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El Algeciras se sobrepone a sus miedos (2-1)

Algeciras CF - Fuenlabrada | La crónica

Los albirrojos cantan victoria dos meses después en el Nuevo Mirador y se alejan a cuatro puntos del descenso

Borja desatasca a falta de un cuarto de hora un partido que se había puesto feo

El vídeo resumen del Algeciras CF - Fuenlabrada

La acción del 1-0 del Algeciras ante el Fuenlabrada. / Erasmo Fenoy

Algeciras/Respira el Algeciras CF y lo hace por fin con una victoria celebrada a pleno pulmón en el Nuevo Mirador. Todos los fantasmas que atenazan y persiguen a los albirrojos desde que empezó la temporada volvieron a planear por el estadio de La Menacha, pero esta vez no, esta vez un cañonazo con embrujo gallego de Borja Fernández espantó a la miseria. El equipo de Iván Ania agarró un triunfo de incalculable valor (2-1) tras tumbar al Fuenlabrada, a un rival que deja en la lona del descenso.

Roni enderezó la tarde con un gol tempranero, al cuarto de hora, y polémico porque fue en una de esas acciones que suele acabar con la típica falta al portero. Pero ni Craninx agarró la pelota ante Albarrán ni el colegiado vio nada punible. El Fuenla, sin embargo, contestó al inicio del segundo tiempo, en esa fase en la que no se sabe aún por qué suele entrarle el miedo al Algeciras. Diego repuso las tablas a la contra y todo el estadio se llenó de pánico como el día del Ceuta y como en muchos otros tantos días. Pero esta vez no. Esta vez el banquillo dio a la luz con Borja, un lujo como recambio y un futbolista capaz de armar un disparo con la zurda para desatascar a su equipo y para dar tres puntos que quién sabe si pueden marcar el rumbo definitivo hacia la ansiada permanencia en la Primera Federación.

La segunda alegría consecutiva del Algeciras, con seis puntos de seis, pone a los albirrojos con 31 en la clasificación, más cerca de la zona templada y con cuatro puntos de colchón sobre el pozo. Esto ya es otra cosa y supone un alivio antes de dos desplazamientos seguidos hasta la lejana Galicia, a Ferrol y a Pontevedra.

El Algeciras jugó seguramente uno de los partidos más embarullados como local. Con muy pocos ratitos de fútbol pero muchísimo corazón, los de Ania tuvieron que hacer a sus miedos (que son muchos) y a un oponente con el agua al cuello que pareció infinitamente más frío, para lo bueno y para lo malo.

Iván Ania respetó el once de la victoria en León prácticamente íntegro. El técnico devolvió a la alineación a un peso pesado como Álvaro Romero, de regreso tras cumplir sanción, en detrimento de David Martín.

El Mirador alzó el telón con camisetas y una pancarta de apoyo para el querido aficionado Martín Gil, que libra su particular batalla en el hospital Punta de Europa. El partido comenzó con el Fuenla decidido a buscar el camino más recta hasta el área del Algeciras. Los madrileños trataron de burlar las espaldas de los centrales. Los rojiblancos quisieron tener el balón pero no encontraban esa circulación por el medio porque Mario Ortiz estaba tapado por dos hombres. Al menos, mientas duró la presión asfixiante de los azulones.

Las gradas se encendieron con la primera entrada brusca sobre Romero. Fue la chispita que precedió a unos minutos de empuje del Algeciras en los que llegó el primer gol. Cumplido el cuarto de hora, una acción a balón parado acabó con el meta Craninx chocando por las alturas con Albarrán y el balón muerto en el área chica para que Roni marcase a placer. El Algeciras celebraba mientras el Fuenlabrada se desvivía en protestas hacia el árbitro. En el 90 y pico por ciento de las veces, ese lance acaba en falta al portero, aunque Craninx también tuvo su cuota de responsabilidad con una salida tan blandita.

Superado el trance, los azulones tuvieron una oportunidad con una falta cercana al área que Aguirre lanzó alto. Miño salió de puños en otra falta lateral que llegaba con peligro. El cancerbero albirrojo no quería complicarse como lo había hecho el contrario, quien curiosamente estuvo a prueba unos días antes de que él firmase.

El fútbol apenas compareció en un primer tiempo muy atropellado, en el que casi no se daban dos pases decentes. La ansiedad dominaba a los dos equipos a pesar de que el Algeciras jugaba ya con el viento de cola. Los albirrojos se mostraron con nervio tanto arriba como abajo. Al filo del minuto 40, Álvaro Romero protagonizó una internada por la izquierda que a punto estuvo de encontrar rematador. Eso sí, cuando el balón rondaba campo propio, la incertidumbre recorría las gradas. Y más tras el susto que dio Miño al sacar en largo y estrellar el balón en el delantero que presionaba... Menos mal que llegó el descanso.

A la vuelta de la caseta pasó lo que tantas veces viene ocurriendo. El Fuenlabrada empató en el minuto 50 en una contra letal conducida por Diego que se escapó de Van Rijn y batió a Miño con temple. Con muy poquito, los madrileños hicieron tambalearse a todo el entramado algecirista. El resultado empezó a desquiciar a las gradas, a unos aficionados que se impacientaban ante la falta de soluciones de su equipo.

Los peores momentos del cuadro de Ania pudieron costar el segundo tanto visitante. En el 58' remató a la media vuelta de Diego y atajó Miño abajo. En ese toma y daca de puro nerviosismo pudo marcar Roni en el 62' pero se hizo enorme Craninx y cinco minutos después fue Diego el que pudo encañonar a placer en un centro desde la derecha que no alcanzó. Ahí la tuvieron los azulones.

Borja enciende la luz

Con los cambios y ya sin un Romero bastante desacertado sobre el verde (quería hacer demasiadas cosas a la vez), el Algeciras volvió a equilibrarse lo suficiente para pisar el área contraria y encontrar, tras un saque de banda, el chutazo de Borja que subió el 2-1 en el minuto 73. Un balón de oxígeno en toda regla que amansó las aguas y reconectó al público en el partido.

El resto fue el manual algecirista del más absoluto sufrimiento, con un equipo con menos grilletes y un Fuenla anímicamente muy tocado que se aferraba a la heroica. La hinchada del Nuevo Mirador echó el resto hasta el 97 largo y, dos meses después, la parroquia rojiblanca volvió a cantar victoria en casa para refrendar la reacción de un Algeciras que vuelve a estar en la senda correcta.

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