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Algeciras/Derrota de las feas y de las que hacen daño. El Algeciras CF volvió a entregar las llaves de su casa y regaló los tres puntos al Pontevedra CF en el último partido del año. Los albirrojos, tras una semana especialmente condicionada por la fatiga y la gripe, despidieron 2022 de la peor manera posible en un nefasto encuentro con más esperpentos que fútbol sobre el recortado césped del Nuevo Mirador.
Un error tan garrafal como innecesario en defensa de Nico Van Rijn puso en bandeja el primer gol del Pontevedra y de un Yelko Pino imperial en el regreso al que fue su hogar. El exalbirrojo marcó un golazo de falta para poner la puntilla en el segundo tiempo tras una acción pitada por el asistente de la que casi nadie se percató en las gradas y que le costó la roja a Pepe Mena por un presunto manotazo. Fue la primera de las dos expulsiones de un Algeciras que acabó desquiciado por un arbitraje encabezado por el valenciano Escribe Guzmán, a quien sin duda le iba la marcha.
El Algeciras se contagió de una mañana y un ambiente fríos. A los jugadores les correspondía esta vez caldear a unas gradas que vieron como el partido cayó pronto en un clima excesivamente tranquilo. Cuando parecía llevar las manijas de la situación, el Algeciras se disparó en el pie en el minuto 24 con un balón perdido por Van Rijn que facilitó el 0-1 a los gallegos, en un tres contra uno que culminó Yelko Pino con un disparo ajustado al que no llegó Pol. De ahí al descanso, bloqueo e incapacidad.
En la segunda mitad, el Algeciras lo intentó en el primer cuarto de hora hasta que el Pontevedra comenzó a enfriar el juego con el llamado otro fútbol, que también vale. Los de casa se quedaron con uno menos por la expulsión de Pepe Mena -habrá que ver el vídeo- y encajaron el 0-2 con un golpeo magnífico de Yelko Pino al que tampoco llegó Pol Tristán. Los de Ania acabaron desquiciados con un arbitraje que tampoco ayudó lo más mínimo, pero lo más grave fue que en ningún momento se vio a un Algeciras reconocible. En ningún momento. Y eso dejó más frío de lo que ya estaba al algecirismo.
Ania puso en liza un once muy condicionado por las bajas. Entre las lesiones y la plaga de gripe sufrida durante la semana se cayeron de la lista dos puntales como Elejalde y Ferni, además de Amoah y Borja y el sancionado Tomás. El técnico recuperó a algunos de los griposos y después desveló que Van Rijn jugó infiltrado y con un dedo del pie roto. Alineación entre algodones a la que volvió Carlos Albarrán.
El Algeciras salió más o menos bien, dispuesto a que el Pontevedra no tuviera la pelota, que es como más cómodo estaba. Los albirrojos generaron las primeras aproximaciones, buscando superioridad en las bandas y tratando de dar un pase al hueco, pero sin culminar. David Martín se vio voluntarioso, por sacar algo medio positivo de un ataque plano, plano. Los gallegos, por su parte, tuvieron sus primeros destellos con el balón, sobre todo cuando Yelko Pino se dejó ver por la zona de creación.
Trataban ambos equipos de llegar y romper líneas con el balón en los pies, cada vez con más pausa pero sin ocasiones hasta que llegó la acción fatal de Van Rijn en el minuto 24. El exceso de confianza del central se tradujo en una contra de tres para uno que acabó con el disparo atinado a gol de Yelko, que lo celebró. Y tanto que lo celebró.
El golpe cayó como un yunque en el Nuevo Mirador entre una hinchada que empieza a estar aburrida de ver los mismos fallos en bucle, los mismos cada dos por tres. El Algeciras de la Balona y de San Fernando era un espejismo, volvía el Algeciras que hace concesiones absurdas.
En el minuto 33, el Mirador clamó reclamando un posible penalti sobre Alvarito Romero. El colegiado ya había dejado entrever que no estaba por la labor desde mucho antes. El línea, que luego vería el manotazo de Pepe Mena como un lince, tampoco vio nada esta vez.
Sin ideas y sin capacidad de reacción, el Algeciras recibió el descanso sumido en un bloqueo ante un Pontevedra que prácticamente no había tenido que hacer nada más allá de estar en su sitio y coger el regalo. ¿Les suena?
El segundo tiempo arrancó con síntomas de esperanza para el Algeciras, de hecho Roni protagonizó una clarísima ocasión para los de Ania, la única ocasión en realidad en todo el partido y el primer tiro entre los palos defendidos por Cacharrón. Un balón en largo propició un cuerpeo que ganó Roni, pero el ovetense resolvió casi sin fuerza y atajó el meta pontevedrés.
Tras ese cuarto de hora de empuje albirrojo, el Pontevedra aguantó y empezó a perder tiempo con descaro. Había que cortar el ritmo sí o sí. El arbitraje también ayudó a sacar del partido a los de casa. El árbitro no estuvo fino pero los futbolistas del Algeciras tampoco. Dirigirse al trencilla era como echar más leña a un fuego desatado.
Y en el minuto 61 llegó el doble mazazo. Tras una acción que pasó casi desapercibida para el público, el asistente de Preferencia llamó al árbitro y este expulsó a Pepe Mena con roja por un presuento manotazo a Rufo con el balón en juego. Con el balón cerca de la corona del área, Yelko Pino apuntó y batió a Tristán con un zapatazo limpio.
Con el 0-2 y con uno menos se volatilizaron las esperanzas restantes. Hubo quienes incluso empezaron a desfilar para casa. Es un mal síntoma que haya quien no crea en que este equipo pueda levantar dos goles en contra... queden cinco minutos o media hora por delante.
El Algeciras acabó desquiciado. Ania tiró de lo que poco que tenía en el banquillo (aunque no de los canteranos), donde más de uno ha dejado patente que no le alcanza para la categoría. Para colmo de males, Albarrán (uno de los que más caliente estaba) vio la segunda amarilla en el 78' y los de casa se quedaron con nueve.
El tramo final, con la parroquia cabreada, dejó un par de acciones más del Pontevedra, una con un gol bien anulado por fuera de juego y otra ocasión en la que casi cayó el tercero.
Los de Iván Ania se marchan a las vacaciones de Navidad con 22 puntos tras la 17ª jornada del grupo I de la Primera Federación. Lejos, muy lejos de la quinta plaza, y de nuevo más pendiente de mirar hacia abajo para evitar esa quema por el descenso. Por delante, dos fines de semana sin fútbol para rumiar esta derrota, lo que ha acontecido desde agosto y lo que está por venir en 2023.
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