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Algeciras CF - Real Balompédica Linense | El Clásico
Algeciras/El Algeciras CFresurgió cuando más falta le hacía y en el partido que mejor se le da en los últimos años para vencer por la mínima en el Nuevo Mirador a la Real Balompédica Linense, a una Balona falta de colmillo que, sin desengancharse de la pelea, tuvo su gran oportunidad para arañar el empate en el último suspiro. Pol Tristán atajó el disparo de Nacho Heras. La mayor intensidad de los albirrojos en el primer tramo se tradujo en el gol de Carlos Albarrán que decantó la balanza. Los de La Línea intentaron de todo en un segundo tiempo más templado. Los de Iván Ania perdonaron la sentencia a la contra y los de Rafa Escobar fallaron la que tuvieron. La ley del fútbol en una noche con más pasión y espectáculo en las gradas que sobre el césped.
El Clásico del Campo de Gibraltar fue la medicina perfecta para un Algeciras que llegaba al límite del precipicio y en puestos de descenso tras el comienzo de la 15ª jornada. La Balona, con un punto más antes del pitido inicial y con el crédito obtenido por la fulgurante llegada de Escobar, vio como su plan de hacer un partido largo se caía demasiado pronto. Los albinegros, tras el 1-0, llevaron el partido más a su terreno, pero echaron en falta más mordiente para tratar de tambalear a una defensa algecirista que logró mantener la portería a cero después de más de un mes.
El Algeciras-Balona quedó marcado por un arranque más enérgico del equipo de casa. Con el jaleo mayoritario de un estadio con más de cinco mil almas, los de Iván Ania saltaron con una marchita más que una Balona que quería partir del orden, de ese sello Escobar, para buscar las cosquillas con el desborde de Koroma o el toque de Toni García, los dos elegidos para arrimar las ascuas a Nacho Heras. El Algeciras olvidó su cúmulo de desgracias, su bache de resultados y su situación en la tabla, y jugó como si hubiese reseteado el disco duro por completo. No fue el Algeciras más brillante ni el que más fútbol propuso, pero sí fue el Algeciras más serio, sólido y solidario en mucho tiempo. Y la parroquia lo supo agradecer.
Los dos equipos se presentaron con las galas que se presumían: el Algeciras cubrió la baja de Tomás en el lateral izquierdo con Ale Benítez, Albarrán regresó a la titularidad para cubrir el costado derecho y la novedad del centro del campo hacia adelante fue el regreso de Ferni al once. La Balona, por su parte, ejecutó la variante obligada del sancionado Yassin Fekir con la puesta en liza de Toni García y, además, Rafa Escobar metió a Víctor Mena por Connor Ruane en el lateral zurdo.
El Algeciras saltó como encorajinado y a los tres minutos Elejalde buscó portería en un remate que Fran Morante abortó cuando enfilaba la meta. La Balona se arrimó por primera vez a los siete minutos con un disparo de Masllorens que replicó al instante el local Álvaro Romero como una oportunidad más o menos clara, atajada por Varo. Las cartas estaban ya sobre el tapete.
Ese empuje rojiblanco dio pie al gol de Carlos Albarrán, a la salida de un córner en el minuto 12. El Nuevo Mirador estalló de júbilo, a excepción lógica del nutrido sector de aficionados de la Balompédica. El primer cuarto de hora se jugaba al ritmo que dictaba el Algeciras.
Sin embargo, el efecto ventaja o el saber estar de la Balona fue amansando la inercia inicial. Koroma mandó un aviso desde la frontal en el minuto 21. Los albinegros se aferraban a su idea, sin perder los papeles, a sabiendas de que quedaba muchísimo por delante. Lo más sorprendente, quizás, es que el Algeciras hizo lo que no venía haciendo tan a menudo: no complicarse la vida atrás y jugar en largo cuando la presión achuchaba. El descanso irrumpió como una posibilidad para hacer ajustes en uno y otro bando.
El segundo periodo alzó el telón con un chut de Iván Turrillo desde la distancia. Rafa Escobar comenzó a hacer variantes pronto: Omar Perdomo y Antonio Romero dieron otra cosa al conjunto de La Línea, sobre todo el canario. Ahora tenía más el balón la Balona, aunque sin profundidad ni remate, mientras que el Algeciras, al que le pasaba factura el cansancio, se agazapaba para buscar alguna contra que le diese el segundo tanto.
Tras un disparo intencionado de Antonio Romero, el Algeciras desperdició una oportunidad en el 61' que acabó con disparo mordido de Iván que atajó Varo. Omar Perdomo puso a prueba a Pol Tristán a renglón seguido. La igualdad se palpaba en el ambiente aunque la sensación era que el Algeciras no estaba sacando rédito a las ocasiones que se brindaban al contragolpe ante una Balona volcada cada vez más en buscar el campo contrario. Escobar hizo debutar al británico Bobby Duncan y acabó por quemar todas las naves con cuatro atacantes.
La recta final del Clásico, con esa tensión implícita más el añadido de un resultado corto, se libró con dos equipos dispuestos a estar en el campo contrario. Ania reforzó el centro del campo por una cuestión de piernas pero quería tener el balón. El problema es que los algeciristas no atinaron en un par de escapadas bastantes claras. Se acercaba el minuto 90 cuando la Balona tuvo su gran oportunidad: balón filtrado por Perdomo al centro y remate de Nacho Heras salvado por Pol Tristán. El portero, machacado por su actuación en el empate de Vigo, recogió el guante lanzado por su entrenador y no se arrugó en un partido grande, en un día para terminar de hundirse o levantarse, como hizo su equipo. Pol se reivindicó.
El tiempo extra se evaporó tras la expulsión por la segunda amarilla a Jesús Muñoz en medio de una atmósfera de alegría y alivio entre una hinchada algecirista que vuelve a ver la luz. La resignación presidió a los valientes aficionados balonos que poblaron en gran número el Fondo Norte del Nuevo Mirador. Los típicos piques de la rivalidad quedaron donde tienen que quedar.
El Clásico deja al Algeciras con 19 puntos en la décima posición, tres por encima del descenso, y la Balona se mantiene con 17 puntos fuera de la zona de peligro.
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