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Nueva naviera en el Estrecho

El año que la cantera asumió el protagonismo

Doce de los 22 jugadores que han terminado la temporada en la Balompédica son naturales de La Línea · Rafael Escobar, con su brillante regreso, y Copi, con sus 33 goles, los nombres propios de la temporada · El quinto título de campeón y el pasillo del eterno rival, los momentos más celebrados por la hinchada

Rubén Almagro / La Línea

30 de mayo 2011 - 09:24

El ascenso que ayer consumó la Real Balompédica, el cuarto de su historia a la Segunda división B, será recordado con el paso de los años por el éxito que supuso el regreso de Rafa Escobar al banquillo, por los 33 goles que convirtieron al algecireño Isaac Luis Chico Copi en el máximo artillero de toda la Tercera nacional, por la victoria de los albinegros en el Nuevo Mirador, por el pasillo que el eterno rival realizó a un equipo que acababa de proclamarse campeón de grupo a falta de tres jornadas, por la reconciliación del club con su hinchada… pero, por encima de todo, la temporada 2010-11 ha sido la de la consagración de la cantera linense.

El pasado verano, después de la decepción que produjo que la Balona no lograse la clasificación para la liguilla, la directiva albinegra, encabezada por Alfredo Gallardo, determinó que era el momento de concretar un proyecto que había empezado a fraguar unos años antes y que perseguía dar protagonismo a los jugadores de la casa en la primera plantilla. Paradójicamente la culminación de este relevo generacional se produjo justo en el momento en el que abandonaba el club el mentor de muchos de los chavales que este año han despuntado: David Rico.

No hay que olvidar que doce de los 22 jugadores que han finalizado la temporada son naturales de La Línea: Borja; Francis, Iván Collado, Javi Gallardo, Olmo, Steven, Antonio Merino, Alberto Merino, Carlos Guerra, Ismael Chico, Ezequiel y Javi Catalán. Entre los diez restantes se encuentran casos como el del gibraltareño Joseph Chipolina o el mencionado Copi, que ya eran parte del patrimonio de la entidad.

El cordobés Rafa Escobar afrontaba su tercera andadura en el club. En las dos primeras había sido destituido antes del final, pero en esta no sólo demostró haber madurado en cuanto a trato con la afición y prensa -sus errores más denunciados en etapas anteriores- sino que supo utilizar la mano izquierda para controlar el vestuario, concediéndole a todos y cada uno de sus hombres algún minuto de gloria.

Pero no fue un camino de rosas. Tras la décima jornada los resultados sacaron todos los fantasmas a pasear. La Balompédica sólo había logrado dos triunfos, era duodécima y estaba a seis puntos de la cuarta plaza, que por entonces ocupaba el Algeciras. Para colmo, su fiel hinchada le había vuelto la espalda. Ese periodo se cobró algunas víctimas: Gabi Frías y Biri tuvieron que abandonar la entidad.

Alfredo Gallardo se mantuvo firme: Escobar era su hombre. Catorce días después de una dolorosa derrota en El Palmar de Sanlúcar que había disparado las alarmas la Balompédica vencía 0-2 en El Puerto. "La Balona se desentierra" tituló este periódico. Y el encabezado no puso ser más acertado. Los albinegros enlazaron trece jornadas sin conocer la derrota y en ese periodo uno de sus éxitos más celebrados fue el triunfo 0-2 en el Nuevo Mirador sobre el Algeciras, que además suponía el desembarco en la zona de liguilla en detrimento precisamente de los albirrojos. Ése resultado marcó un punto de inflexión para que la grada empezase a registrar mucho mejor aspecto. La plantilla había recuperado la confianza de su gente.

En la vigésimo segunda jornada la Balompédica venció el sábado 22 de enero en Ayamonte (1-2) y rentabilizó una inesperada derrota del Pozoblanco en Los Palacios (3-0) para auparse a la primera plaza. Un privilegio que no sólo no abandonaría en lo que restaba de competición, sino que le permitiría proclamarse campeón con un empate en Puerto Real el 24 de abril, con tres jornadas aún por disputarse. La fiesta no se hizo esperar y el Sancho Dávila se constituyó durante un rato en una improvisada embajada de La Línea.

La condición de campeón de la Balona dio pie a una de las escenas que marcan la temporada y por la que su hinchada había estado suspirando desde semanas antes. El Algeciras hizo el pasillo de campeón a una Balona que saltó al césped en el Clásico con su capitán Ismael Chico al frente con el título de campeón de 1999 en las manos, a manera de homenaje. La derrota ante el eterno rival se convirtió para la parroquia local, que acudió en masa al partido, en una mera anécdota.

El tramo final de la temporada no fue más que un trámite al que los linenses pusieron punto y final con una amplia victoria sobre el Conil cuya mayor importancia residió en que Copi anotó por partida doble, alcanzando las 31 dianas con las que finalizó la fase regular. Su escudero fue David Hernández, que olvidó problemas personales para dar la cara por su club, convirtiéndose en otro de los niños mimados de la grada.

El sorteo del 16 de mayo emparejó a la Real Balompédica con un enemigo temible, el CD Tudelano, el primero de los equipos que se había proclamado campeón de grupo en todo el país, con una pareja de delanteros tan conocidos por reciente paso por la UD Los Barrios como temibles por sus números: Pacheta e Iván Moreno.

El partido de ida, en el que los de Escobar hicieron méritos sobrados para haber dejado sentenciada la eliminatoria, se resolvió con un triunfo de los locales por uno-cero. Sin embargo, para la historia queda la imagen de más de 300 linenses que se cruzaron España de lado a lado para arrimar el hombro.

El broche de oro lo puso la inolvidable jornada de ayer. Con el Municipal hasta las trancas, la Balompédica consiguió regresar a Segunda B. La Tercera ya es historia. Y ésta es la historia de un año que por derecho propio ya ha entrado en el corazón de los linenses y de los balonos.

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