La eterna huella de Montes en el Algeciras
Algeciras CF
Los héroes del ascenso a Segunda de 2003 y los veteranos albirrojos recuerdan al entrenador y brindan un emotivo homenaje a su familia en el Nuevo Mirador
Armada, por partida doble, Galiano y Luis marcan los goles de un equipazo que sigue jugando de memoria
Algeciras/José Luis Montes sigue muy presente en la memoria del Algeciras CF. Incontables recuerdos, anécdotas y batallitas inundaron el Nuevo Mirador con un mismo denominador común: Montes. Un nombre que ha dejado una huella eterna en el algecirismo por lo que logró como entrenador y por su legado humano hacia un privilegiado grupo de personas que nunca podrán agradecer lo suficiente haberse cruzado en la vida con alguien tan grande.
Los héroes del último ascenso a Segunda del Algeciras, presentes casi en su mayoría, y los veteranos albirrojos, con Julio Cabello a la cabeza, brindaron este miércoles 1 de mayo un emotivo y merecidísimo homenaje al añorado técnico, fallecido diez años después de aquella gloriosa gesta de la temporada 2002/03.
La familia de Montes vivió con emoción y agradecimiento el tributo. Su mujer, su hija, con la que guarda un enorme parecido físico, y su hijo fueron obsequiados sobre el césped con recuerdos y detalles por parte de los organizadores del homenaje. La directiva del Algeciras y el Ayuntamiento de la ciudad también se sumaron: flores, camisetas, unas figuritas y un cuadro enmarcado de aquella inolvidable plantilla tutelada por José Luis Montes. Bernardo Martín, el entonces presidente albirrojo, acompañó a los familiares de Montes y fue aplaudido con mucho cariño y hasta vitoreado. Y por supuesto no faltó el cariño incesante de los centenares de aficionados que se acercaron al estadio para rememorar la figura de un histórico.
Los exfutbolistas Ortiz y Verdejo, dos de los principales encargados de reunir al equipo de Montes en este día, hicieron posible la vuelta de casi todos. Solo unos cuantos (Bayarri, Aitor, Gartzen, Axier o Torres) no pudieron desplazarse por causas mayores, pero el espíritu de esa plantilla quedó reflejado en Iñaki (no jugó pero arengó desde el banquillo), Chico, Espejo, Abel, Castillo, Luis, Alonso, Pavón, Zamora o Armada, además de los "pipiolos" de aquel vestuario como Fran Amado, Bibi, Galiano, May o Lucas. José Antonio Asián, el brazo derecho de Montes en el banquillo, se hizo cargo de sus chicos este miércoles. Así lo habría querido Montes.
Enfrente, Julio Cabello y la asociación de veteranos del Algeciras congregaron dos combinados en una nutrida nómina de caras conocidas, algunas viejas glorias como Ventura o Villa y otros no tan viejos, todos con el fin de brindar el mejor homenaje posible a José Luis Montes.
El partido regaló momentos para los más nostálgicos. Más de uno demostró estar en buenísima condición física. Andrés Armada o Pavón están para jugar, repetía más de uno en la grada. Chico, con su inconfundible talla, se mueve como si los años no hubiesen pasado por él, como el mariscal de campo que tanto respeto infundía en aquella terrible Segunda B. Respeto y algo más también daba en sus días Espejo, que sigue siendo poderoso cuando conduce la pelota. Ortiz mantiene esa zurda mágica, Castillo sube la banda y centra, Abel se cuela como un puñal por su banda... Armada, que intentó hasta una chilena, abrió y cerró la cuenta con dos goles muy de Armada (uno de lucha y otro de cabeza), Galiano y Luis Fernández (éste tras una gran combinación) rubricaron los tantos del equipo de Montes, que no dejó la portería a cero de milagro por una genialidad del veterano Isaías. Durante 90 minutos muchos recrearon en sus retinas el indestructible Algeciras de Montes, esa máquina que jugaba de memoria y que si te metía un gol... apaga y vámonos. El tiempo pasa inexorable, pero algunas cosas nunca cambiarán.
Tras el pitido final e infinitos abrazos, los protagonistas pasaron por la ducha, disfrutaron de la exposición dedicada al míster por la Asociación del Patrimonio de Algeciras, en la que colabora Europa Sur con fotografías y crónicas, y saborearon un almuerzo con paella en los bajos del estadio, como tantas veces hizo aquel equipo para crear piña, una piña que perdurará siempre. "El bigote -como le decían cariñosamente- hizo un equipo a su imagen y semejanza, una familia, nos convirtió en lo que somos como deportistas y también como personas". Lo dijo uno que lo vivió en carne y hueso. Vendrán otros pero solo habrá un José Luis Montes.
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