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Este jueves 28 de abril de 2022 es ya una de las fechas más tristes de la historia del Algeciras Club de Fútbol. Ha muerto Pepe Tapia, uno de los grandes mitos del algecirismo, una leyenda como pocas, quizás el mejor delantero que jamás ha vestido su camiseta. Y no han sido pocos.
La afición albirroja llora a José Fajardo Tapia, que se ha marchado con 88 años tras una vida plena en la que se ganó la admiración y el respeto de los hinchas con sus goles, pero también el cariño de toda la ciudad con su humildad y simpatía. Su cuerpo está siendo velado en el tanatorio del cementerio de Botafuegos. La misa por su alma se llevará a cabo este viernes a las 17:30.
El alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ha trasladado su pesar, tanto a título personal como en nombre y representación de la corporación municipal, por el fallecimiento de Pepe Tapia, del que ha destacado que con él "se marcha una buena parte de la historia no solo del algecirismo, sino también de la ciudad". “Estamos ante un día triste para todos, porque se ha marchado un deportista de raza y una referencia histórica para el mundo albirrojo. Por ello, en estos momentos de tanto dolor, queremos estar al lado de sus familiares, de su legión de amigos y de la gran familia algecirista, para hacerles llegar nuestro abrazo más sentido”, destaca el alcalde.
Pepe Tapia marcó el primer gol de la historia del viejo (y desaparecido) Mirador. Fue un 16 de junio de 1954 a las seis y veinte de la tarde el momento que el delantero pasó a la historia del algecirismo. Al césped saltaron una selección de futbolistas andaluces -entre las que se encontraban los algecireños Andrés Mateo, Infantes, Periquito y el propio Tapia, además del linense Yeyo- y el Athlétic de Bilbao, para disputar el primer encuentro del triangular, en el que también participó el Atlético Tetuán, de inauguración del campo. No se había jugado mucho cuando Pepe Tapia cogió un balón perdido en el área bilbaína y el público, que conocía de su habilidad, cantó el gol antes de que el cuero se alojara en el fondo de la red. El delantero escribió la primera página de una larga, larguísima, historia de goles en un segundo. Después, el célebre guardameta vasco Carmelo Cedrún -que años más tarde entrenaría a la Balompédica Linense- vio como los suyos ganaban por 1-5. Carmelo volvió a sufrir poco después al algecireño. Unos meses más tarde, el día que Tapia debutaba en Primera con el Real Murcia, el punta volvió a enfrentarse al Athlétic de Bilbao. Y Tapia marcó de nuevo.
Tapia (tras una etapa de preparación en equipos locales: Rosaleda, Salesianos, Español, Iberi, Corchera y más tarde, con 16 años, Celupal) entró a formar parte de la plantilla del Algeciras Club de Fútbol en la temporada 1952/53, cuando el equipo albirrojo militaba en Tercera división, entonces la categoría de bronce del fútbol nacional.
El Murcia de Primera, con Sierra de entrenador, lo fichó en la temporada 55/56. A mitad de temporada tuvo que hacer la mili. Le tocó el Regimiento de Artillería de Algeciras y el Murcia lo cede al club algecireño. Juega hasta la temporada 56/57 y vuelve al club pimentonero en la 57/58. Es cedido al Imperial de Murcia, marca 15 goles en pocos partidos y lo incorporan de nuevo al primer equipo. Finaliza contrato y ficha por el Racing Portuense, en el que juega tres temporadas, marcando una media de 25 goles. Vuelve al Algeciras en la 61/62, firma por cinco años. Estuvo varios años en la lista de los máximos goleadores y formó parte de uno de los dream teams más aclamados por la afición albirroja de todos los tiempos. El equipo que logró el ascenso a Segunda división ante el Atlético Baleares en la 62/63 contó con la inestimable colaboración de Tapia y sus 36 goles. "Es otro de mis recuerdos inolvidables. Jugamos siete partidos en la liguilla y marqué siete goles; dos al Lugo, cuatro al Ciudadela y uno al Atlético Baleares, equipo al que Periquito marcaría los dos del desempate, en Vallejo, que nos dieron el ascenso. Fue algo apoteósico", rememoraba, nostálgico, en una entrevista en Europa Sur.
En la temporada 66/67, se incorpora al Almería CF, marca 28 goles en otros tantos partidos y retorna al Algeciras, en la 67/68. Sería la última. Jugando contra el Malagueño, en La Rosaleda, sufre fractura de tibia y peroné, en una fortuita entrada del lateral Montiel. "Fue un accidente del juego, de los muchos que se dan en un partido. Al acabar, Montiel, me pidió perdón llorando tan apenado, que tuve que consolarlo yo a él", disculpaba. Pero nueve meses escayolado precipitaron su retirada, a los 34 años, tras 15 de jugador. En 1973, siendo presidente José Luis Fernández Calderón, recibió el merecido homenaje de la afición local, en un partido entre el Sevilla y una Selección Andaluza.
"Al acabar mi carrera deportiva, trabajé en el taller de motos con mis hermanos Severiano y Manolín cuatro años, antes de hacer el mejor fichaje de mi vida: colocarme en Trasmediterránea, donde me jubilé", recordaba.
Pepe Tapia, que fue vicepresidente de la Asociación de Veteranos del Algeciras CF, era un hombre de una humildad abrumadora. Especialista en los golpes francos, cuando marcaba se limitaba a levantar las manos y mirar al suelo, como si le diera vergüenza, pena, por el meta contrario. "Lo veía tan fácil que la tarde que no mojaba, me parecía que no había jugado", decía.
Descanse en paz, Cañoncito pum II, como lo bautizó Pepe Ojeda, a lo Kubala, una de sus históricas tardes con la albirroja.
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