Las notas de final de temporada del Algeciras 2022/23
Algeciras CF
Con el aprobado colectivo tras una sufrida salvación, 'Europa Sur' evalúa el rendimiento individual de la plantilla de Iván Ania
El Algeciras inicia el plan renove para la temporada 2023/24
El mapa de la Primera Federación 2023/24 empieza a dibujarse
Algeciras/Con el aprobado colectivo raspado y con sufrimiento hasta el último segundo para sellar la permanencia en Primera Federación, la temporada recién terminada por el Algeciras CF sigue dando pie a todo tipo de análisis y reflexiones. Uno de los debates habituales cada año a estas alturas pasa por evaluar el rendimiento individual de la plantilla algecirista, que por segundo curso consecutivo estuvo entrenada por Iván Ania.
La planificación de la próxima andadura se ha puesto en marcha en el Nuevo Mirador, donde la parcela deportiva ya ha anunciado las primeras bajas, algunas esperadas como las de Alvarito Romero y Roni y otras quizás no tanto. Aunque todo el vestuario ha puesto el modo vacaciones, Europa Sur cumple una vez más con su propia evaluación de las notas de final de temporada de los futbolistas del Algeciras 2022/23.
La portería del Algeciras ha tenido tres protagonistas a lo largo del curso: Pol Tristán, Juan Flere y Rubén Miño. El último en llegar, el que terminó la liga y el que más minutos disputó fue Rubén Miño (1.440 minutos). El experimentado meta catalán puso remedio (tarde pero a tiempo) al desaguisado de una posición que dio dolores de cabeza durante tres cuartos de campaña. Miño, una vez se asentó, dio calma atrás y logró más porterías a cero en un tramo de seis partidos que en el resto de competición. Sin grandes alardes, con alguna que otra parada crucial (como la de Majadahonda) y algún error evitable (como el de Riazor), Miño cumplió el reto para el que se le fichó en febrero. Aprobado. Pol Tristán (1.260 minutos) desaprovechó su gran oportunidad. El barcelonés se había ganado los guantes como titular en el tramo final de la campaña anterior, pero nunca logró hacerse sentir. Los chispazos quedaron en eso y la perdida de la confianza de la afición se contagió al césped y acabó por minar la moral de Ania. Suspenso. Cuando Pol flaqueó, el técnico dio la alternativa a Juan Flere (720 minutos). El argentino cedido por el Cádiz se lució en su estreno pero no aguantó el listón y entró en la misma dinámica que su compañero en un equipo que encajaba dos-tres goles por partido. Casi todo lo que iba entre los tres palos terminaba en la red. Suspenso.
La defensa del Algeciras ha tenido a siete protagonistas aunque en alguna que otra ocasión algún jugador ha tenido que ejercer de lateral improvisado. Carlos Albarrán (3.073 minutos) se ha constituido en el algecirista con más minutos disputados este curso y, por tanto, en el zaguero más regular. El de Badalona ha sido una amenaza constante desde el costado derecho con sus centros. Su pundonor, su regularidad y su aclimatación a la ciudad le han llevado a ser de los mejores. Notable. Tomás Sánchez (2.690 minutos) ha bajado un peldaño con respecto a su primer año. El algecireño ha sido indiscutible en el lateral izquierdo y ha jugado casi todo, pero su acierto tanto en defensa como en ataque no ha estado al nivel esperado de un futbolista de su talla. Si el año anterior fue el mejor tutor posible para un joven como Leiva, este ejercicio se le ha visto algo despegado de ese liderazgo en la caseta. Aunque hay quienes le quieren suspender, merece el aprobado justito del equipo.
El tercer defensa más usado y el primer central ha sido Jordi Figueras (2.529 minutos). Llamado para ser más un apoyo para el vestuario y un recambio de veteranía, Figueras ha tenido que pelear casi todas las batallas. Fiel al estilo demandado por el banquillo, el central cumplió con creces. Bien. Nico Van Rijn (1.772 minutos) se erigió en el otro central titular de la primera vuelta y reeditó la pareja con la que el Algeciras había acabado la liga anterior coqueteando con el play-off. Nico, que en ciertos momentos pagó su juventud, no se hizo fuerte en un equipo muy supeditado por su manera de presionar y de exponerse, sobre todo hasta que apareció un mediocentro como Mario Ortiz, con el que apenas coincidió. Suspenso. Admonio (1.343 minutos) representa un caso particular ya que estuvo ausente media temporada por una lesión que le obligó a pasar por el quirófano tras la primera jornada. Una vez volvió y cogió el tono físico, se metió en el once y no soltó el puesto. En la mejor racha algecirista se mostró contundente y cuajó buenas actuaciones. ¿Será capaz de hacerlo durante todo un año sin interrupciones? He ahí la cuestión. Bien mientras estuvo sano. Ale Benítez (1.068 minutos) tardó mucho en saltar a escena. El malagueño ejerció de lateral multifunciones para un Ania que le puso por la derecha y por la izquierda, según la necesidad. Algunos partidos le vinieron grande pero cumplió. Entre el aprobado y el suspenso. Amoah (1.001 minutos) empezó con hechuras prometedoras y una capacidad física enorme, pero se deshizo como un azucarillo. Perdida la confianza, de él y del resto, pasó a ser un hombre de refresco. Suspenso.
El centrocampista con más minutos, el segundo jugador con mayor participación y, un año más, el estandarte del algecirismo. Iván Turrillo (2.984 minutos) ha vuelto a demostrar que tiene cuerda para rato. El algecireño lo ha dejado todo dentro y fuera del verde. ¿Un último baile? Si él quiere, deberá ondear la bandera roja y blanca un curso más. Sobresaliente. Borja Fernández (1.789) ha estado y no ha estado al mismo tiempo en una campaña difícil para el vigués por las lesiones. Cuando su cuerpo se lo permitió, el Algeciras funcionó como un reloj en la zona ancha, pero cuando no estaba fino, sufrió. Bien pero muy condicionado a pesar de que su calidad es innegable. Pepe Mena (1.646 minutos) recorrió el camino inverso al año anterior. Esta vez fue de más a menos hasta prácticamente desaparecer en el tramo final y decisivo. Da la sensación de que el utrerano nunca ha llegado a dar su mejor versión con continuidad aunque tuvo partidos muy buenos. Un aprobado que sabe insuficiente para un futbolista que podría ser diferencial. Mario Ortiz (944 minutos) ha sido una de las claves de la salvación del Algeciras. Fichó en invierno en un mar de dudas por la lesión que arrastraba, pero Ania creía en él ciegamente y el tiempo le dio la razón. El mediocentro hizo clic y transformó defensivamente a un equipo que dejó de encajar goles. Su brega y su conocimiento del juego hicieron mejor al Algeciras. Notable alto. Juan Serrano (937 minutos) estuvo ahí cuando se le necesitó, pero la realidad es que tuvo escasa regularidad. El algecireño parece que ha perdido ese cañoncito con el que tanto brilló y tendrá que reengancharse a la rueda del fútbol fuera de casa. Suspenso. Iker Navarro (10 minutos). Una de las perlas más recientes de la cantera. Hablan maravillas de Iker, un mediocentro que apenas dio el primer pasito. Una lesión interrumpió su temporada y no se le puede calificar por diez minutos. Jugador a seguir a partir de este verano.
Siddiki (1.605 minutos) es de esos jugadores que te entra o no te entra por el ojo. De defenestrado pasó a querido por buena parte de la grada. Su compromiso a la hora de la verdad le hizo acabar como titular y dejó tres goles en su cuenta. Aprobado aunque haya sido uno de los descartes. David Martín (1.414 minutos) vino con una vitola que seguramente le perjudicó. Su clase no se reflejó siempre y la falta de pegada le condenó. Como Siddiki, fue a más, pero no lo suficiente. Suspenso. Ferni (737 minutos) vuelve a estar una temporada más totalmente condicionado por una lesión grave. El talaverano, tan indispensable como comodín para Ania, apenas tuvo tiempo para disfrutar del fútbol. Un caso más que estuvo bien cuando estuvo sano. Rodrigo Sanz (378 minutos) recaló en invierno y jugó con cuentagotas, casi siempre como refresco desde el banquillo. Hay pocos argumentos para poner una nota que se pueda considerar justa. Sin calificar.
Arriba, el Algeciras volvía a partir con una de las mejores duplas goleadoras de la categoría, una sociedad estelar en Primera Federación. Roni (2.923 minutos) estuvo lejos del Roni del primer año. Muy lejos para muchos aficionados. El delantero padeció casi desde el principio, le costó un mundo ver puerta y acabó por ser casi la única referencia de ataque de un equipo que sobrevivía a las lesiones. Su trabajo oscuro dentro del campo fue constante. Muy lejos del sobresaliente anterior, hay quienes querrían suspenderle, pero merece al menos el aprobado. Alvarito Romero (2.097 minutos) se convirtió en el principal sustento goleador del Algeciras hasta que sufrió la rotura de ligamentos que finiquitó su temporada. Mejor o peor, siempre era el jugador diferencial arriba, el que condicionaba a los rivales y una fuente continua de penaltis, algo que derivó en varias polémicas. Estuvo bien aunque tuvo lagunas. Iñaki Elejalde (1.938 minutos) tuvo un momento muy bueno, pero acabó muy mermado físicamente en la segunda parte de la competición. El madrileño aportó chispa, remate y cinco golitos que pudieron ser algunos más con algo de fortuna. Bien. Pimienta (13 minutos). El tarifeño fue el otro canterano que gozó de su día de gloria con unos minutos. Otro joven de la casa al que seguir la pista si se mantiene en la disciplina de los mayores.
Los tres futbolistas que comenzaron la temporada con el Algeciras y se marcharon en invierno lo hicieron, lógicamente, porque no encajaron o dieron el rendimiento esperado. Unai Veiga (676 minutos), Mizzian (315 minutos) y César García (198 minutos) engrosan la lista de suspensos.
También te puede interesar
Lo último