Las claves de la metamorfosis del Algeciras

Algeciras CF | Primera Federación

Los rojiblancos han cimentado desde la defensa colectiva una meteórica recuperación

El crecimiento de Arnau, la incorporación de Larrea y la irrupción de Leiva, fundamentales

Álvaro Leiva, elegido en el mejor once de la 31ª jornada de la Primera Federación

Los futbolistas del Algeciras aplauden a la afición en el Nuevo Mirador.
Los futbolistas del Algeciras aplauden a la afición en el Nuevo Mirador. / Erasmo Fenoy

Algeciras/¿Cómo puede cambiar tanto un equipo en apenas unas semanas? ¿Qué ha pasado con el Algeciras CF? ¿Es la mejor versión de los chicos de Fran Justo? Estas preguntas y muchas se acumulan en la mente de cualquier algecirista, del aficionado medio que ha visto a los rojiblancos levantarse casi desde lo más hondo de la clasificación con una reacción propia de un campeón.

Algunos aún tratan de digerirlo. El Algeciras ha pasado de ser el peor conjunto de la segunda vuelta del grupo II de la Primera Federación a compartir con el Real Murcia la vitola del mejor de las últimas cuatro jornadas con 10 puntos de 12 posibles. Los del Nuevo Mirador lograron el pasado domingo en Villarreal la tercera victoria seguida, un hito para Fran Justo y una racha que el club llevaba más de dos años sin vivir, desde la primera campaña con Iván Ania. Los rojiblancos aún no tienen el objetivo amarrado, pero han dado grandes pasos hacia adelante al colocarse con 40 puntos en la tabla a falta de siete partidos y con un colchón de seis puntos sobre la zona de descenso.

Términos como confianza e inercia se repiten en el entorno algecirista y los diferentes medios que siguen al equipo, pero desde un análisis más detenido se puede tratar de indagar sobre la metamorfosis que ha experimentado el Algeciras de Justo en apenas un mes. Aquí arrojamos algunas claves:

Anclado desde la defensa

El Algeciras empezó su recuperación desde la solidez. Era una obviedad, pero el conjunto de Fran Justo se había desangrado defensivamente en la crisis que se prolongó desde comienzos de 2025 durante ocho partidos sin ganar. Los del Mirador encajaron muchos goles y con demasiada facilidad, en algunos casos con acciones muy evitables -al menos un par de penaltis- y ciertas desconexiones durante los partidos. Lo de Marbella y Fuenlabrada marcaron sin duda el momento más bajo de un equipo que parecía roto, desbaratado y desmoralizado. Sin embargo, Fran Justo y su equipo de cirujanos entraron a operar de urgencias y dieron con la arteria suelta.

Prima el colectivo

El míster gallego leyó la cartilla a todos y puso a más de uno en su sitio. Curiosamente, no tardó en producirse la salida pactada de Javi Gómez. El Algeciras se transformó con un primer paso decisivo el día que recibió al Ibiza, el entonces imparable líder del grupo. El equipo cambió el semblante y la manera de comportarse en el terreno de juego. El Algeciras empezó a jugar con más sacrificio, más colectivo, más juntito y, sobre todo, más concentrado. Las victorias y los puntos hacían falta como el comer, pero el vestuario entendió que ese primer pasito era el necesario aunque fuese con un cero a cero.

Lucho, tras el penalti fallado por el Atlético B.
Lucho, tras el penalti fallado por el Atlético B. / Erasmo Fenoy

Aleix Coch-Arnau Gaixas

La recuperación del Algeciras también se puede leer desde los nombres propios. El equipo ha encontrado un equilibrio desde la pareja de centrales que forman Aleix Coch y Arnau Gaixas. Coch ha sido indiscutible cuando ha estado sano y es, en cierta medida, el pegamento de la retaguardia. Gaixas ha dado un paso adelante con mucha firmeza. En un momento complicado para Lautaro, Gaixas ha crecido en confianza y a día de hoy desprende aura de titularísimo. Ambos han estado escoltados desde los costados por el incansable Paris Adot -más centrado en proteger su flanco- y por un Dani Merchán que ha vuelto exultante de su última expulsión.

Pablo Larrea

El Algeciras ha acertado de lleno con su único refuerzo de invierno. Se hizo de rogar, pero Pablo Larrea ha encajado como un guante para suplir a Eric Montes. Desde un perfil diferente, Larrea ha llenado el mediocentro y funciona como un reloj. El madrileño aporta además esa dosis de veteranía. Una ganga en un mercado dificilísimo. Chapó por Jordi Figueras y Miguel León.

Álvaro Leiva

El resurgimiento del Algeciras no puede entenderse sin Alvarito Leiva. Los dos se han levantado al mismo tiempo aunque el algecireño venía currándoselo desde la vuelta de las Navidades. Leiva ha irrumpido por el camino largo, echando la puerta abajo desde la suplencia, con constancia y trabajo diario. El extremo ha marcado ya tres goles en la segunda parte de la liga y está jugando a un nivel cada vez más cercano con el que deslumbró con apenas 16 años. Ahora tiene 19 y otro porte, pero conserva la calidad, el desborde y esa magia innata que no se aprende en el fútbol. Si mantiene esa tónica, va a ser diferencial en la recta final para conseguir la salvación.

Los de arriba, obreros

Ese cambio de dinámica en el Algeciras va ligado también al trabajo desarrollado por los jugadores de ataque, concienciados de que todo el mundo tiene que bajar el culo y correr hacia atrás. Los Diego Esteban, Escudero, Tomás, Manín, Neco, Juan Hernández... han captado el mensaje y lo aplican al pie de la letra. Tomás se ha acoplado a jugar por delante de Merchán en la banda izquierda y los jugadores de banquillo están pegando bocados como se ha visto con Leiva o Manín.

El secreto de este Algeciras es que todos los eslabones estén sincronizados y que las lesiones concedan una tregua.

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