Algeciras CF | Primera Federación
El Algeciras, con la flecha hacia arriba
Algeciras CF-Villarrubia CF | La crónica
El Algeciras CF igualó este domingo sin goles con el Villarrubia CF (0-0) en la jornada de su regreso oficial a Segunda B. De paso, entonó su primer querer y no poder. Le ocurrió a los albirrojos frente al ordenado conjunto manchego lo que se intuía desde que se inició la pretemporada: que su problema en el apartado rematador es gigantesco. Con un agravante, que las pruebas de esa fase preparatoria acabaron ya hace una semana. Ahora todo vale su peso en puntos.
El ambiente de euforia por haber regresado a la categoría de bronce se fue rebajando poco a poco. El primer episodio de ese recorte anímico ya es una realidad. Concreta, palpable. Que se puede tocar en forma de este empate ante un equipo cortito de los de verdad.
Conclusión primera, el Algeciras CF habrá de solventar esa grave pega si no quiere empezar a pasarlo mal en el medio plazo. El Villarrubia, como el Algeciras a fin de cuentas, es un recién ascendido. La igualada sin goles dejó en el Nuevo Mirador una inquietante sensación: qué puede pasarle a los de Fajardo cuando los rivales tengan la entidad de Real Murcia (la semana que viene mismo), Recreativo de Huelva o Córdoba CF. Por citar solo tres ejemplos.
El Algeciras cayó progresivamente en la trampa en la primera parte. Y en la segunda, porque ambos tiempos fueron casi calcados. Salían con fuerza y pujanza los albirrojos y, al poco rato, el Villarrubia ya los había apaciguado a su conveniencia. Como si se tratara de una adormidera.
La jugada para la polémica, en el minuto 38. Aconteció cuando un defensor del Villarrubia CF vio, y con él todo el estadio, que un balón golpeaba en su mano tendida en el suelo. Con el reglamento en la mano, un penalti que no señalizó el extremeño Jesús Delfa Ramos. Cómo es el fútbol, todo pasó a apenas dos metros del escenario de otra pena máxima, esa sí señalada y por el mismito colegiado, que al Algeciras CF le permitió ganarle 1-0 a todo un Real Jaén en la fase de ascenso. Hace nada. El fútbol. La vida.
El Villarrubia, quizá de los rivales más débiles y con menos recursos de los que vayan a encontrarse los albirrojos en su regreso a Segunda B, fue capaz de contener las acometidas locales. Durmió el partido. Puso a los de Emilio Fajardo a caminar, a ver cómo se pasaban el balón en zonas del juego donde no se decide prácticamente nada.
Y eso que el Algeciras había comenzado muy bien. Metió al equipo manchego en su campo y las ocasiones se sucedieron casi desde el pitido inicial. Pero el fantasma de la falta de gol siguió planeando sobre el Nuevo Mirador. Más presente aún se hizo en la más clara oportunidad algecirista, cuando Jorge Barba se quedó solo ante el meta Samu Diarrá y disparó al cuerpo tras una jugada muy bien trenzada por el ataque local.
Hubo más ocasiones de gol. De Caturla de cabeza, de Domínguez de falta. Muchas y variadas. Pero sin gol. Y el Villarrubia, que es un conjunto muy limitado, comenzó a darse cuenta de que podía estirarse. Incluso estirarse. Lo hizo a base de tocar el esférico y, a partir de ahí, que corriera el Algeciras. Dicho y hecho.
Con esa estrategia pero sin dejar de guardar la ropa, puso a sestear a los de Fajardo y hasta lanzó el primer tiro a puerta. Habían transcurrido nada más y nada menos que 37 minutos. Ahí es nada. Pero le valió. El Algeciras, se ha dicho, estaba cautivo y desarmado.
La segunda parte fue muy parecida. El Algeciras lo intentaba una y otra vez... Hasta que se aburría de tanto jugador visitante junto y ordenado y desistía por ratos demasiado largos. La dinámica fue desesperante en esos instantes.
Los minutos pasando, el Villarrubia cada vez más cómodo sobre el césped algecireño y Lopito alternando un trabajo eficaz, que en el primer tiempo apenas tuvo pero en el segundo sí, con un disparo que se le escapó finalmente a corner ya en el 80 y que no le quitará el sueño... De milagro.
Las dos líneas defensivas establecidas por el Villarrubia, perfectamente organizadas y trabajadoras cual ejército disciplinado y con su pizca de suerte, le rindieron un tributo en forma de punto en su estreno histórico en la categoría de bronce del fútbol nacional. Les salió bien. Los algeciristas se quedan con la sensación explicada: querer, en fútbol, no siempre es poder.
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