El Algeciras grita victoria en el Nuevo Mirador (2-0)

Algeciras/Por fin llegó la primera alegría en casa. Más que alegría fue un estallido de liberación. Muchísimo más que tres puntos. El Algeciras CFgritó victoria en casa y lo hizo a los cuatro vientos, a pleno pulmón. El equipo de Fran Justo se desquitó de todas las miserias acumuladas durante ocho jornadas con un partido prácticamente redondo. Y ojo porque delante no había un cualquiera. Los rojiblancos amansaron al Ceuta, a un aspirante firme al ascenso, a una fiera que no está acostumbrada a ser sometida. Esta vez todo cuadró, del primero al último, sin perder la concentración, con la tensión necesaria para un duelo de alto voltaje que terminó echando chispas con ambos banquillos enzarzados. Eran mucho más que tres puntos.

El Algeciras se adueñó del Derbi del Estrecho con pleno merecimiento. Rodrigo Escudero allanó el camino en el primer tiempo después de que Iker Venteo disipase todas las dudas sobre la portería. Cuando más buscaba hincar el colmillo el Ceuta, Marino Illescas rubricó en un lanzamiento de falta el tanto que dinamitó la moral de los caballas, que tuvieron sus ocasiones para haber devuelto la incertidumbre, pero entre Venteo, el esfuerzo colectivo, el aliento de las gradas y esa pizquita de fortuna el 2-0 se quedó clavado en el luminoso de un estadio feliz.

Como se dijo en la previa, un triunfo podía significar un vuelco a la situación, más si cabe en un grupo II de la Primera Federación que vive en un puño. Fran Justo dio con la tecla y su equipo dio la cara por él y por el vestuario. Se reclamaba un paso al frente, un partido de nervio, sin grandes lagunas y con el acierto necesario para obrar la tan necesaria primera victoria entre los muros del Nuevo Mirador. La conjura se alineó y el fútbol devolvió parte de lo que seguramente había venido quitando a los algeciristas. No se trata solo de meigas porque hubo decisiones por parte del cuerpo técnico que fueron determinantes.

El Algeciras presentó una alineación con cambios importantes. Fran Justo devolvió a la titularidad al capitán Iván Turrillo y dio entrada en la defensa al central Aleix Coch, que no era titular desde la primera jornada. La baja del algecireño Tomás, tocado, llevó al técnico a retrasar a Dani Merchán. El once, por tanto, quedó compuesto por Iker Venteo en su segundo partido en la portería; línea de cuatro con Paris Adot y Merchán en los laterales con Arnau Gaixas y Coch en el centro de la zaga; Eric Montes por delante de la defensa con Marino e Iván en la medular; Javi Avilés y Diego Esteban en los costados y arriba, Rodrigo Escudero.  

Venteo y Escudero, claves

El derbi comenzó con un Ceuta atrevido que avisó con un disparo de Aisar que se marchó alto. El Algeciras no se amilanó y buscó las cosquillas por el costado derecho, casi siempre en botas de Javi Avilés. No obstante, una buena internada de los albirrojos por la izquierda acabó con un centro que casi enganchó Escudero. El partido se jugaba con una palpable tensión. Los dos equipos trataban de imponer su estilo pero sin cometer errores. Al Algeciras se le veía fluido en una medular en la que Eric, Marino e Iván casaron a la perfección.

Poco después de que el árbitro obviase una falta clara de Sofiane que fue merecedora de amarilla, el Algeciras se salvó de encajar el 0-1 a la media hora. Iker Venteo respondió con un paradón por abajo a un cabezazo de Sofiane. El rechace tocó en un algecirista y dio en el palo. El Mirador resopló al tiempo que descubrió que había portero de garantías.

Lo que es el fútbol, cinco minutos después el Algeciras protagonizó una combinación de ataque para enmarcar con Paris Adot saliendo con fuerza y abriendo a la derecha, Javi Avilés poniendo un centro medido al corazón del área y, allí, Rodrigo Escudero resolvió de maravilla para batir a Pedro López en el minuto 37. El algecirismo rompió de júbilo. Los albirrojos llegaron al descanso sin más problemas que un remate acrobático de Belloti que se fue alto.

Marino y una falta para enmarcar

A la vuelta del intermedio y con el primer cambio bajo la manga, el Ceuta de José Juan Romero salió a dar bocados. Los caballas se aproximaron con una oportunidad de Taufek que se marchó por poco. El Algeciras se sacudió algo ese dominio y en un intento de llegada se produjo un choque entre Eric Montes y Aisar con amarilla para el caballa y una falta a favor del Algeciras buenísima al borde del área. Tras un par de minutos con el juego detenido para atender a los futbolistas, Marino se perfiló y marcó un auténtico golazo de falta directa que puso patas arribas el Nuevo Mirador.

Con 2-0 y media hora por delante, el Ceuta reaccionó con un triple cambio. Uno de los revulsivos, Jota, lo intentó desde fuera del área y despejó abajo Iker Venteo, muy enchufado. El guardameta se fue agrandando hasta solventar las mínimas fallas que se producían en una defensa que, en líneas generales, dio la talla.

Justo empezó a mover el banquillo en el minuto 67 con Javi Gómez por un fundido Javi Avilés. Aguantaban los albirrojos ante las embestidas del Ceuta, que tuvo otra ocasión con un disparo de Agüero que se marchó lamiendo un palo de Venteo. Manín y Neco Celorio entraron poco después para inyectar más piernas frescas en el Algeciras. Escudero e Iván Turrillo se fueron ovacionados.

En la recta final, volvió a tenerla el Ceuta con un disparo de Dani Aquino que atajó Venteo seguro y en el minuto 85 Javi Gómez perdonó la sentencia en un contragolpe mano a mano que desbarató Pedro López. Ahí estuvo el tercero.

El último suspiro del Derbi del Estrecho hizo honor a la historia de una rivalidad que se pierde en el siglo anterior. Los ánimos se calentaron antes de una sustitución y se originó una tangana con ambos banquillos enganchados. El árbitro paseó la roja por los dos lados y expulsó por doble amarilla al caballa Aisar. La pelotera afeó el encuentro y prolongó el partido siete minutos de tiempo añadido sin más en los que apenas sucedió nada, más allá de una posible penalti que reclamaron los caballas por manos de Arnau Gaixas, aunque el árbitro entendió que la tenía pegada al cuerpo.