El Algeciras abre una crisis en el Nuevo Mirador (0-2)

Algeciras CF - UD Sanse | La crónica

Los de Ania, sin orden ni acierto, encajan dos goles en el primer tiempo y sufren su tercera derrota consecutiva

La afición pita a un equipo que ha perdido la chispa y juega roto por momentos

Pepe Mena y Roni, tras uno de los goles del Sanse.
Pepe Mena y Roni, tras uno de los goles del Sanse. / Erasmo Fenoy

Algeciras/Otro chasco en el Nuevo Mirador y crisis abierta. El Algeciras CF, sin orden ni acierto, perdió ante la UD Sanse (0-2) en un partido que encarnó todos los males que persiguen a un equipo descompuesto, en caída libre y sin visos de encontrar una solución rápida. Los albirrojos sufrieron su tercera derrota consecutiva y dejaron atrás la 13ª jornada del grupo I de la Primera Federación más cerca de los puestos de descenso y con una afición que levantó los primeros pitos hacia los de Iván Ania.

El Algeciras es un juguete roto en estos momentos. En apenas cinco minutos, el partido se puso imposible para los de casa: un penalti en el 25' (tras una pérdida de balón innecesaria en el centro del campo) y una falta de concentración enorme tras un córner en el 29' sentenciaron con dos goles de Arturo a un conjunto que tuvo más de media docena de oportunidades claras pero no acertó ni una vez en la diana. Elejalde fue el que más porfió, pero no hubo manera.

El árbitro obvió poco antes del descanso un penalti por manos a favor de los algeciristas, pero los problemas de este Algeciras van mucho más allá y esta semana parecen mucho más graves que la anterior. Para colmo de las desgracias, el central Amoah se lesionó justo antes del 0-2 y la señalada defensa vuelve a quedarse en cuadro para un mes de diciembre muy exigente que va a marcar el futuro inmediato de este vestuario.

Mismo plan

El Algeciras se cae y no se levanta. Da la sensación de que los que se preocupaban llevan razón con una plantilla más desequilibrada de lo que parecía al principio y con un entrenador que por primera vez en año y medio empieza a estar cuestionado en las gradas. Sí, el murmullo va cobrando fuerza ante la realidad de un Algeciras que empezó con unas fugas y ahora está haciendo aguas, siempre con el mismo plan.

Los albirrojos no están compitiendo bien por mucho que se insista en los buenos ratos de juego. En el fútbol, los partidos duran 90 y pico minutos, no 25, 40 o 70, y este Algeciras no está compitiendo bien, entre otras cosas, porque no es capaz de mantener su portería a cero y no acierta en las ocasiones que genera en el área contraria. Tan preocupante es lo uno como lo otro.

Se pueden buscar mil excusas o señalar a la persona que ha arriesgado su capital para salvar a la institución, pero lo del Algeciras es un problema deportivo, no económico ni social. Este plantel empieza a mostrar las costuras de una confección deficitaria con una defensa corta y un centro del campo que lleva huérfano desde que perdió a Borja, que por fin pudo reaparecer aunque cuando saltó al césped ya estaba el pescao vendido.

El once de gala algecirista -a falta de Borja- no dio para marcar un solo gol por segunda jornada seguida. El Algeciras tuvo oportunidades, muchas, más que suficientes para ganar, pero los dos goles de Arturo en un abrir y cerrar de ojos aniquilaron las opciones de una parroquia que se movió entre el enfado, la resignación y el temor a verse en la pelea por eludir el descenso.

Dos goles casi seguidos

Iván Ania tocó la portería por tercera vez esta temporada para devolver la titularidad a Pol Tristán, que tuvo poco trabajo más allá de los goles porque el Sanse apenas inquietó, salvo en la recta final con el partido dando sus últimos estertores. El técnico metió a Jordi Figueras por Van Rijn -ninguno está fino ni termina de coger el sitio- y acomodó a Romero en banda por el lesionado Ferni. El pichichi generó y pisó área, pero es que ninguno anda fino arriba. Elejalde pudo marcar hasta en tres ocasiones y Roni atraviesa su momento más bajo como albirrojo, reflejado en los pitos que recibió al ser sustituido por Mizzian. Al recambio también le pitaron.

Los primeros 20 minutos del Algeciras transcurrieron con los de casa queriendo llegar, con paciencia e intentando minimizar errores. Los de Ania pudieron golpear a un Sanse al que le bastaba con estar ordenado y esperar un fallo... porque los rivales saben donde están las debilidades de este Algeciras que no intenta sorprender con una alternativa. Era cuestión de tiempo y los madrileños cazaron un balón perdido por Romero en el centro del campo y robado por el exalbirrojo Raúl Hernández: apertura a la derecha para la incorporación de Aparicio y penalti por derribo de Juan Serrano. Arturo aguantó y engañó a Tristán para hacer el 0-1.

Mascaba el Mirador el golpe cuando Amoah se lesionó al intentar cortar un balón que se marchó a córner. El africano pidió el cambio de inmediato. El desconcierto albirrojo se tradujo un saque de esquina pésimamente defendido en el que Arturo marcó de manera acrobática. 0-2 muy fácil, con muy poco.

El doble varapalo minó más a las gradas que al equipo. De hecho, el Algeciras pudo marcar antes del descanso, sobre todo en una ocasión en la que Romero se escapó en velocidad, chutó y el balón dio en la mano de un futbolista del Sanse al intentar taponar (o al menos, eso se deduce del vídeo). En directo, ni el colegiado ni su asistente lo vieron.

Vuelve Borja

El Algeciras regresó del descanso con un doble cambio para intentar meterse en el encuentro. Borja y Siddiki por Iván y Pepe Mena. Lo de Borja se entiende aunque la bala del gallego llegó tarde. Lo de Siddiki, viendo su aportación sobre el verde, lo entiende menos gente.

Los albirrojos tuvieron dos buenas ocasiones de salida para recortar diferencias, ambas en botas de Elejalde, al que siempre le faltaba una pizquita para ver portería. Pasado el rush de esos 15-20 minutos, el Sanse fue adormeciendo la situación y dejando que el peso del reloj hiciese el resto. Villapalos hizo en las filas enemigas lo que casi nunca realizó como rojiblanco y se erigió en el cerrojo de un Sanse que es una roca.

Los de Luis Ayllón no necesitan brillar para ganar a domicilio: juegan juntitos, saben defender y aprovechan lo que generan. Así es como un humilde se mete arriba.

Del banquillo, con más pena que otra cosa, salieron Mizzian y David Martín para confirmar lo que muchos sostienen: que esta plantilla no mejora ni de cerca a la de la pasada temporada.

El final dio paso a algunos pitos en una mayoría de rostros desencantados, muchos de los cuales ya solo piensan en lograr la salvación lo antes posible. Nadie habla o mira cómo va el quinto de la tabla si no quieren que se rían en su cara.

La tercera derrota seguida deja a los de Ania estancados en los 15 puntos, uno solo por encima del descenso antes de un arranque de diciembre ajetreado ante Celta B, Balona y San Fernando.

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