El Algeciras sella la reconciliación

Algeciras/El algecirismo saborea la victoria del pasado sábado ante el Ceuta y no es para menos porque el Nuevo Mirador llevaba demasiado tiempo sin festejar. Los albirrojos ganaron en casa por primera vez esta temporada, por primera vez con Fran Justo a los mandos. El Algeciras acabó con una sequía que se prolongaba desde el 5 de mayo de este año cuando un sufridísimo triunfo ante el Atlético Baleares certificaba la permanencia en Primera Federación. Habían pasado 167 días o, dicho de otra manera, 24 semanas o 5 meses y pico, según como lo quiera ver cada uno. Demasiado tiempo.

Una victoria lo curaba todo, de eso no cabía duda, pero también fue importante la manera en la que el Algeciras se trabajó los tres puntos contra el Ceuta, contra un rival de talla llamado a estar en la pelea por el playoff de ascenso por mucho que su entrenador diga lo contrario. Algo hizo clic en el cuadro algecirista. El entrenador atinó en medio de unas circunstancias marcadas por dos lesiones, la del portero Lucho (que ya se conocía) y la del algecireño Tomás, que va a tener que parar unas semanas. Justo dio en el clavo con la vuelta de futbolista de peso, jugadores que no estaban teniendo el foco como Aleix Coch o el capitán Iván Turrillo. Todo encajó, empezando por el meta Iker Venteo, que en su segundo partido demostró que puede velar por el marco albirrojo.

Los detalles, como suele repetir el entrenador, esta vez sonrieron a un Algeciras que afinó la puntería (o más bien aumentó su eficacia) y mantuvo la concentración más minutos para evitar que le marcasen un gol. Es la segunda vez en nueve jornadas que los de Fran Justo consiguen dejar su portería a cero. Las dos veces se tradujeron en las dos victorias que suma el plantel. Es evidente que el no encajar allana el camino hacia los tres puntos, más aún a un Algeciras que ha marcado en todos los encuentros menos en uno, el de Mérida.

El final del Derbi del Estrecho escenificó esa necesaria reconciliación entre el vestuario y los aficionados. La rabia y el descontento acumulados se liberaron por los poros en forma de una alegría balsámica. Las gradas reconocieron el esfuerzo y el buen partido a los suyos y los futbolistas correspondieron con aplausos con esa especie de ritual que parecía haber perdido fuerza durante la mala racha.

Fran Justo valora, por encima de casi todo, la estabilidad. El gallego va a tener ahora margen para continuar trabajando en un entorno más tranquilo. Más allá de haber alcanzado la barrera de los 10 puntos y salir por fin de los puestos de descenso, el técnico se quita la losa de encima de la victoria en casa y el equipo sale de un bache que se había pronunciado precisamente por haber sumado tan poco en su feudo. Justo resaltó la fortaleza mental del vestuario para haber capeado un temporal que corría el riesgo de tornarse en tormenta total. El Algeciras es consciente de que no debe bajar el pistón si quiere seguir por el camino de los puntos, pero esta victoria inyecta moral y disipa los malos augurios, aunque sea por el momento.