También se hace camino al empatar (1-1)

Algeciras/Durante un rato, el algecirismo fantaseó con una nueva victoria -¡la quinta seguida!-, con 46 puntos, y en los grupos de WhatsApp los más osados mencionaban la palabra prohibida: playoff (de ascenso). Entre el gol del Arnau Gaixas en el minuto 20 y el empate de Lucas Vacas para el Sanluqueño en el 49 -con el descanso por medio-, fue más que legítimo dejarse embelesar por la ensoñación. Pero en la Primera Federación, uno no puede soñar demasiado ni irse por las ramas porque el fútbol te devuelve a la realidad de sopetón. El Algeciras se tuvo que contentar con un empate ante el Atlético Sanluqueño en el Nuevo Mirador, un resultado positivo, no se engañen, un punto que acerca algo más el objetivo y que mantiene a los rojiblancos en línea recta hacia la meta de la permanencia. Con 44 puntos y cinco finales por delante, tan solo queda rematar la faena y disfrutar. Lo demás, seamos sensatos, tocará cuando tenga que tocar y cuando se pongan los cimientos y los recursos necesarios.

Estaba claro que la espectacular racha de triunfos del Algeciras algún día tenía que parar. El conjunto de Fran Justo prolongó su estado de gracia todo lo que pudo y más. El primer tiempo fue en muchos sentidos una prolongación de esa confianza, de ese dominio de la situación demostrado en el último mes, con un Algeciras calculador, acertado en las dos áreas y con esa pizca de no sé qué que también se palpa en el verde. Pero ese duende se fue evaporando con el empate de un bravo Sanluqueño, mucho más que un equipo peleón. El Atleti fue llevando el partido adonde quería y se lo pudo llevar perfectamente. Afortunadamente para los de rojo y blanco el Nuevo Mirador impone respeto, ahora más que nunca, y puntuar aquí vale oro en polvo.

Al Algeciras le pesó que pudo sentenciar en la primera mitad. O si no sentenciar, dejar el resultado muy de cara con un 2-0. Manín y Tomás se toparon con Samu Pérez antes del intermedio. La lesión tempranera del capitán Iván Turrillo se sumó a esas molestias que vienen apareciendo en este tramo porque el vestuario está yendo al límite. Cayó el goleador Escudero, este domingo Iván, Tomás jugó tocado... y otros jugadores se quedaron en el banquillo porque estaban muy justitos. Ya lo avisó el entrenador en la previa. Los que jugaron se dejaron las piernas y el alma, y no se le puedo poner un solo pero al partido del Algeciras.

Fran Justo armó una alineación intuible con Pablo Larrea de vuelta a la sala de máquinas por un Tomás que ya había acabado dolorido la semana anterior ante el Alcorcón. El míster echó a Diego Esteban a la izquierda y adelantó la posición de Iván Turrillo, aunque el gran capitán tuvo que pedir el cambio al cuarto de hora en el primer contratiempo de la tarde.

El Algeciras tardó cinco minutos en mandar el primer aviso con su primera saque de esquina, cabeceado fuera por Arnau Gaixas. Calentaba la pizarra de lo que estaba por venir. El Sanluqueño se mostró animoso en un intento de eslalon de Álex Guti. El algecireño protagonizó la mejor ocasión para los visitantes al cuarto de hora con una internada que cogió la espalda de la defensa y acabó con un disparo cruzado que se marchó fuera por poco.

Los de casa, ya con Tomás por Iván y el esquema reorganizado, encontraron premio desde la esquina. Marino botó desde el perfil derecho del ataque y Arnau Gaixas conectó un derechazo imparable. Otra vez el balón parado, otra vez la estrategia dando frutos.

El tanto enrabietó algo a un Sanluqueño que siguió buscando las cosquillas aunque el Algeciras comenzó a apoderarse de la situación, cada vez con más balón, con esa calma del momento, sin las prisas del de enfrente. De hecho, el partido se puso franco para los de Fran Justo, con dos claras oportunidades para hacer el segundo. La primera llegó tras una pérdida de David García en la que Manín puso a prueba con Samu con un disparo bajo pegado a un poste. La segunda, más clamorosa si cabe, llegó en el minuto 37 y la tuvo Tomás con un tiro cruzado que Samu desbarató con las piernas. Diego Esteban había habilitado al algecireño. Hubo una tercera que no llegó a contar con llegada después de que Amoah fallase y rectificase un balón que le iba robando Manín, pero defensa exalgecirista se jugó el tipo y arregló el entuerto.

El descanso llegaba con la sensación de que el Algeciras tenía el partido como quería y con muchas papeletas para cerrarlo en el segundo tiempo. Sin embargo, la sensación postrera iba a ser otra.

El Sanluqueño encontró el empate con justicia y pocos minutos después de volver de la caseta. Los de Salmerón se colaron por la izquierda de su ataque y allí Lucas Vacas se fabricó un chut cruzado que Lucho no pudo desbaratar. Primer gol encajado después de tres jornadas imbatido. El partido cambiaba por fuerza y se notó rápido en un Tomás algo pasado de revoluciones y encarado con el árbitro, antes y después de la amonestación, aunque el algecireño se templó.

El Algeciras se rehizo pero fue perdiendo gas. Los de Sanlúcar se sentían cada vez más cómodos y ponían a prueba las defensas rojiblancas. Los antiaéreos respondían de maravilla, así que Borja Vázquez lo intentó desde la distancia y Lucho respondió con una parada. Los de Justo vieron algo de claridad en un acercamiento de Diego Esteban, pero el Sanluqueño llamaba a la puerta, ahora por medio de Sofiane.

Se echó en falta esta vez algo de aire desde el banquillo, aunque a los tocados había que unir la sanción de Neco Celorio. Alvarito Leiva trató de echarse al equipo a las espaldas y protagonizó alguna que otra escapada que terminó en falta. El Atleti tenía claro quién no podía correr por nada del mundo. El algecireño no marcó esta vez, pero se vació hacia adelante y hacia atrás.

La entrada de Lautaro en el minuto 82 fue un poco el aviso de que tocaba asegurar lo que no se había ganado. Más vale punto en mano... El Sanluqueño achuchó con moderación, sin perder la cabeza, pero tuvo una buena ocasión en botas de Adri Cuevas en el minuto 92. Querían los tres, pero el empate les da vidilla, mucha. Y el Algeciras sigue a lo suyo, seis jornadas sin perder y sin desviarse del foco, como dice Fran Justo, y sabedor de que todavía queda tela por cortar aunque el traje de la salvación está a falta de pocas puntadas.