Zequi pone por las nubes al Algeciras (1-2)

Es complicado mantener los pies en el suelo cuando tu equipo se empeña en pasear por las alturas. Un golazo de Zequi en el tiempo añadido dio una victoria enorme al Algeciras CF este domingo en Melilla, donde los albirrojos se consagraron como una de las agradables sorpresas de la temporada en Primera Federación. El intratable conjunto de Lolo Escobar se adelantó con un tanto de Rafa Roldán al filo del descanso y encajó el empate de penalti nada más comenzar el segundo tiempo, sin embargo los rojiblancos supieron madurar el partido para dar el estocazo final en el último suspiro.

Si el Algeciras es un equipo en formación, como insiste su entrenador semana tras semana, va camino de graduarse con doctorado. Menudo arranque de campaña y qué manera de competir sin importar el rival ni el lugar ni las circunstancias. La liga es muy larga y puede hacerse eterna -bien lo saben en el Mirador-, pero los once puntos que ya atesora este vestuario son un botín que ni el algecirista más optimista podía imaginar. El algecirismo almuerza tercero en la clasificación del grupo II y disfrutará de una semana más a gastos pagados en puestos de play-off de ascenso. A caballo regalado...

El Algeciras, cada vez más convencido de lo que hace y puede llegar a hacer, empieza a rodearse de un aura de respeto que parecía perdido no hace tanto tiempo. Lolo Escobar ha instaurado unos valores que arraigan. Habrá quien diga que al técnico le sale todo rodado -puede ser-, pero la realidad es que este Algeciras concede poquito, intenta jugar al fútbol cuando le dejan y se mete hasta las rodillas en el barro cuando hay que remangarse. Y, además, para ganar un partido en el minuto 92 hay que tener fe en la victoria. De lo contrario, nunca llega.

La entrada de David Martín por Zequi fue el único cambio en la alineación de un Algeciras que había repetido once las dos jornadas anteriores. Lolo Escobar decidió dar reposo al sanluqueño, que arrastró molestias a lo largo de la semana, y dio la oportunidad a David Martín, uno de los que más sobresalió durante la pretemporada.

Con el ya conocido esquema sin 9 puro, el Algeciras salió a mandar y a los tres minutos dio el primer aviso con un disparo intencionado de Mario García desde la frontal. El Melilla, no obstante, replicó de inmediato con un par de ocasiones claras. La primera salió de las botas del exalbirorjo Siddiki, que se marchó por la derecha y metió un balón envenenado al área pequeña, y a renglón seguido Lucho García abortó un disparo desde muy cerca de José Antonio.

Con las hostilidades ya declaradas y sin más cortesías, el partido se abrió y el Algeciras estuvo a puntísimo de adelantarse con una oportunidad que ni regalada. El guardameta Javi Montoya se confió en un balón que se iba por línea de fondo, Roldán le robó la cartera pero el exbalono salvó los muebles con una rapidez felina cuando el capitán Iván Turrillo armó el disparo. Era un gol cantado.

El duelo se empezó a embarrar en un césped que se levantaba con facilidad. El empuje inicial dio paso a un centrocampismo con poca claridad y muchas interrupciones, y con alguna entrada fea como la de Dani García contra Lucho en un balón parado.

Con posesión, el Algeciras vio algo de luz cuando Borja Fernández y Diego Esteban entraban en acción, aunque el Melilla tomó toda la cautela del mundo para no desguarnecer su retaguardia. Con todo, Diego Esteban acarició el gol en un centro desde la izquierda que empalmó de primeras y, acto seguido, fue David Martín el que se plantó en un mano a mano que despejó Montoya.

Cañonazo de Roldán

Ganaba metros el conjunto del Nuevo Mirador, poco a poco, hasta que al filo del descanso pegó el zarpazo que se venía intuyendo. Llegó por el carril del 2, por ese costado que se ha ganado a pulso Rafa Roldán. El carrilero se marchó desde campo propio y enganchó un cañonazo que, con cierta fortuna, despistó la guardia de Montoya. Gol de los llamados psicológicos que hacía justicia a ese querer ir a por el partido de los de rojo y blanco.

Penalti y empate

Nada más volver del intermedio, el Melilla, que metió más pólvora con Vinicius, se encontró con el empate en un acción muy rápida. Siddiki encaró por la derecha y buscó el disparo desde el vértice del área y su chut se topó con una de las manos de Eric Montes. El árbitro pitó la pena máxima ante las protestas del mediocentro. Dani García engañó a Lucho en la ejecución. Vista la repetición, da la sensación de que Montes estaba fuera del área cuando el balón impacta en la mano. En una categoría en la que ni la televisión funciona en condiciones, el VAR se antoja una quimera.

Vuelta a empezar con todo el segundo tiempo por delante y, de nuevo, una ventaja fuera de casa que el Algeciras dejaba escapar como en Palma y Granada. Los de rojo y blanco empezaron a ver castigadas sus faltas con amarillas y el viento viró algo más a favor de los melillenses, cada vez más cómodos. Se acercaba el momento de mover ficha desde el banquillo. Dicho y hecho porque Escobar metió a Sardinero por un desfondado David Martín, a quien seguro le pesó la inactividad.

El Algeciras salió de la cueva con una internada de Tomás por la izquierda cuyo centro medido no encontró rematador. Quedaba aún casi media hora para madurar un partido con más músculo que cabeza.

El Melilla achuchó y merodeó cumplido el 70' con un par de llegadas, un disparo tímido de Sergio Pérez y un balón de Dani García que se fue alto por poco. Escobar reaccionó con un doble cambio necesario porque el Algeciras había perdido frescura y el control. Entraron Javi Cueto y Zequi para aportar oxígeno a la parte alta.

Cueto tuvo su ocasión, en el minuto 82, tras una buena acción colectiva. La pugna seguía abierta aunque con la entrada de Admonio en la recta final uno podía pensar que los visitantes se conformaban con el empate, que al final y al cabo era un punto más a domicilio.

Zequi, matador

Pero estando Zequi en el campo uno nunca debe conformarse. El extremo tiene algo que le hace un jugador diferente. Corría el minuto 92 cuando el 7 albirrojo recibió en la banda izquierda un balón en largo. Lo bajó, encaró, desafió a su par y pegó un zapatazo ajustado imparable para la estirada de Montoya. Un golazo que vale sus peso en oro. El de Sanlúcar pudo hacer doblete cuando en el minuto 96 todo el Melilla, incluido su portero, subió a rematar un córner. No entró pero tampoco hizo falta.