada corta, con una primera fase en la que se decidía mucho", relata. "El 80-90% de los equipos partían con el objetivo de estar en la Primera RFEF y al final solo pueden subir 40 equipos, esa presión hay que saber gestionarla. Nosotros, como equipo recién ascendido, hemos ido marcándonos los retos paso a paso", subraya.
"Hemos tratado de estar al margen de lo que ocurría fuera, de dar normalidad a una derrota o a un resultado porque sabemos que cada domingo te da una nueva oportunidad de resarcirte", prosigue el exalgecirista.
En Linarejos, con el equipo colíder junto al UCAM con 43 puntos y el playoff asegurado a falta de dos jornadas, todo es ilusión: "Es un momento único, la pena es no poder celebrarlo con la gente en la calle. Esta temporada es ir del estadio a la casa y de la casa al estadio. Linares es una ciudad que lleva un año muy malo, muy castigada por el Covid, la crisis económica, el desempleo... y al menos el fútbol está dando algunas alegrías".
El estado físico del conjunto azulillo es algo que ha sorprendido mucho, sobre todo a los adversarios del subgrupo del Algeciras. Enrique arroja algo de luz: "Cuando pasamos el Covid hubo muchos días que entrenamos con solo 6-7 jugadores. Nuestra baza es que hemos rotado mucho desde el principio de la temporada y todos los jugadores están muy enchufados. Contra el Algeciras jugaron algunos de los menos habituales y el partido siguiente cambiamos cinco o seis y no se notó. El tener a todos en dinámica nos permite meter un ritmo alto. Somos un equipo por encima de todo", argumenta.
Preguntado sobre si el subgrupo B era más fuerte que el A, el malagueño da su opinión: "No hay una vara de medir para saber si un grupo era más fuerte que el otro, yo creo que en Segunda B la igualdad es máxima y que todo se decide por detalles que te pueden cambiar una dinámica. Que igual cuando se hizo el reparto muchos pensábamos que no iba a ser así puede ser, pero nunca se sabe cómo habrían quedado los grupos con otra composición", acaba.
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